El verano de L-Gante no para. El cantante de cumbia 420 se encuentra de gira por diferentes lugares del país y entre presentación y presentación vuelve a sus pagos de General Rodríguez. Allí además de reencontrarse con sus amigos, aprovecha para seguir de cerca los avances en la construcción de la imponente casa en el Barrio Bicentenario donde se mudará con su pareja Tamara Báez y la pequeña hija de ambos, Jamaica y que contará con tres pisos, piscina temática y un amplio jardín.
Elián Ángel Valenzuela, tal su verdadero nombre, mostró por primera vez el que será su hogar en el mes de agosto, en diálogo con Laurita Fernández en El club de las divorciadas. “Yo estoy construyendo, no tengo nada, ni sé qué voy a poner acá. Tengo mi cama y nada más. Estamos empezando de cero, de cero”, remarcó el músico, que adelantó cómo seguirá la obra: “Cocina, baño, la sala de estar... arriba tenemos dos piezas, un baño y seguimos para arriba”, dijo el músico.
Más adelante el joven compartió una serie de videos en los que se veía a parte de la maquinaria y a los trabajadores que le empezaban a dar forma a la construcción. Por entonces todo era incipiente, y entre graffittis y escombros, solo podía verse veía el esqueleto de la futura casa que ahora cobró una fisonomía bien diferente.
“Dale que ya falta poco”, escribió el músico en una de sus historias titulada “La construcción” para que lo vean sus XX millones de seguidores. En una postal nocturna, L-Gante dirige la cámara de su teléfono celular a la casa de tres pisos que por lo que se ve en la imagen, avanzó a muy buen ritmo. Ya tiene instalada parte de la iluminación y el revestimiento y los balcones y un ventanal que permite ver la escalera interna. “Va queriendo, ¿o no?”, se pregunta el músico, cada vez más contento con el trabajo y con la certeza de que falta cada vez menos para la mudanza.
En el plano musical, el cantante de General Rodríguez viene con un verano agitado. A las publicaciones de sus temas con Tini Stoessel y Sebastián Yatra, se le sumaron una serie de presentaciones en diferentes plazas turísticas, en los que pudo palpar el cariño de sus seguidores. Claro que la diversión no es solo para ellos, y también L-Gante se dio el gusto de bailar con propios y ajenos hasta la salida del sol.
La secuencia ocurrió en Pinamar, cuando el músico regresó a su hogar tras un show, y después de comer unas hamburguesas y jugar unas partidas de Play Station, abrió la puerta para ver lo que ocurría ahí afuera, bien cerca del mar. Un DJ marcaba el ritmo desde una computadora y más de un centenar de chicos y chicas bailaba al compás de la música de L-Gante. En ese momento, el reloj marcaba las 6.53 y el sol ya se asomaba con fuerza en el cielo de Pinamar que no mostraba ni una nube. Cada uno lo disfrutaba a su manera, hasta que el músico sorprendió a todos con una revelación.
“Se sumaron los vecinos”, celebró Elián de repente y enfocó con su cámara hacia otro ángulo de la fiesta, esta vez hacia el patio que conectaba con otras casas. Allí se veía a un grupo de jóvenes que seguía bailando al compás de la música, y de fondo dos vecinos, que lejos de quejarse por los ruidos molestos, optaron por engancharse a la fiesta. Claro que en vez de vasos con alcohol o latas de bebidas energizantes, prefirieron tomar con mate. Eso sí con lentes oscuros y moviendo el cuerpo al compás del ritmo.
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