Susana Giménez: la mujer desencantada que después de haber tenido los amores más apasionados decidió vivir sin un hombre

Hoy cumple 78 años y los festejará con su familia y amigos pero, por elección propia, sin un amor de pareja. Los motivos que la llevaron a cerrar su corazón y preservarse de las relaciones en esta etapa de su vida

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Con muy poca pantalla y
Con muy poca pantalla y sin ganas de tener una pareja estable, Susana encuentra en sus perros a su mejor compañía (Foto: Instagram)

Nunca soñé con un amor para toda la vida”, le dijo en septiembre de 2019 a Santiago del Moro invitada a ¿Quién quiere ser millonario? y como una suerte de presagio, en sus casi ocho décadas, Susana Giménez lo tuvo todo y en exceso, pero lo que pocas veces abundó fue el amor. Irónicamente vivió romances apasionados y pasó poco tiempo sola sin una pareja, sin embargo no alcanzó: fueron contados los hombres que la acompañaron, que la contuvieron y que la amaron de una forma sana y desinteresada.

¿Por qué una de las mujeres más populares del país, bella como pocas, inteligente, divertida, buena amiga está sola, sin un compañero estable? Por una sencilla razón: por decisión propia. Es que cansada de sufrir por amor, de ser estafada -tanto emocional como económicamente-, de padecer engaños y desencantos, la conductora tomó una decisión determinante: basta de hombres. Su corazón, de algún modo, se cerró y se abrazó a la soledad.

“Estoy feliz. No quiero estar con nadie que me amargue la vida, estar esperando que me llame por teléfono y que me afane. Nunca soñé con un amor para toda la vida. A lo mejor antes, la gente tenía otra cosa: los hombres eran más fieles, más amorosos, mantenían su hogar… Ahora no. Todo es distinto”, dijo en la misma entrevista televisiva.

Tal vez los tres años que pasó pupila en un colegio en su infancia la habituaron a la soledad. Esa decisión de su padre, de que la niña de la casa duerma en los cuartos que ofrecía el colegio Quilmes High School, la forjaron en ausencias. “Mi papá era violento con mi madre porque ella era muy celosa y él era mujeriego. Entonces, a veces, yo escuchaba cosas espantosas y muchas otras los he tenido que separar... y eso es horrible”, sostuvo la diva en el marco de la campaña Terminemos con el machismo, impulsada en 2017 por ella desde su propia revista.

Algún día contó que durante esos años alejada del núcleo familiar, sufrió las ausencias de su madre y de su abuela; que pasó frío por la falta de abrigo, desde una manta hasta un abrazo, y que lloró mucho por ese abandono. La experiencia la apagó en su niñez, pero también le dejó algunas enseñanzas claves que la acompañarían toda su vida: seguir siempre adelante, reinventarse cuando haga falta, buscar el lado positivo a las situaciones adversas y, sobre todo, evitar quedarse en lugares que le quiten el brillo, que la opaquen, que la hagan sufrir. Y en eso está desde entonces.

La loba

Susana Giménez recibiendo besos y
Susana Giménez recibiendo besos y afecto de su perro Beto, todo el amor que necesita para ser feliz

“Ser nosotros mismos hace que acabemos exilados por muchos otros. Sin embargo, cumplir con lo que otros quieren nos causa exiliarnos de nosotros mismos”, asegura Clarissa Pínkola Estés en su libro Mujeres que corren con los lobos. En esta frase en la que resalta la valentía de ser auténtico en cualquier escenario, la escritora invita a volver a la esencia, a la loba, a esa mujer salvaje que huye de las trampas que intentan coartar su libertad. Y esta frase aplica perfecto a cada una de las decisiones que fue tomando la diva en los últimos años. No perderse del foco, autopreservarse y sobre todo, priorizarse así tenga que resignar algunas cosas en el camino. Aunque esté involucrado el corazón, aunque duela.

Ya sea cuando se separó del padre de su hija muy joven y pobre, sin nada más que la pequeña Mercedes a upa; cuando años después sacó a su marido Huberto Roviralta “a los cenicerazos” aún sabiendo que esa acción le saldría millones de dólares, o como cuando comprendió que el uruguayo Jorge Rama la había estafado y le puso sus cosas en la calle. Sobre este último, le había confesado en 2010 a Jorge Rial en una entrevista radial: “Cuando descubrí sus adicciones lo eché. Ya había notado un cambio antes, así que no me costó nada terminar la relación. Igual, si hubiera estado enamorada, lo habría dejado también porque no soporto a los borrachos y los drogones”. Siempre, auténtica y fiel a sí misma, haciendo uso del privilegio de poder decidir, así le valga horas de llanto y de dolor.

