Una jornada entre emotiva e histórica se vivió hoy en los pasillos de la Redacción de Noticias de Canal 13. Aunque sin presencialidad plena, los productores, productoras, periodistas, técnicos, administrativos y hasta empleados de seguridad que circulaban por el canal no podían evitar comentar que hoy era el último día de trabajo de Silvia Martínez Cassina. La conductora no solo es una figura conocida y familiar para las audiencias del mediodía, también es una persona que a fuerza de profesionalismo, solidaridad y humildad se ganó un lugar de afecto incondicional y el respeto de todos sus compañeros. Algo de eso se vislumbró hoy en su despedida “a las 13 por el 13″, cuando en medio de su saludo ante cámaras, uno de los técnicos se acercó a darle un hermoso ramo de flores. No de esos deslumbrantes que se pagan casi a precio dólar pero si de esos que se compran cuando las palabras no alcanzan para decir lo que se siente.
Con esa sonrisa luminosa que detentan los que están contentos con sus decisiones, Martínez Cassina comenzó su despedida recordando que era su último día en una empresa donde estuvo durante 30 años. Luego, miró a cámara y dijo que los “últimos 25 años me metí en su casa de manera ininterrumpida, todos los días y en la misma pantalla”. Por eso, le agradeció a la audiencia, a los televidentes por el cariño permanente y los mensajes de apoyo, “sobre todo en los últimos días de incertidumbre”.
La emoción y las lágrimas se notaban que deseaban salir, pero con profesionalismo, Cassina sorteó el momento. “Pasé lo que pasa uno en la vida: felicidad, alegrías, proyectos, nacimientos, pérdidas”. Fue el momento de recordar a los que ya no están “compañeros que me dejaron huella como Marito Mazzone, Turquito Sdrech, Débora (Pérez Volpin) y Martita Salatino, que maquillaba y además de poner sus manos en la cara te acariciaba el alma”. Cassina aseguró que todos ellos dejaron “una marca permanente” pero que también cree que ella llegó y tocó el alma de mucha gente “y me lo están haciendo saber y me explota el corazón de agradecimiento, por este cariño porque me explota el celular y no me alcanza la memoria”.
Pero si de memoria se trata, Silvia no quería que le fallara la otra memoria, no la que se recarga con enchufes sino la que se recarga con afecto. Por eso y “hablando de memoria quiero hacer un recorrido por esta casa”. Y comenzó entonces a nombrar a cada uno de los sectores que forman un canal, a todos esos trabajadores y trabajadoras que no se ven pero que sin su tarea sería imposible que los conductores cumplieran con su labor. Empezó con “la gente de archivo, la memoria de nuestro país, cuyo trabajo es valiosísimo”. Siguió con “Ingesta, Satélite, Digitalización, Arte electrónico. Los chicos y chicas de mesa de entradas que están en un rincón y siempre se merecen esa sonrisa. Los editores, editoras. Los camarógrafos, camarógrafas, tenemos solo una, que vengan más”, deslizó más como deseo que como reclamo. Aseguró que los camarógrafos, la escuela de la calle fueron sus “grandes maestros, a ellos muchas gracias pero también a los cronistas y a los motos porque son el primer eslabón de la información, son nuestros ojos y nuestra voz de la noticia”.
El agradecimiento continuó con “los jóvenes de la web, con toda su energía, el crecimiento profesional y las nuevas herramientas. Gracias por la idea de trabajo en equipo que es importantísima”. La enumeración siguió con “los productores y productoras de los noticieros de aire y de TN pero también a los de programas”. Se detuvo en Tiene la palabra el ciclo que durante “seis años creo que me dio el mayor placer profesional”.
Con humor dijo que no podía dejar de hablar de sus parejas que “fueron más que en mi vida privada” y entonces fue el momento de nombrar a Santo Biasatti, Luis Otero, Mario Mazzone y Sergio Lapegüe para llegar al “que por ser el último quizás es mi preferido, Fede Seeber”.
Martínez Cassina destacó que en los últimos tiempos se incorporaron editores para “temáticas importantísimas. A ellos les deseo que puedan trabajar con toda la libertad que todos nos merecemos, los periodistas y las audiencias”. Con vehemencia le pidió a los periodistas “que no dejemos nunca de preguntar qué, quién, cuándo, dónde, por qué y para qué. Esa es la esencia de nuestro trabajo”. Destacó al periodista Ignacio Gonzalez Prieto, que grababa toda la despedida y con el que “tuvimos infinidad de debates”, también nombró a otros columnistas como Marcelo Fiasche, Alejandra Peñalba, pero también a “los que están abajo en el control y te hablan todo el tiempo”. No se olvidó de agradecer a las personas de “seguridad y recepción que dan la bienvenida”. También nombró “a los chicos del estacionamiento y la gente de Recursos Humanos que aunque todavía hay que hacer mucho siempre me atendieron”. Destacó la paciencia “de los chicos de Sistemas y a los fundamentalistas del aire acondicionado” que la escuchaban pedir que bajaran el aire cuando otros los querían subir. Siguió con técnicos y camarógrafos de piso a los que definió “como hermanos”. Sonidistas y musicalizadores también tuvieron una mención.
Al momento de recordar a los directivos solo tuvo palabras para Rubén García, el productor ejecutivo. “Con todo lo que hemos vivido, con toda la confianza y el respeto, incluso con las diferencias irreconciliables sabemos que nos respetamos y ese abrazo que nos dimos ayer marca lo que somos como personas y profesionales”. Siguió con Carolina Allen, otra de sus productoras históricas, que contó la “convertirá en tía”. Luego agradeció a sus compañeros por “haberme dado un nuevo rol, el de delegada gremial, impensado para mí. Aprendí algunas cosas, me faltaron otras pero los insto a seguir conociendo nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras porque la única manera de defenderlos es saber cuáles son”.
Para finalizar reiteró que “los quiero muchísimo” y que le dedicaba a sus hijos Franco y Natalia su agradecimiento porque “me reeducan y enseñan cada día”. Recordó que su hija suele decirle “donde ya no puedas amar o no puedas tener la pasión de siempre, no te demores. Yo estoy hace 30 años, el balance es maravilloso y esto es lo que siempre quiero recordar. Me explotan los mensajes y me explota el corazón de agradecimiento. Los quiero muchísimo, gracias”. El abrazo de sus compañeros y el aplauso espontáneo de todos le demostró que terminó un camino pero que sin duda dejó una huella.
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