Una conmoción generó la repentina muerta de Gustavo Martínez, la ex pareja de Ricardo Fort que cayó desde el piso 21 del departamento que vivía en Belgrano. Mientras la Justicia investiga el caso, Felipe Fort, hijo del empresario, declaró a la Policía que se encontraba deprimido porque la próxima semana con su hermana melliza, Martita, cumplirán 18 años, y Gustavo dejaría entonces de ser el tutor legal. Por esa razón, había amenazado con arrojarse desde el balcón.
“Tomó la decisión de quitarse la vida”, aseguró el abogado César Carozza, amigo de la familia Fort, ratificando que se trató de un suicidio. “Los chicos estaban en el departamento. Es momento de contenerlos”, agregó el letrado al salir del edificio en Belgrano donde vivía el padrino junto a los adolescentes.
Pero si algo dejó en dejó en evidencia la muerte de Martínez es una fuerte interna en la familia Fort, que viene desde hace tiempo, y que Felipe terminó ratificando en estas horas con una serie de mensajes en su Instagram. “Las únicas personas que siempre estuvieron para nosotros fueron Marisa (López, su niñera), Eduardo (Fort, su tío), César (Carozza) y amigos. Y más gente que queda por nombrar. Papá lo recibirá (a Gustavo) con los brazos cerrados. No opinen, no comenten, no saben y nunca supieron”, expresó el joven, en sendos posteos que luego eliminó. “Me parece muy hipócrita la gente que opina sin saber qué pasó y sin saber cómo vivimos los últimos siete años”, cerró.
De esta manera, uno de los herederos del imperio Felfort dio a entender que su vida no fue nada fácil desde la muerte de su padre, el 25 de noviembre de 2013. Fue a partir de ese momento cuando Gustavo quedó a cargo de la crianza de los hermanos, cumpliendo con el mandato que le había dejado Ricardo, quien fuera su pareja durante seis años. Los dichos de Felipe, escritos desde la conmoción de quien acaba de perder a una persona amada, llamaron la atención ya que en sus últimas apariciones públicas aseguraba tener un buen vínculo con Gustavo. Esta es la primera vez que Felipe se anima a mostrar sus sentimientos a corazón abierto.
Según pudo saber Teleshow por personas del entorno del recordado empresario, la familia Fort siempre respetó a Martínez, aunque la relación no era óptima. Incluso en estos años surgieron varios roces, vinculados especialmente con cuestiones de dinero. Aunque el personal trainer mantenía un perfil bajo en los medios, una vez expresó públicamente su enojo contra los familiares de Ricardo.
Ocurrió en mayo de 2017 cuando el periodista Augusto Tartúfoli expuso en Intrusos una pelea Martínez al parecer mantenía con Eduardo Fort: “La familia Fort percibe que hay un reclamo de Gustavo pidiendo que se abra una cuenta de dinero a su nombre. Dicen: ‘El bienestar de los hijos de Ricardo está asegurado por 100 años’. Se preguntan: ‘¿Qué necesidad hay de poner una cuenta a nombre de Gustavo Martínez?’”.
“Tartu dijo una barbaridad -dijo Martínez, tras haberse comunicado con la producción del ciclo y salir al aire vía telefónoca-. Vos sos amigo de Eduardo Fort y estás equivocado. Yo no tengo un peso de esa familia. Yo lo que pedía era lo que las empresas dejan al costadito, que repartían a Ricardo, y que desde que falleció nunca más apareció nada”. Y agregó, en diálogo con Jorge Rial: “Yo no pedí nunca jamás nada. Le dije que ese dinero lo pusieran en una cuenta, a nombre de los hijos de Ricardo. Jamás toqué un peso de Ricardo y mucho menos a los hijos”.
Aunque Tartúfoli intentó dialogar, Gustavo seguía hablando de las supuestas irregularidades en el manejo del patrimonio de los mellizos. “Todo esto viene de parte de la familia. Había una suma de dinero que siempre guardaban y repartían entre todos los herederos. Cuando falleció Ricardo, ese dinero desapareció. Pasaron dos o tres años y les dije: ‘¿Están pasando esa suma a la cuenta de los chicos?’. ¡Nada!”. Además, declaró: “No hablen por favor de dinero porque son sucios ellos (por los Fort), yo no soy sucio con el dinero. No me jodan porque yo no tengo un peso. Yo vivo con la plata de las clases (de personal trainer)”.