Sus días en su chacra,
Sus días en su chacra, en Uruguay

¿Todos estos motivos enumerados anteriormente bastan para que un corazón termine por cerrarse? La psicóloga y escritora especialista en crisis individuales y de pareja, Beatriz Goldberg, asegura que “Susana nunca tuvo relaciones en las que pueda sentirse bien, relajada, por el contrario siempre tuvo relaciones de pareja donde no tuvo la gratificación de un ida y vuelta total, donde siempre tuvo que poner el hombro. Algunas terminaron en escándalo, estafas, no finalizaron bien. Tal vez el modelo de pareja que ella tuvo por sus padres no le dio confianza, sino más bien la sensación de no poder decir ‘no quiero esto para mí'”.

Hay personas que cierran su corazón de alguna manera, de grande o bien que no quieren algo comprometido porque ya tuvieron sus hijos, ya convivieron. Y así lo deciden. Igual puede decirse y no ser terminante, puede aparecer alguien que cambie esa intención, aunque en su caso no creo porque ella tiene otras cosas que la llenan como sus perros, su lugar en Uruguay. Se ve que también cuando tuvo el coronavirus se unió más a su familia porque terminó de confirmar que podía contar con ellos, entonces se refugia más ahí, en ese modelo de familia que no tuvo pero que supo construir, que con un hombre”, explica la licenciada.

“No tuvo un hombre fálico, que la proteja, que la acobije y son decisiones. Muchas mujeres durante mucho tiempo deciden estar solas, Mirtha Legrand también después de enviudar tomó una decisión similar. Lo mismo Moria por muchos años en los que solo tuvo relaciones ocasionales”, asegura la licenciada y autora del libro Parejas Tóxicas (Editorial Kier).

Por eso, ya desde hace un tiempo, no es extraño verla realizar otro tipo de rutinas durante los veranos esteños. Alejada de las fiestas, las postales que llegan de Punta del Este la muestran jugando con sus perros, arreglando sus plantas, leyendo un libro, yendo al teatro o compartiendo momentos con su hija y su hermano Patricio, que se mudaron con ella en su chacra. “No estoy enamorada de nadie y probablemente no lo quiera estar. Mis afectos son mi familia, mis amigos y mis perros y mis gatos”, repite como un disco rayado ante cada consulta de si planea volver a juntarse con algún señor.

Junto a su hija Mercedes,
Junto a su hija Mercedes, su gran compañera y confidente

Si bien hace mucho tiempo se niega a dar nombres, la diva abrió su corazón en diálogo con la revista Gente y habló sobre su situación sentimental: “Salgo, tengo mis cositas. Lo que detesto es la convivencia. ¿Cuándo entenderá la gente que eso destruye por completo a las parejas? Me gustan los hombres más que nada en el mundo, pero no tanto como para volver a vivir con uno. El baño, el televisor y el tiempo ya son solo míos, para siempre”. Una sentencia que suena definitiva.

La mujer apasionada ¿que fue?

Susana es una mujer que todo lo vive blanco o negro, desde sus posturas políticas, su relación con el trabajo y sus vínculos de pareja. En su universo parece no existir la paleta de los grises. Si está, es al 100; si no lo está, también. Por eso cuenta en su haber con dos matrimonios y un ramillete de convivencias. Aunque solo fue madre una vez, vivió amores y pasiones tan extremas que varias de ella le causaron más de un dolor de cabeza, ¡y de bolsillo!

El casamiento de Susana Giménez
El casamiento de Susana Giménez con Mario Sarrabayrouse

Corre 1961 y la vida de María Susana Giménez Aubert no pintaba fácil. Sus padres, Augusto y María Luisa Sanders, eran un dúo destructivo, por eso a los 17 años se fue de su casa, huyendo de esa olla a presión permanente. En esos días conoce a Mario Sarrabayrouse. Él tiene 23 años y un apellido notorio, “pero ni un sope” según palabras de la diva. “No había plata ni para pagarle al lechero”, contó tiempo después, sin embargo a los pocos meses ya estaban casados y con una hija, Mercedes. Por aquel entonces, todo era sacrificio: se quedaba hasta las cinco de la madrugada cosiendo cuellos para los vestidos de lana que estaban de moda. Le pagaban por unidad, una miseria, pero ella tenía 18 años y con ese trabajo logró mantener a la nena.

