Gladys La Bomba Tucumana (55) está haciendo temporada teatral de verano en la revista Cocodrilísima de Omar Suárez que se presenta en el teatro Holiday de Carlos Paz. La popular artista vive un romance con uno de sus compañeros de elenco, Rodrigo Jara (36), un ex bailarín de ShowMatch.
El periodista Pablo Layus mostró una foto de ambos dándose un apasionado beso en el ciclo Intrusos y luego entrevistó a la cantante que admitió el affaire. “Hicimos un asado con todo el elenco y ahí pasó algo con Jara. Había muchísima onda con él. Un día le pregunté si tenía algún problema con mi edad porque yo soy una mina grande. Él me respondió: ‘Cruzo la calle solo’. Había una química tremenda. Todavía la hay y pasa algo extraño entre nosotros. Es mágico y lindo”.
Más allá de que la intérprete de La pollera amarilla aseguró que “pasaron cosas” con su colega, aclaró que todavía no avanzó la relación. “Mientras él piensa, aparecen personas que tienen deseos de estar conmigo”, señaló en el ciclo de América, dando a entender que Jara no es el único candidato que tiene en este momento. “Rodrigo es un hombre de 36 años y si yo le gustara ya hubiese avanzado...”, se quejó sobre la indecisión del bailarín.
Cabe recordar que Rodrigo Jara se hizo popular el año pasado por su participación en La Academia, como el partenaire de Mariana Genesio Peña. En una entrevista con Teleshow, habló de su exposición en el programa conducido por Marcelo Tinelli: “Es una sensación rara, está bueno, pero trato de mantener los pies sobre la tierra, no creer que porque ahora estoy en el programa van a pasar cosas maravillosas o me voy a volver famoso y ya mi vida va a estar solucionada. Simplemente es el mejor trabajo que he tenido, está bueno lo de la exposición, pero mi vida sigue siendo la misma, sigo teniendo el mismo trato con mi familia y amigos. Trato de mantener esa parte de mi vida igual, más allá de todo”.
Antes de llegar al reality, el bailarín realizó todo tipo de trabajos, desde ser albañil hasta trabajar en la Policía: “Desde chico, ayudaba a mi viejo, que es albañil. Nací acá en capital, después me fui para Mar del Plata, viví hasta los 5 años allá y después me volví para acá porque mi viejo conseguía laburos, íbamos y volvíamos. Él era albañil, después trabajó en una empresa de libros, pero después volvió al oficio. Y cuando me hice un poco más grande, a los 20 años, yo quería seguir la carrera de periodismo deportivo y como era privada y cara, y mi viejo era el único que trabajaba en mi casa, decidí pagarme mis propios estudios. Entonces como yo hice taekwondo de toda la vida, un compañero que era policía me dijo que él me podía hacer entrar si yo tenía ganas. Él trabajaba en el servicio de inteligencia y me metí a hacer la escuela de un año pupilo en Berazategui. No fue por vocación sino más por una necesidad laboral. Estaba bueno el trabajo, pero lo que no me terminó gustando es el entorno, había cosas que no iban con mi forma de pensar. Estuve tres años, hasta el 2010. Hice trabajo de calle, después empezaron los traslados, no me gustó ese manoseo, no encajaba y terminé pidiendo la baja”.
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