El fenómeno Fátima Florez y sus múltiples personalidades se refleja todas las noches con la sala llena del teatro Roxy. Desde que debutó en Mar del Plata en diciembre, y aun cuando tuvo que interrumpir sus presentaciones por haber contraído Covid-19, Fátima la Camaleónica está entre las obras más vistas.
Lo que hace en escena es sorprendente. En una hora y 40 minutos se pone en la piel de más de 45 personajes locales e internacionales, acompañadas de música, magia y mucho humor. El espectáculo creado y dirigido por Norberto Marcos es una gran revista musical y familiar, apta para todo público.
—Hace diez años que estás en los primeros lugares de taquilla. ¿Cómo hacés para reinventarte?
—Trabajando mucho. Estoy siempre viendo la manera de crecer como artista, de evolucionar. Eso se logra a través de la entrega constante, estudiando e investigando lo que le gusta al público. Creo que eso se valora, y genera ese boca a boca que llena las salas.
—¿Y este año, qué quiere ver la gente?
—Eso lo analizo mucho, hago mi propio termómetro para sumar personajes. No pueden faltar los íconos como Madonna, Liza Minelli e Isabel Pantoja, que son celebridades que también me gustan y quiero compartir con el público. Están las divas, las nuevas generaciones. Y aparecen los personajes de la temporada política. Hay cuadros nuevos que hago a cara lavada, sin pelucas ni maquillaje, o desde el camarín donde voy mostrando la metamorfosis… Corremos mucho: el ritmo es vertiginoso.
La conducta y la metodología son las dos herramientas clave de Fátima al momento de lograr resultados que dejan al público boquiabierto. “Desde que llegué a La Feliz no he visitado la playa, eso tal vez lo pueda hacer los últimos días de febrero. Priorizo el descanso, la buena alimentación y la ejercitación diaria. Me cuido del frío, del calor…de todo, porque le pongo el cuerpo a diario”.
—¿Qué sentís cuando subís al escenario con un personaje nuevo?
—Mucha adrenalina. Me gusta ver la reacción del público. Los personajes se van perfeccionado con el tiempo, los sigo estudiando, observando; lleva un proceso de asimilación.
—¿Algún personaje imposible de sacar?
—Me pasó con muchos. Nada es de un día para el otro: hay que investigar, observar, asimilar, más allá de toda la parte técnica vocal y corporal. No me frustro ni tiro la toalla, sigo, porque en algún momento le encontrás el alma y aparece solo.
—¿Te bancarias una imitación tuya?
—Me parece un acto de amor y dedicación muy grande.
—¿Y quién te gustaría que te imitara?
—Podría ser Leticia Brédice.
—Tuviste un encuentro sobre el escenario con Patricia Bullrich. ¿Cómo se siente estar cara a cara con el homenajeado?
—Me enteré 10 minutos antes de la presentación; fue un encuentro improvisado que salió bien. Patricia se sumó con un ida y vuelta divertido, donde yo preguntaba quién era la verdadera, una especie de duelo de espejos. Fue un condimento más para la obra.
—Martín Bossi dijo que en Argentina no hay humor con contenido, sino grandes ejecutores. ¿Qué opinión te merece?
—No estoy de acuerdo. Hay mucha gente que hace humor con contenido. La gente se ríe a carcajadas y eso es muy saludable.
—En este contexto de pandemia.¿ El humor se volvió una herramienta indispensable?
—Necesitamos hacer catarsis. Durante meses tuvimos que privarnos de situaciones que nos hacían bien, ahora la gente lo disfruta más. Lo noto porque cuando termino la función nadie se quiere retirar, piden más y más.
De cara al 2022, la showoman se prepara para cruzar una vez más las fronteras. “En abril viajó a los Estados Unidos con imitaciones de la música country. Me demandó mucho trabajo porque es otra idiosincrasia, el humor es muy distinto. Ya lo hice en Miami, y tuve una gran aceptación. Me da orgullo llevar el talento argentino al mundo”, concluye Fátima Florez.
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