Las peleas eran diarias y sin planearlo, Susana estaba repitiendo la historia de sus padres. No lo iba a permitir, así que planteó la separación, con todo lo que eso implicaba para la época. Quedó “en bolas y con una bebita que criar”. Pero, mientras miraba televisión con Merceditas en brazos, se propuso ser como Claudia Sánchez, la número uno de entonces, y juró que jamás volvería a ser pobre. Y a fuerza de trabajo y un toque de magia, lo logró. Pero para eso faltaba, así que hasta que la fama la encuentre, se graduó de maestra de enseñanza primaria, profesión que nunca llegó a ejercer.

Susana Giménez y Héctor Cavallero
Susana Giménez y Héctor Cavallero fueron una dupla laboral imbatible y pareja durante nueve años

Pronto, su figura y su 1,70 mts de altura la llevaron al camino del modelaje. Así la descubrieron en la agencia de Héctor Cavallero y nunca dejó de trabajar. En 1969, llegaría la publicidad que le dio fama completa: protagonizó el comercial del jabón Cadum y con el “shock”, Susana ya se convertía en éxito. Su relación con el productor teatral fue mucho más que la espina dorsal de su carrera por aquel entonces, sino que se convirtió en su pareja durante ocho años. “Fuimos muy felices. Quise mucho a Héctor. Igual, él era un mujeriego empedernido”, recordó alguna vez.

Años después, rencores saldados (Foto:
Años después, rencores saldados (Foto: Verónica Guerman / Teleshow)

Fue él quien propuso a Susana para protagonizar La Mary, la película que dirigió Daniel Tinayre y escribió José Antonio Martínez Suárez -el hermano de Mirtha Legrand- en la que conoció a Carlos Monzón. En ese momento, la actriz fue algo desprolija, como lo contaría Cavallero años después, en una entrevista con el ciclo Modo Sábado por Radio Nacional, conducido por Tatiana Schapiro y Horacio Marmurek: “Tuve la misión de contratarlo a Carlos para la filmación de la película La Mary. Tuve una relación bastante cercana y en la parte afectiva de él con Susana tuvo mucho que ver conmigo. Toda la parte fea de la cosa”.

Es que si bien era uno de los productores de la película, Cavallero viajó a Europa y no estuvo presente los meses de su rodaje y cuando volvió: “Me encontré con algunas sorpresas”. Con el tiempo, los ex pudieron limar esas asperezas y recordarse con mucho cariño y respeto.

Carlos Monzón y Susana Giménez,
Carlos Monzón y Susana Giménez, cuando eran la pareja del momento

Ella brillaba en todas las marquesinas y reventaba boleterías de todos los teatros y cines. Él ganaba títulos boxeando por todo el mundo. Y cuando se encontraban, se sacaban chispas. El romance de Susana con Carlos Monzón fue tan apasionado como tóxico.

Aún hoy, la conductora recuerda cómo lo amó locamente. Dicen que el flechazo fue inmediato, que el día que se conocieron en el Hotel Sheraton para protagonizar juntos La Mary no hubo vuelta atrás. No importaron ni Cavallero, con quien Susana convivía hacia casi una década, ni Pelusa, la mujer del deportista y madre de sus tres hijos, que lo esperaba pacientemente en su casita de Santa Fe.

Cuenta la leyenda que cuando el romance pasó de rumor a la tapa de todas las revistas, Pelusa fue a la puerta del teatro Astros a encarar a la estrella: “Soy La Pelusa, la mujer de Carlos. Pelusa Monzón. Esta vez sólo una advertencia, la próxima te meto un tiro en la cabeza”. Nada los detuvo, eran irrefrenables. Los comentarios de la época hablaban de que los besos entre los protagonistas en el set no cesaban ni ante el grito de corte del director.

Las escenas más fogosas de
Las escenas más fogosas de Susana Giménez y Carlos Monzón en "La Mary"

Y así fue como, pese a las peleas, los celos, el alcohol, el acoso de la prensa, vivieron una relación de cuatro años. “Hubo mucha persecución, mucho morbo alrededor de nuestra relación. Nos miraban como si fuéramos ‘La bella y la bestia’. Nos convirtieron en una pareja integrada por dos símbolos sexuales y simplemente pasó que me enamoré”, contó Susana alguna vez. Aquí también fue ella quien decidió ponerle un punto final al vínculo porque, por más amor, esa relación la estaba llevando al lado oscuro y ella, con una hija, no se lo podía permitir. Las mujeres también tuvieron su revancha y se reunieron en un estudio de televisión para sellar el perdón. El abrazo entre Pelusa y Susana en el living cerró el círculo. Todo resuelto.

