“Cómo lo extraño...”. Desde que Ricardo Fort falleció aquél 25 de noviembre de 2013, Gustavo Martínez no paraba de repetir esa frase. Es que no era una persona más en su vida. Había sido su pareja durante seis años y con quien el empresario proyectó en algún momento ser padre. De hecho, a pesar de haber terminado la relación antes de que nacieran los mellizos Marta y Felipe, estuvo al lado de ellos siempre y no por casualidad se convirtió en el tutor legal de ellos: se lo había prometido. “Yo quedo a cargo”, reafirmó el día de la muerte de Fort.
Ese poder se había hecho en 2010 y terminaba el próximo 25 de febrero, día en el que los ahora adolescentes cumplen la mayoría de edad. En la madrugada de este miércoles, trascendió que Martínez cayó desde el piso 21 de un edificio ubicado sobre la calle Sucre al 1900 en el barrio de Belgrano y, según fuentes de la investigación, Felipe informó que se encontraba deprimido por este motivo. En ese contexto, había amenazado con arrojarse desde el balcón del domicilio.
La historia de amor entre ellos comenzó cuando Ricardo estaba por cumplir los 30 años. “Nos conocimos en un bar. Unos amigos me habían dicho ´nos reunimos en un lugar, a tal hora´, me quedé como una hora esperando y nunca vinieron. Apareció él, me pregunta a dónde voy, le digo y ahí nos vimos”, recordó Gustavo en una entrevista que concedió en Cortá por Lozano en 2017.
Y rememoró una anécdota de ese día: “Después con varios amigos fuimos a desayunar. Ricardo era el que siempre quería pagar todo, recuerdo que yo saco la tarjeta y me dice ´no, pago yo´. Le digo al mozo que me cobre, éramos varios y él insistía. Yo le dije ´se acabó, lo pago yo´. Creo que eso lo movilizó un poco porque estaba habituado a otra cosa...De todas formas, era una época en donde no tenía el dinero que después hizo con obras de teatro y demás”. Fue ahí que comenzó todo: “Al otro día, me acuerdo que estaba Marta -la madre de Ricardo - y él me invitó a un concierto”.
Siempre rodeado de mucha gente, Martínez era quizás el único que podía decirle lo que pensaba. “Todo el séquito de gente que tenía dependían de él, entonces eran muy obsecuentes. Yo trabajé siempre dando clases -era profesor de Educación Física-, y eso me da la independencia de poder decir lo que quiero, porque nunca dependí de él”, aseguró en esa entrevista que hizo con Verónica Lozano.
Tiempo atrás y en diálogo con Teleshow, Ayelén Fernández, jefa de prensa y productora del mediático, reforzó estas palabras: “Le tengo mucho respeto. Siempre cuidando a Ricardo y a sus hijos. Y siempre tenía una palabra para ubicarlo cuando se iba, o traerlo a la realidad, que ellos dos conocían del Ricardo real, previo a ser tan famoso. Y cuando de repente en medio del alboroto Gustavo decía algo, todos se callaban porque siempre fue una persona muy coherente”.
Fue justamente Gustavo la única persona con la que pensó formar una familia, aunque finalmente el vínculo sentimental se rompió poco antes. Sin embargo, el mediático siguió firme con su sueño y comenzó a hacer las averiguaciones para subrogar un vientre en Los Ángeles, ya que en Argentina no está reglamentada la práctica.
Después de varios trámites y viajes a Estados Unidos para estar con la subrogante y así poder crear el vínculo con los mellizos que estaban en camino, Ricardo finalmente logró cumplir su proyecto. Padre presente desde el día uno, siguió el embarazo semana a semana y hablaba casi a diario con la mujer que engendraba a sus bebés. “Llegué al parto y me dejaron cortar el cordón umbilical de mis hijos”, contó el chocolatero en una entrevista. Y, si bien la paternidad fue una decisión personal, ahí estuvo siempre Gustavo para acompañarlo. Incluso luego de la muerte de su padre y cuando buscó la fama que siempre quiso, tratando de contenerlo desde su bajo perfil. Siempre incondicional.
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