Sebastián Presta: “La pandemia me salvó la vida”

En una entrevista con Teleshow, el actor y humorista revela que pudo “parar la pelota” durante la cuarentena y ahora disfruta mucho más su trabajo. Además cuenta que la terapia lo ayudó a concretar sus metas, como dedicarse ciento por ciento a la actuación

Sebastián Presta, actor y comediante

Sebastián Presta jamás imaginó que iba a poder vivir de la actuación. Sin embargo a los 46 años está protagonizando en el Paseo La Plaza la comedia Mi madre, mi novia y yo, con Graciela Tenenbaum y Vicky Almeida. El año pasado también cumplió su sueño de interpretar a un personaje destacado en la ficción El primero de nosotros, la gran apuesta de Telefe para el 2022.

En una entrevista con Teleshow, el humorista cuenta el camino que transitó para cumplir con sus metas. No fue nada fácil: tuvo una infancia triste y le costó encontrar su vocación artística. Pero, gracias a la ayuda de una psicóloga consiguió lo que tanto anhelaba. Trabajó como cadete, productor televisivo y ganó popularidad realizando sketches de humor en el programa Duro de domar. Ese fue su trampolín para dedicarse ciento por ciento a la actuación.

“La pandemia me vino bárbaro”, asegura Sebastián sobre los meses de cuarentena en los que pudo reencontrarse consigo mismo, dejar el nerviosismo de lado y disfrutar a pleno su trabajo. Respecto a su vida amorosa, admite que no tuvo una buena experiencia con las aplicaciones de citas. Y señala que tiene una cuenta pendiente: formar una familia.

Sebastián Presta, Graciela Tenenbaum y Vicky Almeida protagonizan la comedia Mi mamá, mi novia y yo que es dirigida por Diego Reinhold

—¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser humorista y actor?

—No sé bien cómo fue. Yo veía mucha tele, muy poco cine y no sabía lo que era el teatro. Me copaba con las novelas cuando era muy chico. Ya de grande, a los 17 o 20 años descubrí el teatro: me llevaron a ver una obra y ahí quedé maravillado. Después empecé a estudiar teatro, pero nunca imaginé que iba a vivir de esto, siempre lo vi como un hobby. Nunca imaginé que iba a estar protagonizando con amigos en la calle Corrientes o la posibilidad de interpretar a un personaje con continuidad en una novela. Yo estudiaba teatro y trabajaba de cadete en un canal de televisión, después fui asistente y productor. Incluso en un momento me olvidé del teatro, de la actuación y me dediqué a producir.

—¿Cuándo pegaste el salto a la popularidad?

—En Duro de domar, fue mi trampolín. Con Sebastián Wainraich estábamos participando del programa y hacíamos unos sketches de humor llamado Kitsch TV. Después vinieron los segmentos The Presta Show y Prestico. Siempre estuve muy agradecido, pero también hice un gran esfuerzo, busqué mucho mi espacio. Nada fue gratis.

—¿Te cambió la vida a partir de que te hiciste popular?

—No me cambió porque se dio de a poquito, yo trabajaba en la producción de Kitsch TV, y actuaba. Ahí empecé a hacerme conocido, pero fue todo de a poquito. Mi analista me decía que podía ser un buen actor y yo lo veía re lejano… Ahora es mucha la gente que me reconoce, de hecho me mandan mensajes de afuera al Whatsapp y al Instagram. Recibo mucho cariño y me encanta. Para mis amigos que me conocen de toda la vida es raro que de repente estemos cenando y alguien me pida una foto. Yo lo vivo con mucha naturalidad porque fueron 10 años, pero de a poquito. Es diferente a las personas que entran en la casa de Gran Hermano y de un día para el otro realmente ya son muy famosos.

Uno de los sketchs de Sebastián en el segmento Prestico de Duro de domar

—¿Qué te decían tus papás de la fama?

—Es una muy buena pregunta porque no tengo idea qué pensaban mis padres de mí. Yo hablé muy poco con mis padres. Mi papá murió cuándo yo tenía 17 años. Él estaba criado de otra manera, era muy trabajador, un hombre muy bueno, pero no había un diálogo. No me preguntó: “¿Sebastián, qué te gustaría ser?”. No me dio un consejo, nada. Me sentía realmente muy perdido, pensé que la vida era así, después empecé a ver que no, que a veces los padres juegan con sus hijos, se puede compartir otras cosas. Y con mamá tampoco hablábamos, nunca me dijo: “Sebastián, tenés que estudiar”. Tampoco el camino es ir a estudiar, pero no había casi diálogo. Mamá sí me vio actuar y en la tele también. Falleció hace unos meses y en enero pasado cumpliría 90. Era grande. Digamos que pudieron disfrutar muy poco de mi show.

—¿Cómo la pasaste durante la pandemia?