Susana Giménez y Sergio Denis
Susana Giménez y Sergio Denis

Sergio Denis fue el siguiente y breve dueño del corazón de la diva. Con los años se volverían buenos amigos y él, un invitado recurrente a su programa. Encuentros en los que recordaron con cariño su corto e inolvidable romance. Ella venía de romper con Monzón y estaba dolida, él quiso consolarla con algunas canciones. El encuentro se dio en el Hotel Hermitage de Mar del Plata y el mar testigo de ese amor de verano. “La primera vez que nos besamos fue en una escollera de Playa Grande. La quise mucho”, contó Denis alguna vez.

No era el primer cantante para Susana. Antes, en un impasse que había tenido con el boxeador, tuvo algunos encuentros con Cacho Castaña. Juntos y entre risas, han recordado incluso en el living de la diva cuando el músico tuvo que salir oculto en el baúl de un auto para que el deportista no lo viera.

En su programa, Cacho Castaña
En su programa, Cacho Castaña siempre le recordaba cuando tuvo que salir oculto del baúl de un auto para que Carlos Monzón no lo viera

Con Cacho se conocieron cuando grababan la película El mundo es de los jóvenes pero ambos juraron que en ese momento no pasó nada porque ella aún estaba en pareja con Cavallero. Sin embargo, a mediados de los 70, cuando volvieron a coincidir ahora en la comedia teatral de Carlos Perciavalle, Estrellas en el mar, le dieron rienda a la atracción. Otra vez fue la ciudad de Mar del Plata testigo privilegiada de la pasión.

El amor después del amor,
El amor después del amor, tras una relación que duró nueve años, Susana y Ricardo Darín lograron ser íntimos amigos

Y nuevamente, llegó la estabilidad en 1978. Con Ricardo Darín pasaron juntos nueve inolvidables años. No importó que el tuviera tan solo 21 años, 13 años menos que la diva. Juntos se rieron tanto que fue un amor sanador para Susana, que venía con magullones.

Además de compañerismo y pasión, compartieron trabajo, como cuando protagonizaron la comedia teatral Sugar, con Arturo Puig. Él aún era tildado de “galancito”, ella ya era una figura consagrada. ¿Qué los distanció entonces, si todo parecía perfecto? Las insalvables diferencias, a las cuales Susana esta vez tampoco iba a ceder. “Ricardo quería tener hijos y yo no quería, él quería ir a vivir a una casa y yo a un departamento”, explicó la conductora a Crónica hace unos años. “A Ricardo no le interesaba mucho la plata -recordó-. Era una especie de romántico empedernido y me alegro de cómo va su vida”.

Susana Giménez y Ricardo Darín
Susana Giménez y Ricardo Darín fueron pareja nueve años

Hoy son íntimos amigos tanto ellos dos como la mujer del actor, Florencia Bas, quien supo comprender sin celos que la actriz siempre sería parte importante y presente en la vida de su marido. “A ella la adoro, porque lo ha hecho muy feliz y le ha dado hijos”, reconoció Giménez.

Susana Gimenez y Humberto Roviralta,
Susana Gimenez y Humberto Roviralta, el error más caro de su vida

Cuando se conocieron, el polista circulaba por Buenos Aires en un Fiat 147 verde, y vivía en un departamento de dos ambientes en Posadas, entre Ayacucho y Callao. Después de la tumultuosa separación, volvió a ese refugio con algo de ropa en su bolso de mano y diez millones de dólares en su cuenta bancaria. No los juntó trabajando, se los ganó a la diva en un divorcio histórico y que sentó jurisprudencia.

Al mes de conocerse, él le propuso casamiento. La boda, que fue espectacular y televisada, paralizó al país. Fue el 5 de diciembre de 1988 en el registro civil de la calle Uruguay, en Capital Federal, con una fiesta para 500 invitados en el Roof Garden del Hotel Alvear, el mismo lugar en el que se conocieron. “Sí, acepto”, dijo la diva con una amplia sonrisa, creyendo que había encontrado al príncipe de su cuento. Nada más alejado.

La boda de Susana Giménez
La boda de Susana Giménez y Huberto Roviralta (Crédito: La semana)

“Me defendí y le tiré con un cenicero”, dijo en una conferencia de prensa aún recordada, diez años después y cuando el conflicto fue televisado en cadena nacional, transmitido en vivo, desde la puerta de su mansión en Barrio Parque. Se supo que horas antes, juntó todas sus pertenencias y le mandó a decir: “si no se lleva todo ya, le saco la ropa a la calle”. Los gritos se escuchaban desde la puerta, el enojo se veía en su cara, no va más definitivo.

