Entrevistar a un humorista no es sencillo. Alberto Olmedo y Juan Carlos Calabró, en cámara arrancaban carcajadas pero apenas se apagaban las luces del estudio ellos también se apagaban. La explicación es casi lógica; así como no se le pide a un bancario que cuente billetes en la cena, por qué pedirle a un humorista que cuente chistes en la nota. Algo de eso pasará al entrevistar a Diego Korol, el primer intercambio de mensajes lo asemeja más al adusto Ramón Díaz, al que perseguía para una nota en los tiempos de Videomatch, que al histriónico conductor de Sin Codificar. La primera impresión es la de un hombre serio, expeditivo para contestar y con más ganas de irse a tomar un café con su hermano, que de acordar una entrevista, pero a no desesperar, luego de un rato, la charla no solo fluye sino que, con sus acotaciones graciosas y sus anécdotas increíbles, Korol no solo logrará hacer llorar de risa -literal- a esta cronista escéptica sino mostrar que ese humor que empezó con Los Vergara, revolucionó el mundo futbolero en Videomatch y brilló en Sin codificar, no es invento sino talento.
Hijo de don Abraham, un contador y doña Marta, una docente, Diego creció junto a sus hermanos mayores, Adrián y Alejandro Korol. Pioneros, sus padres los estimularon para estudiar teatro y participar en talleres de música algo no muy frecuente en esos tiempos. Tradicionales también, esos padres soñaban que el primogénito sería contador, el del medio, médico y el menor, abogado. Las expectativas no se cumplieron, Adrián dirige RAE (Radiodifusión Argentina al Exterior) y la Pop Chascomús, Alejandro crea espacios televisivos dedicados al vino y Diego es un conductor consolidado en radio y tv a punto de estrenar Recreo, su programa en América y comenzar un ciclo en radio Continental.
“Con Carla Conte, Emily Lucius y Nazareno Móttola haremos el programa desde desde el hotel Provincial de Mar del Plata, los domingos de 13 a 15 y con todos los recaudos del contexto pandemia”. La propuesta incluye entretenimiento, música y humor; el objetivo es “llevar alegría a la gente”. Con Nazareno ya se conocen de Sin Codificar y “Carla y Emily son muy divertidas. Así que será una conducción compartida porque como escuché por ahí ‘ya estoy grande, que se cansen los otros”.
Enero será un mes movido. Luego de casi una década en la FM Pop pasó a Continental; todos los días de 9 a 13 estará al frente de un programa del que todavía no hay nombre. “Tomo el espacio que deja el maestro Beto Casella. Viene parte de mi equipo de la Pop y se queda gente de Beto como Lola Cordero. Seremos una especie de familia ensamblada” y se le ocurre “uy ‘Familia ensamblada’ lindo nombre para el programa ¿Qué te parece?” pregunta, pero esta cronista no sabe/no contesta.
Diego Korol y sus hermanos se hicieron conocidos en la primavera alfonsinista como Los Vergara. El trío escribía hilarantes grafitis como ese que exigía “Ascenso para el Cabo Reyes” o el que aseguraba “Tiemblen fachos, Maradona es zurdo”. Como alumnos universitarios llevaron su creatividad a los pasillos de la facultad donde se convirtieron en los desconocidos más conocidos de la UBA. Lanzados, organizaron una presentación en un bar que resultó un éxito.
Las giras de Los Vergara por la Costa eran una mezcla de profesionalismo con estudiantina, hacían base en Villa Gesell. “Éramos unos cuantos y alguien trajo un cartel que decía ‘helados’ y otro de ‘papas fritas’. Lanzamos el reto de quién conseguía el objeto más difícil”, dice revelando el pecado pero no el pecador. Así apareció el cartel ‘calle 3 y 112′ o ‘baño de caballeros’ objetos que fueron armando una especie de museo hasta que se sumó la cabina donde se vendían los tickets para el paseo del trencito. “Una tarde, tocan la puerta, abro y el Hombre Araña me pedía que le devolviera la guarida”. Jodones pero no jodidos, devolvieron la cabina de inmediato, en condiciones y con miles de disculpas. Terminaron dando tres vueltas gratis con el Hombre Araña en el Trencito de la Alegría.
En 1986, los Korol entraron a La Noticia rebelde en canal 7, siguieron en Sin red y Penúltimo momento. En solitario, el menor de Los Vergara comenzó en la radio con algunos miembros de Videomatch. Miguel Ángel Rodríguez lo convenció de sumarse al equipo de Tinelli. Dejó de ser un Vergara para recuperar su nombre: Diego Korol.
Si Andy Kusnetzoff revolucionó las notas de espectáculos, Diego Korol cambió las de fútbol. Convencido de que las coberturas podían ser tomadas con humor propuso parodiar las transmisiones futboleras con comentarios casi surrealistas. “Jodía pero con respeto. Nunca cargué a un hincha cuyo equipo se fue al descenso o perdió por robo”. No solo la audiencia amó a ese notero que arrancaba carcajadas a fuerza de creatividad y no groserías o “gaste”, también los jugadores.
Tejió un buen vínculo con todos pero al momento de destacar prioriza a Javier Puppi Zanetti. “Es un tipo generoso, buena gente”. El jugador estrella del Inter, si se enteraba que Korol y su equipo llegaban a Italia inmediatamente los recibía en su casa. “Eran tiempos sin celular, pero te contactaba para alojarte. Una vez ya me daba y vergüenza y le dije que no, que éramos muchos: el productor, camarógrafo, ayudante, yo. Me respondió ‘bueno a mi casa no pero van al hotel de la otra cuadra y encima pagó las habitaciones”. Korol cuenta que Puppi no lo hace de cholulo sino de tipazo. “Jugador nuevo que llegaba lo recibía en su casa, lo ayudaba a adaptarse, a no sentirse solo y hasta le enseñaba italiano”.
A otro que destaca es a Marcelo Bielsa. “No interactuaba, pero sí sabía nuestro juego. Dejaba que nos acercáramos y dijéramos algo para hacerlo reír. Respetaba nuestro laburo”. Cuando lo anunciaron como entrenador de la Selección, varios jugadores le contaron su desconfianza a Korol. “En solo tres semanas, los mismos me decían ‘no podemos creer lo que es, lo que sabe, lo que enseña” y reconstruye que en el Mundial de 2002 ante la eliminación argentina, vio cómo cerraban filas ante el entrenador “no lo vamos a abandonar estamos con usted”.
Si Bielsa entendió el juego de Korol, el que no lo captó fue Ramón Díaz, el entonces poderoso director de River. La primera vez que intentó entrevistarlo, el riojano lo ignoró. Nacía una sección que se convertiría en clásico. Korol lo buscaba y le tiraba miles de frases para lograr una reacción pero el riojano lo ignoraba. Le pido al lector que haga una pausa en la lectura para ver este compilado e intente no reírse, verá que es imposible.
“En un momento todo River se confabulaba para que lograra la nota. Crespo, Francescoli, el Mono Burgos, avisaban por dónde y a qué hora saldría. Uno me dio la dirección de la casa. Esperé varias horas en la de Daniel Passarella que vivía cerca y también ayudaba”, recuerda con gracia pero sin nostalgia. No solo logró que los jugadores entendieran su trabajo sino sus colegas periodistas. “Hacían coberturas distintas, así que yo preguntaba sólo cuando ellos terminaban. Existía un ‘código’ de respeto de laburo. Ayudaban para lograr la nota con Ramón. Se armó una especie de comunidad. Hoy creo que tendría grupos en las redes y peticiones on line”, empieza a imaginar con ese delirio que arranca carcajadas.
De su época como notero de Videomatch, las anécdotas son infinitas. “A veces viajábamos de un día para otro y era imposible encontrar hotel. Una vez en Brasil tuvimos que dormir cuatro horas en un ‘telo’. En Italia, dormimos en un geriátrico, en camas con manija. A la mañana nos despertaron con el desayuno pero también nos dieron un papagayo mientras nos querían tomar la presión. Es que el servicio incluía desayuno y chequeo diario”.
Hasta ahí solo anécdotas graciosas pero en Nigeria descubrió la importancia de llamarse Diego Armando. “Viajamos para cubrir el Mundial Sub 20. Decidimos ir a la noche hasta la capital para emitir un material, nos advirtieron que era peligroso pero pensamos que no sería para tanto”. Andaban por la ruta cuando el conductor local al ver fuego en la carretera solo atinó a decir: “Oh, oh”, señal inequívoca en cualquier idioma de que algo anda mal. Al desviarse del camino los apuntan unos hombres con fusiles. Se olía el peligro. “Miren que mi nombre es Diego Armando”, les dije cuando revisaron mi credencial y entonces “la mano de Dios”. Uno de ellos comenzó a exclamar su nombre que coincide con el del “Diez”. “Habrán pensado que yo era pariente de Maradona, porque nos dejaron ir”.
La coincidencia de nombres con Diego no era algo que entusiasmaba al mejor 10 de la historia porque “no te lo pusieron por mí”. Invitado a su casa, don Diego Maradona preparaba el asado. “Me mira y dice ‘pensar que tu papá y yo somos los únicos que le pusimos Diego Armando a nuestros hijos’ y siguió con el asado”. Sin dudas, la mejor anécdota es la vez que participó en una subasta solidaria organizada por el tenista David Nabaldian, en Córdoba. “Me convocaron para animarla. Llegó en micro y voy al evento. Diego me ve y dice ‘mirá que quiero la raqueta (que se subastaba) para Dalma y el buzo de Marcos Ligato (corredor de Rally que había donado su prenda)”. Korol va aceptando las ofertas por la raqueta hasta que obviamente se la lleva Maradona. “Al rato lo mismo con el buzo. Diego la gana y cuando sube al escenario, me da un fibrón y pide ¿me la firmas? No lo podía creer, ‘yo firmarte un autógrafo ¿¿¿a vos??? pero insistió”. Como una imagen vale más que mil palabras observe el lector la foto que retrata el momento y la cara de felicidad/no te lo puedo creer de Korol.
La anécdota no termina con el autógrafo. “Diego se entera que volvía en micro y ordena, ‘te venís conmigo en mi avión’. Era un vuelo privado así que volaba la tripulación, un asistente, Diego y yo. Ya en Aeroparque me pregunta en qué me voy a mi casa y le contesto ‘en taxi’. ‘De ningún modo, te llevo’. Arrancamos para Libertador, él saludando y yo sin creer lo que vivía, fueron 20 cuadras inolvidables. Los vecinos me ven bajar de un auto conducido por Maradona, no entendían nada. Lo recuerdo como ‘el día que Maradona fue mi Uber’”. Con semejantes anécdotas la pregunta es como “le pegó”, la muerte de Diego. Hace una pausa, desvía la mirada, mueve las manos, realiza varios gestos pero se queda sin palabras. Porque eso le/nos pasa a muchos con la despedida de Maradona, todavía no lo podemos creer y no lo podemos creer porque no lo podemos dejar de querer y si encima el Diego una vez te llevó en su auto y te pidió un autógrafo, la pucha que duele.
Korol siguió en Videomatch hasta 2002. Después condujo Estilo K, Fugitivos, Química, La otra verdad, pero sin dudas el ciclo más recordado es Sin codificar. En sus redes cada vez que sube una foto del programa estallan los likes y se reitera el ¿Cuándo vuelven? “Tendría que volver, los canales no estuvieron atentos a uno de los clamores durante la pandemia, la necesidad de la gente de reírse” reflexiona serio y sigue “Nazareno, Migue Granados, Pachu, Campi todos estamos en actividad pero dispersos, sueltos. Falta alguien que se avive y nos junte, la Scaloneta del humor”.
Si hay tanta necesidad de humor ¿por qué la propuesta de Videomatch no funcionó? Lejos de esquivar la respuesta aporta una reflexión interesante. “El humor no es reiterar lo que hiciste. La gente no quería ver políticos. Meté la imitación de un conductor, de una actriz pero no metas políticos. El humor hoy tiene otras cosas, hay que buscarlas porque el humor cambia y hay que estar atentos” y sigue “Propuestas como el Insoportable generaron más melancolía que risa, es que ya estamos en edad de ser abuelos”. Conocedor del medio profundiza “el humor no es solo los tipos que están adelante de la cámara sino también los que están atrás el guionista, el vestuario toda es corriente creativa, que si no la tenés y no la renovás, veinte años después terminás haciendo algo emotivo pero no gracioso”.
Desde 2013, el conductor está casado con la licenciada en relaciones internacionales, Romina Ricle de la que se muestra enamoradísimo “Hoy hace 8 años nos casamos en una noche única y mágica! Hoy 8 años después por suerte tenemos muchas noches mágicas y días también! Te amo tanto”, le escribió en un romántico posteo de su Instagram.
Su otro gran amor es José, su hijo que acaba de cumplir seis años. “Me encanta la paternidad. Fui papá a los 46 años a veces pienso que podría haber sido papá más joven”. Y lo maravilloso es cómo sigue su respuesta porque cuando uno cree que completará “así José tendría más tiempo con su papá”, él sigue “así tendría más años para disfrutarlo”.
Korol que siempre se mostró reacio a hablar de su vida privada, como todo papá no puede reprimir palabras ni orgullo cuando cuenta cosas de su niño. Habla de él y se emociona lindo. Es que podés haber hecho reír a las paredes en los 80, a los futbolistas en los 90, podés ser uno de los pocos seres al que Maradona le pidió un autógrafo, pero sin duda y por lejos, lo mejor de tu vida no son las notas que hiciste, los programas que grabaste ni las coberturas desopilantes. Lo mejor es esa maravilla cotidiana que mide poco más de un metro que cuando te mira, te “mata” de amor y que, aunque no se llame Diego Armando sino José, cada vez que te abraza sabés que sin dudas ese es el auténtico, único e irrepetible gran golazo de tu vida.
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