La pandemia me salvó la vida. Venía hace 3 años haciendo la obra Entre ella y yo con Sole García, mi compañera y amiga. Nos íbamos de gira por toda la Argentina, por varios pueblos de provincias. Íbamos a empezar por Perú, ya teníamos las entradas vendidas. Estaba re cansado. No me tomo vacaciones, por lo general en las temporadas hago teatro y cuando tengo tiempo para descansar, me quedo en mi casa. Descanso más en mi casa que si hago algún viaje. Me quedé y fue hermoso para mí, fue genial, me encontré conmigo mismo, por momentos la pasé mal, pero me hizo crecer un montón. Y hoy puedo disfrutar todo mucho más que antes, bajé 800 mil cambios. Disfruto de los ensayos y de ir a hacer función. Antes estaba mucho más nervioso. Así que la pandemia me vino bárbaro, por supuesto que estuve con muy poquito trabajo y me tuve que gastar los pocos ahorros. También fue muy triste por todo lo que generó la pandemia: las muertes y el poco laburo, eso fue tristísimo, pero yendo a lo personal a mí me vino bien parar la pelota y arrancar de nuevo.

—¿La terapia te ayudó mucho?

—Sí. Yo tenía asma y salía a respirar afuera en el jardín porque no me quería dar con el broncodilatador. Un vecino me vio y me dijo: “Vos estás ahogado, pero es emocional, tenés que ver a Esther, mi psicóloga”. Para mí en esa época el psicólogo era para los locos, no tenía ni idea, a mis 20 años no entendía mucho. La llamé a Esther y me dijo que fuera para charlar. Yo no tenía ni plata para pagarle las sesiones. Mi papá había muerto, estaba sin trabajo, medio depresivo. Fui a las psicóloga, empecé a hablar y me puse a llorar. Ella me decía: “Sebastián, vos podés vivir de lo que te gusta, tener una familia, alquilar tu departamento, tener tu auto”. En ese momento, vivía con mi mamá y todas esas cosas me parecían imposibles. Trabajando con ella, fui creciendo. A la semana me dijo: “Te vas de tu casa”. Y me fui a vivir a la casa de un amigo en San Telmo y no volví más. Siempre tuve una excelente relación con mi madre, mi hermana, pero dejar el nido me ayudó a crecer. Y el último año antes de la pandemia la invité a Esther al teatro. Le recordé aquella primera charla. Fue todo un logro que me vea actuando, protagonizando en la calle Corrientes, pudiendo alquilar, con mi auto. Todo lo que yo veía imposible se había dado.

—Por ahí faltaba que te dieran ese empujón.

—Sí, era ese empujón y la experiencia. Cuando era chiquito había sido bastante sufridito y pensé que la vida era así, aunque puede ser de otra manera. Solo falta alguien que te muestre un poco el camino. También al ser una profesional te puedo ayudar mucho más. A mí me ayudó muchísimo la terapia. De hecho estuve haciendo hasta hace poco también.

El espectáculo "Mi madre, mi novia y yo" se presenta de jueves a domingo en la sala Picasso del Paseo La Plaza

En la calle Corrientes, Sebastián Presta se sube al escenario de la sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza para interpretar a Fernando, un soltero de más de 40 años que vive con su madre posesiva (Graciela Tenenbaum). En Noche Buena, decide presentarle a su novia (Victoria Almeida) para contarle que se quieren ir a vivir juntos. En la cena los personajes revelan secretos inesperados y se generan situaciones disparatadas. La divertida comedia plantea cómo se desarrollan los vínculos familiares y amorosos; muestra las dificultades de dejar el nido y los choques que hay entre el amor de madre y el de pareja.

—¿Cómo surgió la propuesta de protagonizar la comedia Mi madre, mi novia y yo?

—Cuando leí la historia les dije a mis productores que me parecía un tema viejo: un hombre de 43 años que está de novio y vive con tu madre. A ellos les interesaba mucho ese tema y me puse a trabajar con la autora (Mechi Bove), también le pasé mucha data mía. Hay temas en la obra que son hechos verídicos míos: un padre que hablaba poco; una madre que solo se dedicaba a sus hijos y más allá de la maternidad no sabía qué hacer con su vida; que te lleven a un pai umbanda; tener asma. Estoy contento de cómo quedó la obra, disfruté tanto de los ensayos, del estreno y las funciones. Nos divertimos con Vicky y Graciela. Mucha gente se me acerca para decirme: “Mi novio era así”. Incluso me contaron algunos hombres que estando de novios primero iban a cenar con la mamita y después iban a cenar con su mujer.

—¿Cómo fue la experiencia de participar en la tira de Telefe El primero de nosotros?

—Fue hermoso porque siempre me llaman para hacer algún que otro bolo bastante pelotudo, bastante chiquito y este es un personaje hermoso, Gustavo que hace de pareja de Soledad, el personaje de Mercedes Funes. Los protagonistas son muy grosos y también hay un elenco muy lindo. La historia es fantástica y es la primera vez donde yo de alguna manera tengo un decorado, tengo una casa, un hijo también. Fui por tres meses, les gustó el personaje y me dejaron hasta el final. Re linda experiencia, siempre quise trabajar en una novela.