La conferencia en la que
La conferencia en la que Susana contó que le había arrojado un cenicero a Huberto Roviralta (Youtube)

Luego llegarían los Jorges a su vida. El primero, Corcho Rodríguez, una persona muy importante para la diva, de quien se enamoró perdidamente y con quien proyectó años de amor y negocios. No pudo ser. El otro Jorge Rama, un empresario uruguayo que fue más un timador que un buen candidato.

Dicen que lo que mal comienza, muchas veces mal acaba. Y así fue para esta relación en la que Susana tuvo más dolores de cabeza que alegrías. Casi nadie de su entorno se alegró cuando conoció a este señor en 2005 y para colmo, los medios del país se hacían una panzada hablando sobre su vida privada que no era trigo limpio.

Susana Giménez y Jorge Rama,
Susana Giménez y Jorge Rama, un romance con un final anunciado

Es que el empresario estaba aún en pareja con la modelo Eunice Castro cuando ella misma vio la tapa de una revista argentina que anunciaba el romance con Susana. En ese momento, él argumentó que se trataba de una movida de prensa y que mantenía solamente una relación laboral con la conductora. Sin embargo, años después, Castro pudo comprobar que sus sospechas no eran simple paranoia, logró el divorcio y hasta participar de Bailando por un sueño junto a Marcelo Tinelli.

La separación, en 2009, se dio en medio de un escándalo judicial por librar cheques sin fondos que tenían la firma falsificada de la estrella de la televisión. “Estamos peleando por nuestro amor”, repetía el uruguayo que intentaba remarla. Incluso, involucró el nombre de Susana con la compra de jugadores de fútbol y hasta con el narcotráfico. Acusaciones de las que ella salió limpia, pero que él debió explicar ante la justicia. Algo inaceptable, sumado a algunos problemas de adicción que la misma la diva se encargó de confirmar. Roja directa para Rama, a quien Susana aún hoy, no quiere ver ni en figuritas.

Susana y Moyano: ¿algo más
Susana y Moyano: ¿algo más que amigos?

En la última década, de blanquear romances ni se habla. El último rumor vino de la mano de un personaje inesperado: Facundo Moyano. Si bien ellos se encargaron de repetir que simplemente eran buenos amigos, los encuentros y las fotos parecían decir otra cosa. Juntadas grupales, cenas a solas, fiestas. El joven, que en ese momento era diputado nacional y titular del gremio de peajes, aseguró en la mesa de Mirtha Legrand que se contactó con Susana para invitarla a la fiesta de fin de año que organizó para sus trabajadores y que luego forjaron una amistad.

“No todo es amor, romance y sexo. Además, podría ser la abuela”, sentenció la estrella de Telefe cuando fue consultada por la relación. “En él descubrí un hombre cultísimo, con una dialéctica brutal. Es muy interesante hablar con él. Todo lo demás que puedan imaginar, no existe. ¡Basta!”, dijo en 2017. En octubre del año pasado, el dirigente político se casó con la modelo Eva Bargiela. Cuando el flamante marido subió fotos de los festejos a su cuenta de Instagram, todos pudimos ser testigos de esa amistad que aún perdura. “Te felicito Facu, hacen una pareja fantástica, que sean súper felices”, expresó la conductora en un comentario mientras que Bargiela le respondió con emojis de corazón.

Susana Gimenez y Damian Popiloff,
Susana Gimenez y Damian Popiloff, breve romance en 2010

Antes, había compartido un tiempo con Damián Popiloff, un supuesto empresario inmobiliario que conoció el verano de 2010 en Punta del Este. Fue la última pareja que reconoció y con la que aceptó posar para las fotos. Pero resultó ser otro fiasco, una mochila que Susana esta vez supo sacarse a tiempo. Según se supo después, el joven de 35 años no sería ningún empresario sino más bien un empleado en una inmobiliaria de Caballito y tampoco una persona muy fiel.

Fue la propia Susana, desconfiando de su lealtad, la que habría enviado a una amiga a seducir a su chico para conocer su reacción. Por más “onda” que le puso Su, ya a esas alturas tenía claro que lo que no fluye, no hay que forzarlo. Y dicen que quien se quema con leche, ve una vaca y llora. Así que, con los antecedentes de Roviralta y Rama en su haber, la diva dejó ir, otra vez. Como lo haría siempre y como lo hará, tal vez, si algún día decide abrir su corazón una vez más para volver a amar.

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