Martínez afirmó entonces que Eduardo y Ricardo Fort nunca tuvieron una buena relación (con Jorge, el tercero de los hermanos, el vínculo era inexistente). Incluso subrayó que en los peores momentos del mediático, fue él mismo quien lo acompañó de manera incondicional, y no alguien de su familia. “Hablen con el señor Fort, que ahora se acuerda de su hermano, cuando yo fui quien viví y me banqué todas las operaciones, como un montón de cosas. Estuve al lado de Ricardo de la mañana a la noche y a Eduardo lo vi una sola vez mientras su hermano estuvo mal”.
Además, señaló que dedicaba gran parte de su tiempo al cuidado de Martita y Felipe: “Llevo a los chicos a la mañana al colegio. Vuelvo temprano de trabajar para estar en la casa cuando ellos regresan a la tarde de sus clases extracurriculares. Me quedo los fines de semana con ellos. Duermo con ellos. No voy a permitir a nadie que me venga a criticar. Yo amo a los chicos y amo a Ricardo. Que la plata se la metan en el culo”.
Por último, reveló que cuando falleció el mediático la familia Fort realizó una auditoría con un escribano en el departamento que compartían porque sospechaban de que podría quedarse con dinero o algún elemento de valor. “Cuando Ricardo estaba adentro de un cajón vino una escribano a hacer una auditoría y Marta (la mamá de Ricardo) lo quería sacar. Ella me adoraba. ¿Eso es justo? ¿Por qué no esperaron unos días?”, se quejó Gustavo.
El dinero siempre fue un conflicto dentro de los Fort, tanto así que Ricardo se peleó con su padre, Carlos Augusto, cuando decidió no seguir sus pasos como empresario y viajó a Miami para intentar construir una carrera como cantante. Cuando su papá murió recibió la herencia que le permitió llevar adelante la vida de millonario que tanto buscaba y logró cumplir con su deseo de tener hijos y ser famoso en la Argentina. Gustavo fue su compañero incondicional en los buenos y malos momentos.
La muerte de Martínez abrió nuevas interrogantes sobre lo que realmente pasaba en ese departamento de Belgrano. Desde hacía meses enfrentaba un fuerte cuadro depresivo y tenía un principio de demencia senil. En este último tiempo, Felipe y Martita mantenían una relación más fluida con su tío Eduardo. Gustavo estaba muy triste porque los mellizos quería irse a vivir solos al cumplir la mayoría de edad. Además no habría encontrado la contención que necesitaba.
Su sobrino, el empresario Nicolás Martínez, ratificó el mal momento que pasó Gustavo antes de morir e hizo foco en las internas familiares. “Tengo un dolor inmenso en el corazón. Pasamos la última Navidad juntos porque estabas ‘solo’, como siempre. No te supieron devolver todo el amor que les diste. Me quedo con tu sonrisa, no te merecías tanto desprecio, no te merecías terminar así. Perdón, tengo mucho dolor”.
Más tarde, salió a hablar en Es por ahí y también en Intrusos -ambos ciclos de América- y allí aseguró que su tío estaba preocupado por su situación económica. “Nos pedía (plata) porque no tenía para pagar las tarjetas, sus gastos. Hace rato tenía problemas”, dijo Nicolás, y agregó que el posteo de Felipe le pareció “una falta de respeto” y que esperaba unas disculpas de su parte. “Fue un padre para ellos. ¿Cómo puede ser que este chico suba esas historias (a Instagram)? Todo el mundo hablaba bien de él. Este chico es un atrevido”.
También contó que el día anterior Gustavo se había comunicado con su hermano -su otro sobrino- para hacerle un pedido. “Le dijo que quería que le demos trabajo porque no podía estar así”, contó el joven. “No te preocupes, lo vamos a resolver de alguna manera”, fue la respuesta. Además, el joven criticó que nadie de la familia Fort se haya comunicado con ellos para advertirle sobre el problema de salud de Gustavo. “Lo que se hizo es un abandono”, acusó, y consideró que Martínez “nunca perteneció a la familia Fort” pese a que era el tutor legal de Marta y Felipe. De hecho, siguió, las Fiestas de los últimos años los chicos no las pasaron con él sino con sus tíos y primos.
Martita no se quedó callada y respondió a estas graves acusaciones a través de las redes: “La familia (de Martínez) estuvo diciendo que somos unos desagradecidos, que siempre lo dejábamos solo, y mi respuesta es tan simple como esta: nunca lo dejamos solo, los encargados de llevarlo al médico a hacerle estudios mientras nosotros estábamos estudiando, era mi abogado César Carozza y Marisa, mi niñera. Y las festividades siempre la pasábamos de viaje, cosa que él no tenía ganas de venir y cuando lo invitaba a un lugar prefería quedarse en casa”.
Cuando faltaba una semana para que los hermanos cumplieran la mayoría de edad, Gustavo partió para siempre. Ojalá que pueda descansar en paz.
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