En octubre de 2020 Juan Yacuzzi, recordado por su papel de “Coqui” en Cebollitas, recordó las jornadas de rodaje de la tira infantil y confesó que no la pasaba bien detrás de escena. A tres meses de sus declaraciones el actor volvió a hablar del tema y aseguró que recibió amenazas por parte de algunos productores después de exponer los malos recuerdos que tiene de su participación en la novela emitida por Telefe entre 1997 y 1998.
En diálogo con el periodista Juan Etchegoyen en Mitre Live explicó que desde que hizo público su testimonio se le cerraron muchas puertas en el medio artístico: “Siguen en la misma postura y piensan que tienen más poder que nosotros o al menos en lo personal siguen con eso de aprovecharse, sufrí mucho después de lo que denuncié”. Y agregó: “Pasó eso de que tienen ese poder sobre mí para decirme que conmigo no trabajan más”.
“Te dicen: ‘No pibito, no quiero hablar más con vos... ¿qué decís? ¿De Cebollitas? No quiero hablar más con vos’; y yo ya no soy ningún pibito, tengo 40 años”, sentenció. Sin filtro, expresó: “A mí realmente me chupa un huevo que esos productores me llamen para algo; a esta altura, que venga a amenazarme o hiciste esto y me cierra las puertas no me interesa, al contrario, digo qué tonto que sos porque no entendiste nada”.
A su vez, contó que muchos de sus ex compañeros quisieron alzar la voz y recibieron las mismas advertencias: “Me pasó a mí y a otro de los chicos. Les cerraron las puertas... pero yo hablo de manera personal, no sé si los otros se van a animar a mostrar mensajes”. Sin dar nombres, se mantuvo firme en su postura: “Esas personas que hablaron de más y siguen con las mismas mentiras, hablando de la misma forma que cuando éramos chiquitos, saben que están equivocadas”.
“No vivo de ellos y no me interesa. Nunca hablé para buscar prensa de esto, salió la charla y hoy Cebollitas no podría hacerse porque antes no existían los celulares”, opinó sobre la producción dirigida por Víctor Stellay Mono Flores. Tres meses atrás el actor había hablado por primera vez de su participación, y allí fue cuando afirmó que para que saliera todo “perfecto” como se veía en el producto final, los niños tenían “mucha presión”.
También se lamentó por sus compañeros, algunos bastante más chicos que él, como Brian Caruzo (Gamuza) o Dalma Maradona, que tenían 8 o 9 años: “Se escuchaban unos gritos, unas cagadas a pedos terribles, innecesariamente o cuando nos tentábamos, que éramos chicos, nos cagaban a pedos como si hubiéramos matado a alguien; si hoy grabarías ese griterío, hay varios que no trabajarían más”.
“Pensábamos que era algo normal, que te equivocadas con la letra y que te griten y te caguen a pedos. Hoy por hoy, si yo me entero que a mi hijo un director le grita de esa manera como nos gritaban a nosotros es para matarlo, no tenía nada que ver”, aseguró. “Yo veía a compañeros llorando pasándola mal. Si te equivocabas te pasaban la escena, y te decían ‘ahora por tentarse queda para lo último’ y por ahí tenías que esperar seis horas para grabar esa escena donde te equivocaste y éramos chiquitos”, detalló.
“Si hay algo que te molesto de chico, no está de más decirlo. Trabajar con chicos es algo que no cualquiera puede hacerlo y se tendrían que manejar mejor”, pidió y recordó cómo eran las esperas en las grabaciones: “Lo que hacían que se lo copiaron de Chiquititas, agarraron un cuartito de 4 x 4 y nos encerraron hasta grabar, estábamos cómo diez horas encerrados, todos juntos, no podíamos salir de ahí un caos que no podíamos salir de ahí. Los de Chiquititas lo llamaban ‘la pecera’ y nos encerraban ahí hasta grabar, antes estábamos en el bar, en el camarín hasta que dijeron ‘a partir de ahora todos encerrados’ y nos cuidaban las madres”.
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