Las revelaciones de Jorge Rial: la infancia en la calle, cómo fue su primera vez y la conexión especial con su nieto

Después de su regreso a la pantalla chica en Sobredosis de TV, el conductor de Argenzuela repasó su trayectoria en el periodismo y habló de sus vínculos laborales y familiares

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Jorge Rial habló con Leandro Rud en La Noche (C5N)

Siempre es interesante escuchar a Jorge Rial, más aún cuando su nombre estuvo en la agenda mediática de los últimos días y por diversos motivos. El conductor de Argenzuela en las mañanas de Radio 10, debutó este sábado al frente de Sobredosis de TV el próximo sábado por C5N y hace unos días anunció su separación de Romina Pereiro luego de cinco años de relación. Con las emociones en carne viva, el periodista estuvo con Leandro Rud en una charla de viejos amigos que se ponen al día y Jorge se animó a visitar viejas historias: sus años carentes y felices en Munro, el camino hasta la constitución de un periodista referente en el rubro de espectáculos y la reinvención del amor que significó la llegada de su nieto Francesco.

Durante su paso por La Noche, que conduce el empresario en C5N, Jorge recordó su infancia en la zona trabajadora de Munro, criado en una familia de clase media baja. “Más baja que media”, aclaró. Hijo de un almacenero y un mozo y una ama de casa, contó que hasta los 8 años armaban una cama en el almacén familiar y allí dormía. Y apuntó otros recuerdos para graficar la situación. “Mi vieja me hacía unos sándwiches ‘de aire’, que eran pan y aceite. Y cagábamos en una letrina”.

A pesar de esas carencias, Jorge se observa a la distancia como un chico feliz y marca la infancia como los mejores años de su vida: “Yo vivía en la calle, jugaba a la pelota todo el día”, describió. También en esa cotidianeidad encontró el primer amor: “Se llamaba Graciela, vivía a la vuelta de casa. Estaba embobado con ella, era tres años más grande que yo. Fue la primera que me sentí enamorado y con ella tuve mi primera relación. Debuté con amor, después ya no me acuerdo”, bromeó.

Jorge Rial durante su visita a Leandro Rud en La Noche (Captura C5N)
Jorge Rial durante su visita a Leandro Rud en La Noche (Captura C5N)

Pero ese niño callejero, que dormía entre cajas y latas y se levantaba a primera hora con el arribo de los proveedores ya soñaba con ser periodista. “Mi viejo leía Crónica y a mí los títulos me volvían loco; y escuchaba Radio Colonia, y escuchaba las noticias de la guerra de Vietnam”, relató con la misma fascinación de sus diez años. Y para conectar con el presente, aventuró que le encantaría cubrir el conflicto entre Rusia y Ucrania: “Me encantaría, cómo que no. Yo soy periodista”, afirmó como una declaración de principios.

En este viaje entre el pasado y el presente, contó que su padre falleció en 1990, cuando su trabajo recién comenzaba a ser visible, y en cambio su madre vivió hasta el 2002, por lo que sí pudo verlo como un periodista consagrado. Un camino arduo y con una exposición tan alta que fue necesario encontrar cómo sostenerse. “Voy a terapia dos veces por semana, si no no podría estar acá. Sin la ayuda de mi familia y de mi psicóloga Diana que me sacude. Es el único lugar al que no falto, llego temprano y para mí fue muy importante. Porque podés ser inteligente y pillo, pero hay cosas que se te escapan”.

“Soy fuerte. A mí me tenés que pegar un tiro en medio de la frente para derrumbarme. Lo han intentado. El año pasado cuando dejé la tele, muchos apostaron e incentivaron, que era mi final”, aseguró. Y consultado sobre por qué respondía y se enganchaba en algunas peleas, fue contundente: “Porque no puedo con mi genio”, resumió. “De vez en cuando hay que demostrar que uno es humano pero a mí no me angustia, se me pasa rápido. No me queda adentro, y eso es gracias a la terapia”, aseguró, y puso como ejemplo la discusión que tuvo en los pasillos de Radio 10 con Elizabeth Vernaci y que tomó estado público. “Fueron puteadas de tránsito. Ya está, se pasó. Yo la quiero y sé que ella también a mí. Salvo con muy pocas personas no tengo problemas con nadie, me olvido rápido. Fijate lo que pasó en la tele, me fui un viernes y me olvidé”.

