Francisco “Pancho” Serra, que saltó a la fama a mediados de los ‘90 al interpretar inolvidable hit “Cachete, pechito y ombligo” falleció en la localidad cordobesa de Villa Giardino, donde residía hace veinte años. Nacido en Santo Tomé, provincia de Santa Fe, luego de su explosión popular se radicó en las sierras, y se fue alejando paulatinamente de los grandes focos de la música, la gran pasión de su vida y a la que amó de todas las formas. La abrazó de pequeño gracias al folklore, se apasionó durante la adolescencia en el rock and roll y la new wave y le permitió explotar en Argentina y América Latina con su irrupción en la cumbia
La noticia la dio a conocer este martes su familia: “Con un profundo dolor en el alma, hoy nos toca despedir a una excelentísima persona que dedicó su vida a lo que más amaba su familia y la música. Después de una batalla contra la ELA, (esclerosis lateral amiotrófica) nos toca despedirte Francisco Serra o como muchos te conocían, Pancho”, escribieron sus familiares en su cuenta oficial de Facebook.
“Gracias por todo los que nos brindaste como papá y como marido, y todas las sonrisas que supiste llevar a personas de todo el mundo a través de tu música. Gracias a todos los que se comunicaron con nosotros el día de hoy para transmitirnos sus condolencias. Gracias pa. Te amamos”, cierra el comunicado, duro y sentido al mismo tiempo, que de inmediato se plagó de mensajes recordatorios para el músico y del pésame para sus familiares.
Con Pancho y la Sonora Colorada, el artista logró meterse para siempre en el álbum de los grandes éxitos de la música popular y en número obligado de cualquier fiesta que se precie de tal. Todo ocurrió de casualidad, como sucede con las historias que merecen ser contadas. Ambientada en el rock, la banda se creó en Santa Fe a principios de los 80. Probaron suerte en Buenos Aires, pero no la tuvieron, aunque se dio el gusto de trabajar junto a músicos como León Gieco y JAF.
De regreso a Santa Fe decidieron probar suerte en el género tropical, muy fuerte en su región. Probaron suerte con distintas fórmulas, desde apostar por clásicos de la cumbia hasta versionar a Los Fabulosos Cadillacs y Los Abuelos de la Nada, hasta que la fama les abrió las puertas. Todo sucedió en 1995 gracias al hit “Cachete, pechito y ombligo”, que sonó en todos los parlantes del verano del ‘96 y se mantuvo para siempre en los compilados bolicheros.
El tema salió en el disco Todos a Bailar con Pancho y la Sonora Colorada y vendió más de 300 mil copias solo en Argentina, pero él no estaba del todo convencido de grabarla. Estaba de relleno, nadie daba crédito por tratarse de una letra simple, sin contenido. Su gran aporte a la versión original fue modificar el verso “Y que tal si sumamos todo lo demás” por “Y que tal si salimos todos a bailar”, la frase que se hizo leit motiv. El ritmo pegadizo la hizo bailable en bares, boliches y salones de fiesta de todo el país y de Latinoamérica, convirtiéndolo en disco de oro a nivel regional. Fue tal el alcance del tema, que recientemente en su perfil oficial el músico compartió su participación en una regrabación del hit en clave tanguera y rebautizada “Codito con codito”, acordes a los tiempos pandémicos que corren.
El éxito avasallante de la canción llevó a Pancho a los programas más exitosos de la época. A la mesa de Mirtha Legrand, al living de Susana Giménez y al escenario de VideoMatch, donde también fue víctima de la cámara oculta que tramaba Valeria Lynch. Pasó el tiempo y Pancho se fue alejando de los grandes focos, aunque la canción siguió retumbando en el ambiente. De hecho, en 2014 fue convocado por la colonia latina en Australia para llevar su canción. Y allá fue, a la otra parte del mundo, a poner a todos a bailar juntando los cachetes, el pechito y el ombligo.
Pero si bien siempre fue un amante de la música, Pancho no se imaginaba metido en el mundo tropical. En Santo Tomé cantaba folklore primero hasta que como muchos de los jóvenes de la época quedó subyugado por el rock and roll. Era bajista y cantante de Desliz, trío de new wave que compartía con su hermano y un amigo con el que despuntaban su fanatismo por The Police. El salto a la movida tropical fue meramente económico, y nunca se ruborizó por ello, sino todo lo contrario.
“Los rockeros con alegría de la gente en los 90′ haciendo cumbia para vivir feliz”, escribió este año en su Instagram, al compartir el video de una de sus primeras apariciones en televisión. “Bailábamos tipo cumbieros pero se notaba que éramos rockeros”, reconocía con una sonrisa, como quien comete una travesura. Una broma que se tomó en serio para alegrar a varias generaciones en Argentina y América Latina, sin distinción de edades ni tribus musicales, que hoy lo recuerdan bailando en su homenaje.
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