Paula Morales se instaló en Carlos Paz por la temporada de verano para protagonizar la comedia Andate amor mío en el teatro Zorba. La actriz está acompañada por la familia ensamblada que formó con su pareja, Fabián Vena, quien está realizando el espectáculo Los 39 escalones en el Teatro del Sol 2.
De esta manera, cuando no están haciendo funciones, los dos aprovechan la tranquilidad de las sierras cordobesas para disfrutar de los chicos: Valentino (siete años), hijo de ambos; Benicio (15), fruto de la relación anterior de Paula con Juan Manuel Guilera; y las hijas de Fabián, Vida (12) y Cielo (11), las niñas que adoptó con Inés Estévez.
En una entrevista con Teleshow, Morales reveló cuáles son las claves para mantener una relación sana con su pareja de más de 8 años, dio detalles de los proyectos de trabajo que tiene para este 2022, y explicó cómo logra un equilibrio perfecto entre la vida familiar y laboral.
—¿Cómo estás viviendo esta temporada atípica en Carlos Paz?
—Venir a Carlos Paz siempre es un disfrute porque podemos combinar lo que más nos gusta, el teatro con las vacaciones de la familia. Entonces el saldo siempre es positivo. El año pasado ya habíamos venido a una temporada también muy atípica, pero con bastante menos gente, por lo menos en las salas teatrales. Nosotros sabemos aprovechar la temporada más allá de que si es buena o no en función de la cantidad de público.
—¿Qué es lo más interesante de la obra Andate amor mío que estás protagonizando con René Bertrand?
—Es una comedia dramática muy divertida, el público se muere de risa durante toda la obra, pero también se queda reflexionando. Si salís del teatro y vas a comer o a tomar algo con tu pareja o un amigo, es probable que sigas charlando sobre la vida, el amor y los vínculos. En la obra interpreto a Andrea, que está desde hace muchísimos años en pareja con el personaje de René y llega un momento en el que necesita vivir otra tipo de vida, con un poquito más de adrenalina. Ella necesita experimentar lo que lo que no pudo vivir estando en pareja desde tan chica. Suceden muchas situaciones desopilantes que los hacen reflexionar sobre su pareja y sobre el amor.
—¿Te pudiste identificar con alguna situación que se toca en la obra?
—No que me haya pasado así tal cual le sucede a mi personaje. Me parece que es una obra para que las personas se sientan identificadas con uno u otro personaje. En mi caso, estoy en una relación con Fabián desde hace más de 8 años. Por supuesto que a la pareja siempre hay que alimentarla, es algo que no se puede descuidar porque si no te come la rutina, el día a día y las actividades que a veces hacen que la pareja no pueda encontrarse. Pero con Fabián somos muy cuidadosos y le damos mucha importancia a estar conectados, unidos, a no perdernos.
—¿Cuál es la clave para tener una relación sana?
—Creo que la libertad básicamente, el amor, el cuidado hacia la otra persona, el dejar ser, el no querer cambiar al otro, el aceptarlo tal cual es. Es difícil porque las relaciones son un trabajo a diario, pero un trabajo en el mejor sentido de la palabra: hay que cuidarlas, alimentarlas y y hay que mirar a la otra persona todo el tiempo, pero no perderse. Cuando estamos con alguien diferente a uno, que siente diferente y necesita cosas diferentes, es importante no perderse en la maleza del otro. Es difícil, pero se puede con amor y dedicación.
—Entonces siempre buscás un equilibrio entre el trabajo, el cuidado de tus hijos y la pareja, como un combo.
—Para mí todo va de la mano. Disfruto mucho de la vida familiar, de mi vida en pareja con Fabián. Los dos disfrutamos de los niños y también disfrutamos muchísimo de salir a trabajar. Siempre necesito estar preparando algo o haciendo funciones a la noche, salir del teatro e juntos a comer, a compartir lo que hizo cada uno. Para mí es básico, va todo de la mano, y necesito un equilibrio entre entre todo eso, que todo esté bien.
—¿Qué factores tenés en cuenta a la hora de elegir tus trabajos, más allá de la cuestión económica?
—Tengo que leer la historia y me tiene que gustar, me tiene que interesar llegar al final. Me tengo que ver en el personaje que me proponen, me tengo que me imaginar haciendo esa obra todas las noches o una vez por semana o lo que fuera, según como sea la propuesta. Después saber quién la dirige, quiénes son parte del elenco. Para mí también la parte humana de compartir es muy importante. Ahora con Andate amor mío estoy trabajando con compañeros súper talentosos, son seres humanos de primera, y para mí eso es fundamental: pasarla bien. Más allá de estar trabajando, mucho más allá de lo económico, yo quiero ir a disfrutar y pasarla bien, porque este trabajo tiene mucho del contacto con nuestros compañeros.
—¿Tus hijos te van a ver al teatro?
—Sí, Valentino desde que estaba en mi panza: actué embarazada de 8 meses. Él viene al teatro desde que era un bebé, toda la gira de Casa Valentina estuvo con nosotros. Ahora todas las noches viene al teatro conmigo o va al teatro con Fabián. Benicio ha venido siempre también. Ahora que está más grande a lo mejor le cuesta un poquito porque le divierte más salir con sus amigos. Las nenas también han venido muchísimo.
—¿A alguno de los chicos le gusta la actuación?
—No lo sé. Valentino trabajó el año pasado en Yo nena, yo princesa, una película de Federico Palacio en la que hacía del hermanito mellizo de Luana, la primera niña trans a la que le dieron su DNI en Argentina y en el mundo. En la película yo tenía un personaje y Fabián, otro. Un día nos llamó Palacio y nos dijo que estaban buscando a un hermanito de Luana y habían pensado en Valentino. Al principio dije que no porque es muy chiquito: me costaba dejarlo actuar a los seis años recién cumplidos. Después con Fabián se lo preguntamos a él y dijo que sí enseguida. Nosotros le dijimos que las jornadas eran largas y quiso hacerlo igual. La pasó increíble, divino. Cuando terminó su participación, al otro día lloraba porque los extrañaba y quería volver a filmar. En el estreno de la película, fuimos al cine con él y disfrutó muchísimo verse en la pantalla. Pero si le preguntás, no dice que quiere ser actor. Hizo la película y se olvidó, ya está, es una experiencia. A Benicio tampoco lo veo, más allá de que estudió cuatro o cinco años en la escuela de Fabián hasta la pandemia. Le encantan las clases de teatro, pero no dice que quiere ser actor.
—Aparte de la temporada teatral, ¿tenés algún otro proyecto laboral para este 2022?
—Tengo una obra de teatro y otro proyecto para hacer un capítulo de una serie para una plataforma. Son capítulos que van rotando los actores, que empiezan una historia y terminan. También me convocaron para Microteatro. Nunca hice una obra ahí, siempre quise hacerlo, pero por cuestiones de tiempo nunca lo pude concretar hasta ahora. Y es probable que sigamos con Andate amor mío en Buenos Aires.
—¿Tenés algún proyecto con Fabián?
—Por ahora no tenemos proyecto de trabajar juntos, pero siempre vuelven esas propuestas de hacer algo. Muchas veces trabajamos juntos y nos llevamos muy bien. Sabemos separar perfectamente nuestro vínculo del trabajo, somos compañeros. Por ejemplo, el año pasado él me dirigió: éramos cuatro actores y él además de actuar, dirigía. Por supuesto que no había ningún tipo de trato especial ni mucho menos: éramos compañeros y él era mi director. Después en casa no somos tanto de hablar del trabajo si compartimos un mismo proyecto. Si él me tiene que decir que cambie algo de alguna escena o lo que fuere, me lo dice en general en el ámbito del teatro.
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