—¿Es una comedia?

—No, no es una comedia. Es una mezcla de drama y comedia porque tocan un tema muy serio a raíz de lo que le pasa a uno de los personajes. Empiezan a reflexionar y a cambiar cosas. Ellos de alguna manera se dan cuenta de que la vida es corta y está bueno intentar y cambiar cosas que no te gustan. Entonces cada uno empieza a buscar cositas que lo hagan feliz o cambiar cosas y se genera algo interesante, pero también hay mucho humor. Creo que la gente se va a emocionar y se va a reír.

Sebastián participa en El primero de nosotros, la nueva tira de Telefe protagonizada por Luciano Castro, Paola Krum y Benjamín Vicuña, Mercedes Funes, Jorgelina Aruzzi y Damián de Santo

—El humor fue cambiando con los años, no es lo mismo el humor de la época de Alberto Olmedo que el de ahora. ¿Te tuviste que deconstruir? A la hora de grabar un video divertido para redes, ¿pensás dos veces antes de publicarlo?

—El humor de Olmedo a mí me gusta y me parece divertido. Tato Bores y Benny Hill también me gustan. Quizás sí había una cosificación en ese momento que fue cambiando. Cuando tenía 14 también había cosificación y éramos bastante machistas todos. Creo que a partir de esa fecha uno se empezó a deconstruir. Ahora estoy haciendo pocos videos y hay cosas que ya no haría, porque me hacen más ruido que quizás en la época de Prestico. Cuando lo miro me divierto, no reniego, pero ya hay chistes que no me causan gracia. Y si me causan gracia y es muy desubicado, me lo guardo porque no se puede hacer. No me expongo, hay cosas desubicadas que me siguen causando gracia y no las hago, porque prefiero no meterme en quilombo. Me pasan esas dos cosas: hay cosas que ya no me causan gracia y hay cosas que sí, pero no las hago, no tengo los huevos (risas).

—¿Por qué crees que en la actualidad no hay programas de humor en la tele?

—Creo que si no hay programas humorísticos es porque la gente no los vería, porque si no algún productor te lo arma. Quizás la gente se volcó más a Internet. Pero sí extraño esos programas como Híper humor, Calabromas, Cha, cha, cha y Todo x dos pesos.

—¿Ahora estás soltero?

—Sí.

—¿A la hora de buscar pareja qué es fundamental?

—Admirar a la otra persona y que la otra persona te quiera. A veces te enamorás de alguien y lo que necesita el otro es que haya respeto, cariño, por supuesto el sexo en la pareja es fundamental. Busco a alguien bello que pueda admirar y que me quiera también como soy. Es difícil, por eso estoy solo. Quizás también yo sea difícil.

—¿Y alguna vez probaste con las aplicaciones de citas?

—Probé muy poquito con Tinder porque estaba en pandemia, aburrido. No hubo nunca match con nadie y lo borré. No me eligió nadie, por ahí deben pensar que no soy yo. Puse fotos mías normales, fotos de mi cara, pero no me fue bien. Aunque no esté en pareja, no significa que esté solo, solo, solo. Siempre conozco gente linda, la relación por ahí no prospera, pero es gente linda.

—¿Alguna vez saliste con una fanática?

—No, con la última chica que salí se enteró después que yo era famoso. Con fanáticas no salgo, tampoco hay tantas.

—¿No hay un fans club de Presta?

—No, por suerte, no. Gracias a Dios, no sé me parece muy raro el fans club. No me gusta, es como un hijo que te tenés que hacer cargo después.

—¿Formar una familia y la paternidad es una cuenta pendiente?

—Sí. Lo que me pasa es que a todos mis amigos los veo felices con sus hijos, pero también los veo que están a las corridas con el colegio, las clases de kárate, el psicólogo… No paran. Yo así sin tener a nadie soy feliz. Es un poco egoísta de mi parte, pero si yo llego a tener un hijo me derrito de amor y si lo llego a tener con una pareja que ame me voy a derretir más de amor. Sí, es una cuenta pendiente, pero lo dejo en manos de Dios.

—¿Sos religioso?

—No. Me parece muy rara la Iglesia, puedo entender ciertas cosas, pero no sé, hay cosas que no me terminan de cerrar de la Iglesia.

—¿Pero tenés una filosofía de vida?

—Sí, pasa que lo que se armó en este planeta Tierra es realmente hermoso y maravilloso, no sé si lo hizo un Dios o se dio solo, pero me parece increíble donde estamos viviendo. La gente está re acostumbrada a vivir en el planeta Tierra, pero a mí me parece algo mágico. Todo es increíble: los animales, el sistema nervioso, la tecnología que permite esta llamada... Mi filosofía es tratar de no joder a nadie y tratar de ser yo mismo. No me ando sacrificando por otro, pero trato de no joder.

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