Gustavo Martínez murió a los 62 años tras caer desde el piso 21 de un edificio del barrio de Belgrano. Los allegados al personal trainer expresaron su dolor en los últimos días ante la triste noticia, y al mismo tiempo se desató una interna con la familia Fort. Hasta el momento la única que había hablado en nombre de Marta y Felipe había sido Natalia Román, la jefa de prensa de los hijos de Ricardo. Sin embargo, el sábado se llevó a cabo el último adiós en el cementerio de la Chacarita y de manera sorpresiva tomó la palabra Marisa López, la niñera que vivió junto a los adolescentes desde que eran bebés.
En un especial de Secretos verdaderos (América) mostraron imágenes del momento en que los hijos del empresario apodado El Comandante se acercaron al lugar para despedirse de quien fue su tutor legal los últimos nueve años. Allí quedó retratada la tristeza de Marta, fundida en un abrazo con sus seres queridos sin poder contener las lágrimas. Luego fueron abordados por algunos periodistas que los esperaban en la puerta, pero prefirieron no brindar declaraciones.
“Estamos conteniendo a los chicos, es un momento muy difícil, así que les pido por favor que entiendan”, expresó César Carozza, el abogado y actual responsable legal de los mellizos. Justo antes de entrar al auto quien habló por primera vez frente a los medios de comunicación fue Marisa, y sus palabras fueron contundentes cuando le preguntaron cómo se sentía: “Yo voy a estar bien por los chicos”.
“Sí, la verdad que es muy duro para todos, fue una muerte violenta, y el tema y el problema, ¿sabés cuál es? El castigo a los chicos”. Y luego de un breve silencio expresó: “Están todos equivocados”. La mujer de bajo perfil siempre se había mantenido fuera de las cámaras, salvo para contadas fotos donde los niños le pidieron que los acompañara en postales familiares.
“Mi papá es Ricardo Fort y después tengo a Gustavo y a Marisa que nos cuidan. Otra persona no me interesa, no hace falta la genética para ser familia”, dijo alguna vez Martita al referirse a “su familia adoptiva”. Los hijos del mediático nacieron el 25 de febrero de 2004 en Los Ángeles, gracias a una subrogación, y unas semanas más tarde viajó a la Argentina junto a los mellizos. En aquel entonces Karina Antoniali, ex esposa de Eduardo (hermano de Ricky) lo acompañó en sus primeros días como padre soltero, y le recomendó a una de sus amigas íntimas para que la contratara como niñera.
Su conexión con los bebés fue inmediata. Marisa venía del mundo del deporte, había jugado al hockey y participado en la Selección, antes de que este fuera bautizado con el nombre de Las Leonas. Junto con Magdalena Aicega y Vanina Oneto, alzó la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata de 1995. Un año después de aquel logro, dejó el equipo.
Incluso había llegado al seleccionado de Hockey en 1983, jugó en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 donde por primera vez participó la selección argentina obteniendo el puesto número 7 y en 1995 decidió retirarse tras haber llegado a ser capitana. En algunas crónicas de la época la describen como un “genio” que ya hacia sus trece años se perfilaba como una gran deportista: nadaba y jugaba al tenis hasta que se enamoró del palo y la bocha. “Era técnicamente perfecta y descollaba en todos los puestos, hasta de arquera. Pero especialmente era valiosa en defensa, porque a todo lo demás le agregaba su gran visión de cancha y una velocidad mental”, la describía el diario La Voz.
Quienes frecuentaron la casa de Fort dijeron a Teleshow que ella era “una imagen materna para los mellizos” a quienes “quiere como si fueran sus hijos” y que estaba junto con Gustavo “pendiente de todo”, no solo de Martita y Felipe, sino también de los detalles del hogar y del propio Ricardo. “Vivía cuidando a todos y él tenía agradecimiento por su labor”, aseguraron, sobre todo en los últimos tiempos en los que él estaba mal de salud.
En varias oportunidades ella viajó a Miami con los chicos o a donde ellos fueran de vacaciones para acompañarlos y cuidarlos desde su rol de niñera. Incluso recibió el 2021 en la ciudad preferida del chocolatero con los mellizos, el tío de ellos, los primos y Rocío Marengo. Junto con Gustavo se encargaron de acompañar a Martita y Felipe en su día a día y seguro sea una de las personas que mejor los conoce, ya que desde que tienen unos pocos meses los cuida y nunca se separaron.
SEGUIR LEYENDO: