Tenían 17 años cuando se conocieron en Córdoba Capital en el 2015: el flechazo adolescente fue inmediato. Él, Paulo Londra, estaba cursando el último año de la secundaria y ya comenzaba a participar de las batallas en las plazas. A ella, Rocío Moreno, le quedaban dos años para terminar y estaba decidida a estudiar Ciencias Veterinarias, carrera que comenzó en las afueras de la ciudad y luego dejaría para acompañar a su pareja, siendo él ya famoso y en pos de cumplir sus otros deseos: formar una gran familia juntos. Sin embargo, seis años y medio después “ya no hay nosotros”.
Papás de Isabela, de un año y cinco meses, y de una nena que nacerá a fines de febrero, a la influencer y al cantante hoy los distancia mucho más que los 9.200 kilómetros que separan Córdoba de Los Ángeles, Estados Unidos, ciudad donde Londra se encuentra por estos días. Por primera vez y en diálogo con Teleshow, Rocío habla sobre su separación -nunca oficializada ni charlada entre ellos- del intérprete de “Tal vez”.
“Nos conocimos en el 2015 y dos años después él empieza a hacerse famoso, a hacer viajes y presencias, shows. En el 2018 yo me voy a estudiar a una ciudad por acá cerca, pero me tuve que instalar allá, así que nos veíamos poco, porque yo cursaba en la semana y él los fines de semana hacía shows. Pero venía bien la relación”, contó Moreno sobre los primeros años de noviazgo.
En el 2019 dan un gran paso como pareja. Luego de que con unos ahorros Paulo se comprara una casa (un amplio terreno con un inmueble para él y otro para sus padres), se fueron a vivir juntos. Así, Rocío dejó sus estudios para acompañarlo: iba a los shows de Londra, a las giras e incluso a Europa, donde grabó con Ed Sheeran. “Después aparece Isabela y felices, porque siempre tuvimos proyectos de familia grande, sobre todo él. Ella nació en julio del 2020, en plena pandemia. Tuvimos una crisis muy grande, pero él se mostró arrepentido y me pidió disculpas, hizo muchas promesas, apostamos a la familia y proyectos. Yo creí sus promesas y decidí apostar”.
La pandemia los encontró juntos, convirtiéndose en padres, con Londra parado en cuanto a lo musical por el juicio que tuvo en su contra con la discográfica Big Ligas, y con los dos en la búsqueda de su segunda hija. Sin embargo... “Al tiempo empiezan a aparecer situaciones que se convirtieron en crisis -revela Rocío-. empezó a salir más, a juntarse con amigos. No es que yo no quiera que se junte, el tema es que estaba ausente en la casa y cada vez volvía mas tarde o prácticamente no volvía a casa, y se quedaba en la casa de los padres para que yo no viera los horarios y cómo volvía”.
Rocío asegura que estuvo sola durante el transcurso de su segundo embarazo, tanto para los controles habituales como para llevar y traer del pediatra a su hija mayor, entre otras circunstancias. Recién ahora se está animando a contarle a su familia sobre su distanciamiento con su pareja, y encontró apoyo incondicional en sus hermanos y su mamá.
“Tuve miedo por el embarazo, porque una vez me dejaron internada porque no me bajaba la presión, y tenía contracciones recurrentes, sola en la casa, sin tener a alguien cerca para ayudarme a bajar la escalera. Ahora mi familia me ayuda con Isabela, pero antes lo pasaba sola porque me daba vergüenza o no quería que me dijeran: ‘¿Qué haces ahí?’”, dice Rocío sobre cómo de a poco el papá de sus hijas se fue alejando de ellas: Paulo regresó a las “andanzas y un ritmo de vida no compatible con la rutina familiar”.
Es que, según su relato, de noche Londra salía o se quedaba jugando a la Play, y de día, dormía: “Se despertaba a las 17 o las 19, y se cruzaba a tomar mate de los padres: estaba muy poco acá. Los primeros meses de embarazo estás muy cansada... y él, con los amigos. Recuerdo una madrugada que yo, descompuesta, le pedí que volviera para ayudarme (estaba con su hija de un año) y dijo que llamaba para fastidiarlo. Terminé jugando con Isabela descompuesta, y apareció a la mañana. Yo no soy de esas personas, como me dijeron de su familia, que ‘mientras tenga la plata y el pan’ no me tengo que preocupar; no quiero eso para mis hijas”.
—¿Pero qué creés que le pasó a Londra?
—No creo que sea susto, tiene que ver las influencias, el entorno y él que no tiene madurez para saber dónde está y lo que debe hacer. Nadie le dice: ”No salgas con amigos”. ¡Al contrario! Tampoco: “No estés con tu familia’. A mí me gustaba salir, pero tengo una bebé y hay cosas que uno no debe hacer porque hay responsabilidades nuevas. No dejo de ver a mis amigas, pero en otros horarios.
En principio Rocío creyó que se trataría de una crisis de pareja, como habían tenido en otras oportunidades. Pero una de las gotas que rebalsó el vaso fue cuando se enteró a través de las redes sociales que Londra viajó a Estados Unidos, unas tres semanas atrás. “Un domingo me dijo: ‘Tengo pensado viajar’, pero ahí quedó. Ya se había ido a Mina Clavero con amigas y amigos sin avisar, un fin de semana. Pero cuando veo que estaba en Minnesota o no sé dónde... No le llegaban los mensajes que le mandaba y una semana después se contacta y me dice que no se podía comunicar por un problema en su teléfono. Pero para subir historias sí le andaba...”.
Un tiempo antes Londra ya había estado en el país del norte arreglando los asuntos judiciales que tenía. Durante ese lapso se comunicaba con su hija por videollamada. Pensando que las cosas podían cambiar, Rocío le preparó en su casa una bienvenida con globos: “Yo no quiero estar mal, no debo permitírmelo porque tengo una bebé y otra en camino, y no puedo transmitir angustia a la bebé que tengo en la panza”. Sin embargo, todo siguió igual. “Después de eso volvió a sus salidas y empezó a dormir en lo de los padres”.
Ahora Rocío no sabe cuándo Paulo regresará a la Argentina, tampoco si estará o no en el parto de su segunda hija, cuyo nombre aún no eligieron. Lo que sí sabe es que ellos, como pareja, ya no tienen más oportunidades. Y no cree que Londra regrese a su casa: “No estuvo antes, cuando lo necesité. No es algo que espero. Dadas las circunstancias hoy en día me doy cuenta de que muchas situaciones no se pueden naturalizar. Toqué fondo cuando se fue a Estados Unidos y me enteré por las redes. No está bien lo que estoy viviendo: no puede ser que me descomponga y termine monitoreándome en las guardias, con 17 de presión, por circunstancias vividas provocadas por él o por su familia”.
“No elijo vivir así, ni para mí, ni para mis hijas. Hoy tengo unas sensaciones de enojo y angustia... Soy una explosión de sentimientos. Ya no sé si me interesa tener esa charla; seguramente la tendremos: Hoy digo, ¿para qué? Pero la vamos a tener que tener por el bien de las nenas. Nos une una relación de por vida, pero ya no hay nosotros”, concluye Rocío Moreno.
SEGUIR LEYENDO: