Conocedor del ambiente como pocos, Marcelo Polino reveló cuánto ganan los panelistas de televisión, con el fin de desmitificar y demostrar que así como no todo lo que brilla es oro, no todos los que están en televisión ganan fortunas.
“Estuve charlando con un canal, que me ofreció trabajo, sobre los sueldos de los panelistas. Y, realmente, lo que gana una panelista, si le descontamos los gastos que tiene más el pago de un estacionamiento, queda debiendo plata”, comenzó en su ciclo de radio Mitre Polino Auténtico, en referencia al poco dinero que se paga en algunos ciclos.
La razón, principalmente, es porque en muchos programas a los panelistas se les paga “por actores, como si fuera un bolo”. Aunque no estaba cien por ciento seguro, develó que el bolo está en unos tres mil setecientos pesos: “Está complicado el negocio de la tele. Hay menos encendido, menos publicidad y, esto hace que los sueldos sean más bajos”.
“Además, los panelistas son los que más laburan. Porque son los que llevan la información, quienes tienen que remar al conductor. Esto para desmitificar un poco que todo el que trabaja en la tele gana una fortuna. Están muy empobrecidos, porque bueno, no escapa a lo que es la realidad del país”, analizó el conductor sobre sus colegas.
De esta manera, el conductor dejó en claro que no siempre trabajar en pantalla es sinónimo de opulencia, más si a dicho bolo se le descuentan los gastos en concepto de viáticos y demás cosas, ya que para estar en tele, el panelista bien o debe llegar antes al canal para maquillarse y peinarse o realizarlo antes en su casa. Actualmente todos los canales tiene programas de panel, ya sea que se trata de un staff fijo con contrato, o rotativo y con invitados que cobran bolo como ejemplificó el periodista.
Marcelo Polino nació en Tres Arroyos, en la provincia de Buenos Aires, el 30 de enero de 1964 y de chico soñaba con estar en televisión. “Cuando vivís en un pueblo y ves la tele, y a Mirtha que comía, Sofovich que regalaba plata, vos decís: ‘Quiero estar ahí, ese es el lugar de la felicidad’”, contó alguna vez, cuando su deseo ya era una realidad.
Su primer trabajo en el mundo del espectáculo fue con Pipo Pescador, que estaba buscando un mago para uno de sus shows. Tras un romance con la hija del animador infantil que lo hizo cruzar el océano para instalarse en España y Francia regresó a Buenos Aires donde entró a una editorial como personal de limpieza y allí dio sus primeros pasos como periodista.
A Polino le interesaba la vida de los artistas y cuando los periodistas se iban de la redacción, practicaba escribir a máquina con dos dedos. . Un domingo se precisaba cubrir una nota y como nadie quería hacerla, Polino se ofreció. “Me anotaron cinco preguntas y fui. Recuerdo que la nota era a unas gemelas que habían sido separadas al nacer y se habían reencontrado a los 45 años”. Así, se convirtió en un periodista reconocido y en uno de los jurados más temidos que pasó por el Bailando.
En más de una ocasión expresó sus ganas de ser padre: “Tenía que ver con poder devolverle a alguien todo lo que yo recibí porque vengo de muy abajo. Arranqué durmiendo en una plaza y logré todo lo que quería y mucho más de lo que necesito. Entonces, yo quería darle a un niño salud, educación y acompañarlo. No se dio, pero eso va a quedar siempre en mí”.
Sobre por qué abandonó su deseo de adoptar, en el programa de Mirtha explicó. “Cada dos años hay que volver a hacer todos los trámites. Hay una carpeta para anotarte y cada dos años tenés que volver a hacerte los estudios, la declaración jurada de bienes, decir dónde va a vivir el niño. Es algo muy invasivo. Lo soporté dos veces, iba a hacer la tercera ahora, y desistí”. Y agregó: “Me pasó el tiempo. No soy la misma persona que hace seis años. Me cambió la vida. Es un ejemplo personal, pero hace seis años mi mamá me podía acompañar. Pero el año pasado no estuvo bien de salud, y tengo que estar pendiente de ella. Las prioridades van cambiando”.
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