—¿Tenés algún sueño por cumplir? Hacelo ya.
Esas palabras del médico, acompañadas de un diagnóstico de salud feroz, dejaron perplejo a Martín Carrizo aquella tarde de abril de 2016. De ese modo y con esa crudeza, el baterista se enteraba que los dolores que sentía y la debilidad que apenas le permitía levantar los palillos tenían un agente responsable: Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular que se origina cuando las células del sistema nervioso -llamadas motoneuronas- disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren, provocando una parálisis muscular progresiva.
En cuestión de minutos, su vida acababa de dar un vuelco definitivo. “No tiene cura”, oyó decir. “Pronto no vas a poder valerte por tus propios medios”, seguía agregando el pronóstico clínico. “Yo solo quiero seguir tocando”, soñaba el padre de tres hijos, el músico de amplia trayectoria, el amigo entrañable, el hermano de la conductora Caramelito. Y luchó por lograrlo, mucho, tanto que inició todos los tratamientos que le recomendaron: desde kinesiología tradicional hasta biodecodificación con una psicóloga. Incluso un costoso tratamiento en Miami. Nada alcanzó. Este martes 11 de enero a la madrugada, a días de haber cumplido 50 años, su corazón se cansó de dar batalla.
“Decime, por favor, dónde sigo”, fue la primera frase que escribió Caramelito, actual panelista de A la tarde (América), anticipando la noticia que nadie quería leer. “Gracias, queridos y queridas por tanto cariño, ayuda y apoyo incondicional. Le hicieron muy bien cada día. Infinitas gracias. Martín falleció hoy 11 de enero a la madrugada. Su amor, su sonrisa, su música queda en nosotros para siempre”, indicó en el posteo que acompañó junto a una foto de su infancia junto a su hermano: allí, los pequeños Martín y Cecilia miran a cámara sonrientes y tomados de la mano, como lo estuvieron siempre.
Fue justamente gracias a una campaña impulsada por esta hermana guerrera, que se puso la causa al hombro y no dejó solo a su hermano ni un solo día, que en 2019 Martín pudo viajar a los Estados Unidos para recibir un tratamiento de tres meses con el fin de conseguir una mejor calidad de vida.
“Queremos ayudar a mi hermano. El tratamiento es muy costoso. Y... la verdad: no tenemos dinero para solventarlo”, le dijo Cecilia a Teleshow. La movida consistía en que “60 mil amigas y amigos de Martín realicen una donación de 100 pesos y así puedan acompañarlo en el recorrido de sanación”. Esa colecta fue una explosión de amor, en la que tanto sus seguidores como los músicos que compartieron escenario con él pusieron su granito de arena. Desde alcancías en recitales, grandes sumas en dólares de figuras reconocidas hasta un recital benéfico que brindaron Los fundamentalistas del aire acondicionado. La banda del Indio Solari, de la que el baterista formaba parte, se presentó en el Estadio Malvinas Argentinas para recaudar fondos.
Finalmente, los hermanos se subieron a un avión en busca de una oportunidad que le permitiera, al menos, ganar calidad de vida. De mínima, por tres meses; de máxima, el tiempo que el dinero que seguían recaudando lograra costear. Si bien se vieron algunos avances en cuanto a su movilidad y pudo recuperar algo de la energía que había perdido, la falta de fondos para solventar ese tratamiento tan costoso lo obligó a volverse. Martín se recluyó en su casa, desde donde cada tanto dejaba verse en redes sociales y escribía sus impresiones, estados de salud y de ánimo.
Su sueño de volver a tocar quedó trunco pero su nombre en la historia del rock nacional ya es historia. En su curriculum queda demostrado que siempre se movió en las grandes ligas. En sus comienzos formó parte de A.N.I.M.A.L. junto a Andrés Giménez -en guitarra y voz- y Marcelo Corvalán -en bajo- hasta su alejamiento del trío en 1997. Luego formó parte de un proyecto paralelo a Rata Blanca junto a Walter Giardino hasta que Gustavo Cerati lo convocó para que lo acompañara en su etapa solista. Así fue como juntos grabaron Bocanada, el primer álbum solista del cantante tras la separación de Soda Stereo.
También se dio el gusto de tener su propia banda a comienzos de los 2000, Pression, y fue productor de Cabezones y de Abel Pintos. Además tuvo su propia escuela de música, Martin Carrizo School Of Rock & Arts. Sus últimos toques públicos en la batería fueron el 12 de marzo de 2016 cuando el mítico Carlos Indio Solari junto a Los Fundamentalistas del aire acondicionado irrumpieron en el escenario montando en el Hipódromo de Tandil ante más de 200 mil personas. Desde hacía algunos años formaba filas con el ex Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y su banda, donde no solo tocaba ese instrumento sino que también era ingeniero de sonido.
En diciembre brindó su última entrevista, y el 3 de enero, cuando cumplió 50 años, escribió un posteo en Instagram: “Hoy es mi cumpleaños. La verdad pensé que no pasaba de Navidad pero acá estoy, estoy terminando de trazar un nuevo protocolo para seguir buscando mi cura definitiva. El 2022 me da muchas esperanzas. Sigo latiendo y respirando. Les dejo este video, a mí me encanta, perdón el sonido esta grabado con una camarita de foto. Los amo y Feliz 2022″.
Su lucha por vivir, por volver a tocar, por seguir adelante pese a todo y ese amor incondicional de hermanos dejarán huella. Mientras tanto, quedarán sus cinco décadas de música. Y una batería siempre armada por si las dudas Martín Carrizo quiera pasar, y regalar su magia.
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