Así confirmó Jorge Rial su separación de Romina Pereiro (Argenzuela - Radio 10)

Durante la charla y su viaje por el periodismo, Rial se refirió a su salida de la televisión: “Para mí no fue un fracaso, creo que me fui a tiempo. La tele se fue a la mierda”, sentenció y se refirió a sus últimos meses en el aire. “Te puedo hacer una lista todo lo que me pasó ese tiempo en el aire y tengo 500 excusas para echarle la culpa, pero a mí no me gusta poner excusas. Fue responsabilidad mía, pero para adentro se lo que pasó. Hubo cosas externas e internas. Yo tomé esa decisión porque la necesitaba, no daba más”, recordó, y agregó que no sintió dolor ni angustia: “Tomé la decisión solo, en 48 horas, en el parque de casa: una silla, un habano y el Indio Solari”, graficó.

Consultado por las mujeres que lo habían hecho llorar, Jorge fue elocuente y se manifestó a favor de exteriorizar las emociones: “Todas te hacen llorar por algo, alegrías o tristezas, pero hay que decirlo. Peor es esto que me pasó a mí estos días con la garganta. Lo que no decís, te pasa factura”, afirmó el conductor de Argenzuela, acompañado por una leve disfonía y en medio del anuncio de su separación con Romina Pereiro.

También se refirió a su conducta luego de la separación de Silvia D’Auro, su primera mujer, “Ahora estoy tranquilo. Cuando me separé a los 50, después de 20 de años casado, hice todo lo que todos tienen que hacer: salir con una modelo y me compré un mini Cooper, a los seis meses me di cuenta que no entraba en ninguna de los dos. Entonces vendí el mini Cooper y me separé”, relató en base a su relación con Mariana Loly Antoniale. En ese momento, el Rud, que era el representante de Loly, se emocionó y relató una historia personal de aquellos años que involucraba a ambos.

Jorge Rial volvió a la pantalla chica con Sobredosis de TV (Franco Fafasuli)
Jorge Rial volvió a la pantalla chica con Sobredosis de TV (Franco Fafasuli)

“Yo me caía a pedazos como agencia, y como persona, no sabía que tenía cáncer hasta que me enteré hace poquito”, señaló Rud en relación al cáncer en las glándulas salivales de la parótida, que afortunadamente lo transita como asintomático. “Jorge me dijo ‘Lean, te pido por favor que le des todo el trabajo que puedas a Loly, porque si no me van a echar la culpa a mí’. Yo en ese momento estaba en decadencia, al poco tiempo cerré la agencia porque ya no tenía fuerzas”, agregó, derribando los rumores acerca de que Rial había boicoteado la carrera de su ex. Rial agradeció el gesto, aunque aclaró que no era necesario. “Vos y yo sabemos la verdad, ya está”.

Promediando la charla, Rud le preguntó si se imaginaba en un futuro con un perfil más tranquilo. “Ya lo soy, comparado con el que era antes. Hoy soy un buda, no contesto nada”, ironizó y se refirió a quienes lo atacan en redes sociales, con agravios o mentiras. “Yo rescato a los que te putean, porque son los más fieles. Ese te va a ver todos los días para putearte. El que te quiere, a veces te abandona”, aseguró.

La familia volvió a aparecer en forma de proyección a futuro. Respecto a sus hijas, fue contundente en afirmar que no las veía vinculadas al periodismo. Destacó que Rocío, aunque trabaja en su productora, siempre mostró interés por el lado de la hotelería y el turismo y ponderó la actividad de Morena en las redes, aunque mostró sus reparos: “Solo le digo que no se exponga tanto. Yo sé lo que es exponerme, pero me preparé mucho tiempo y tengo otro temple: es difícil que me entre una bala”.

Y donde se mostró sensible por demás fue al hablar de su nieto Francesco, el hijo de Morena. “Tengo una conexión especial que no tuve con ninguna de mis hijas. Me pone muy sensible, me hace llorar pero de alegría”, aseguró sobre el niño que próximamente cumplirá tres años, que vive en Córdoba donde acaba de empezar el jardín y a quien visita cada vez que puede. “Lo extraño mucho. Es socio de River y apenas pueda lo voy a llevar conmigo a la cancha. Compré la platea para ir con él”, reconoció, con el brillo en los ojos de un abuelo baboso.

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