En la madrugada del miércoles 16 de febrero Gustavo Martínez murió tras caer desde un piso 21 en el edificio del barrio de Belgrano donde vivía junto a Marta y Felipe, los hijos de Ricardo Fort, de quienes era el tutor. Luego de algunas horas de silencio los adolescentes expresaron sus emociones encontradas a través de sus historias de Instagram y las repercusiones continuaron toda la semana. En este delicado contexto, este viernes 25 alcanzaron la mayoría de edad en Los Ángeles. Sus 18 años implican algunos cambios en el plano legal y la posibilidad de tomar algunas decisiones con respecto a su futuro.
Los mellizos viajaron a Estados Unidos junto a Marisa López, la ex jugadora de la Selección Argentina de Hockey que entró al hogar de la familia como su niñera desde que tenían apenas unos meses, gracias a la recomendación de Karina Antoniali, la ex esposa de Eduardo Fort. Allá los recibió Gabriel Rydz, el agente de bienes raíces que vive en LA hace dos décadas y ex pareja del Comandante durante su juventud. El vínculo se transformó en una sincera amistad que lo llevó a integrar el círculo de confianza del mediático, y años más tarde formó parte de la exclusiva lista de invitados a la fiesta de 15 de Marta.
Debido al trágico desenlace de Martínez, la semana restante a la mayoría de edad de los adolescentes su abogado, César Carozza, estuvo a cargo de la tutela legal. En diálogo con Teleshow, el letrado explicó los motivos de su decisión: “Lo mío es algo accidental, fueron muy poquitos días pero tenía que haber alguien: debía ser Eduardo Fort o Marisa y yo. Entonces, siendo yo solo el que se presentaba como abogado y tutor, teníamos dos personas liberadas para ocuparse de los chicos y de otras cosas, así que fue una cuestión de practicidad”.
Los planes que tenían sobre la celebración de sus cumpleaños en el exterior quedaron inmersos en la incertidumbre, y fue a último momento que viajaron a Norteamérica. “La psicopedagoga de los chicos al ver todo este movimiento mediático dijo que era mejor que se alejaran un poco -puntualizó Carozza-. Hice la autorización de salida al país y me la concedieron. A pesar de que la teníamos no sabíamos si los chicos iban a querer viajar o no. Finalmente decidieron, por la autorización de la jueza y la psicóloga, que era lo más prudente”.
Los proyectos y la herencia de un legado
Un mes atrás Felipe había compartido en sus historias de Instagram las imágenes de un lujoso penthouse que había visitado junto a Rydz en Estados Unidos, y se mostró fascinado con la idea de trabajar en Miami, el destino predilecto de su padre. Incluso circularon rumores de una posible mudanza tras adquirir la propiedad, pero Carozza lo desmiente. “En ningún momento se iba a comprar ese departamento, fue una expresión de deseo porque era bellísimo, pero no estaba en sus planes adquirirlo porque además, en ese momento tendría que haber pasado por la autorización del juzgado y del defensor de menores”.
Según el abogado, los Fort brindarán todo su apoyo en la vocación que manifiesten los jóvenes, y aunque demuestran intereses de índoles distintos, todavía no hay nada definido. Mientras Marta ya dio sus primeros pasos en el mundo artístico con algunas producciones fotográficas, a Felipe le entusiasma el mundo de los negocios y la empresa familiar. “Con todo este revuelo lo que menos hemos hablado es sobre su futuro, pero igualmente tienen que volver porque en abril van a dar unas materias de quinto año cada uno, y después de eso verán”, adelanta Carozza.
“El tema de Felipe y los bienes raíces capaz que termina siendo su profesión, porque tiene derecho de ser lo que él quiera, ya sea médico, vendedor, cantante; va a ser lo que quiera ser”, aclara. En este sentido, resalta que el punto en común de los mellizos fue la producción de la serie que repasará la vida de Ricardo Fort, proyecto en el que estuvieron involucrados a lo largo del 2021.
Con respecto a la herencia familiar, ambos figuran en el directorio de Felfort bajo la representación legal de Carozza, pero ahora que cumplieron 18 podrán decidir si tienen intenciones de formar parte de manera más activa o si su abogado continuará representándolos. Mientras tanto están incluidos en la división de ganancias de la fábrica de chocolates, al igual que sus tíos -Eduardo y Jorge Fort-, es decir que cuando la empresa genera utilidades, ellos perciben los dividendos correspondientes.
El patrimonio que a partir de hoy les pertenece incluye un porcentaje de la empresa, también autos -todos radicados en Argentina- y propiedades. Tras la partida de su abuela Marta en julio último, quien era dueña de la mitad de la fábrica, la porción accionaria de los mellizos ronda un 33% entre los dos.
Otra de las aristas que deberán afrontar a partir de hoy recae en las rispideces que existen dentro de la propia familia,: Marta y Felipe tendrán que elegir hasta qué punto se involucrarán en las decisiones sobre la administración de la fábrica, que fue fundada hace más de un siglo. Años atrás, cuando su padre heredó parte del legado aportó ideas innovadoras que resultaron exitosas: modificó los envoltorios de algunas golosinas y promovió las barras de cereal que luego se convirtieron en un clásico del mercado.
En cuanto al lugar adonde vivirán, Marta y Felipe son ciudadanos norteamericanos –nacieron en Los Ángeles a través del método de subrogación de vientre-, así que si desean un cambio de vida podrían mudarse sin tener ningún problema legal ni de permisos. De todas maneras, su abogado recalca que a la luz de lo ocurrido con Gustavo no están dadas las condiciones para definir su futuro de manera inmediata: “Lo importante es que ellos están contenidos. Y obviamente, no están pasando el cumpleaños que hubieran pasado, pero bueno, tratando de sobrellevarlo...”.
El duelo frente a una tragedia
Al darse a conocer el estado de salud de Martínez, quien tenía un principio de Alzheimer y atravesaba una depresión desde la muerte de Ricardo, se produjo un enfrentamiento entre los sobrinos del personal trainer y la familia Fort. Los allegados a Gustavo también alzaron la voz y cuestionaron las reacciones que tuvieron los mellizos a través de posteos en las redes sociales, horas después de que supieran de su muerte.
Consultada por Teleshow, la psicóloga Celia Antonini explicó que se trata de reacciones esperables ante una situación traumática. “El enojo de Felipe es natural y lo sería ante una muerte natural también, es una de las reacciones más normales que uno puede tener; es absolutamente lógico y esperable, porque uno piensa que la persona lo hizo por elección”, sostiene. Y explica: “Los chicos lo ven desde el lugar de que (Martínez) se pasó la vida diciéndoles cuánto los amaba, que eran su vida, y se preguntan por qué si los amaba tanto no se quedó en este mundo. Por eso Marta dijo que le pareció muy egoísta, como diciendo: ‘No pensaste en nosotros, pensaste en vos, y te fuiste, o sea que nosotros no valemos nada o poco para vos, o sea que lo que nos decías no era cierto’”.
“Marta está con un desconcierto y Felipe con enojo, absolutamente normales, y no tiene que ver con la edad, eso lo provoca el suicidio, pase a la edad que pase, porque lo que cuesta entender es que ninguna persona en su sano juicio elija quitarse la vida”, sentencia la conferencista internacional. Además, Antonini aclara algunos conceptos que considera pertinentes: “El suicidio no es una elección, una persona no elige algo así, es la enfermedad la que mata a una persona, cuando su estado mental está totalmente desequilibrado”.
La profesional define el cerebro como “una verdadera máquina de supervivencia”, y destaca la capacidad de las personas para sobreponerse en circunstancias difíciles. En contraposición, detalla lo que ocurre con un “cerebro enfermo”. “Para que una persona se quite la vida implica que no tuvo la alerta de que morirá si comete determinado acto; y no es que hay un cerebro de repuesto, así que ataca y altera no solo el sistema emocional sino también el cognitivo”, sostiene la psicóloga. “Es muy importante que la persona se encuentre en tratamiento, porque quien se tiene que dar cuenta de su situación es el profesional. Y cada caso se debe revisar de manera particular”.
La también escritora hace hincapié en la necesidad de despojar el discurso culposo en Marta y Felipe. “Hay que sacarles el peso de: ‘Yo me tendría que haber dado cuenta, o yo tendría que haberme ocupado más’, y entender que el hecho de que estuvieran a punto de cumplir 18 no tiene nada que ver, porque todo lo que haya dicho Gustavo venía de una persona que atravesaba una enfermedad que no le permitía pensar sanamente”.
Aunque los jóvenes sufrieron la pérdida de su padre cuando eran pequeños, Antonini asegura que este duelo tiene un agravante. “Lo más complejo para Marta y Felipe es lo que le pasó a Gustavo por ser una muerte traumática; que haya fallecido su padre cuando eran menores o que su abuela haya fallecido hace seis meses no tiene relación con esto. Ellos no están acostumbrados a frustrarse porque su situación les permite tener mucho de lo que quieren, y como la vida no pasa por ahí, entonces esto les afecta mucho más que cualquier otra cosa”.
Al ser consultada sobre la decisión de pasar su cumpleaños en Los Ángeles, Antonini coincide con la recomendación de la psicopedagoga de los mellizos: “Hoy se sabe que el duelo genera el mismo proceso que una abstinencia a las drogas, es ese mismo nivel de sufrimiento, y por eso uno tiene que alejarse en la medida de lo posible, o no acercarse a los lugares que le recuerdan a esa persona”.
“Tuvieron la posibilidad de viajar a otro país y cuando regresen también podrán elegir mudarse a otro lugar. El duelo más difícil va a ser este, así que no tienen que estar acá martirizándose; tomar distancia para empezar a procesar esta situación es lo mejor que les puede pasar”, concluyó Antonini.
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