“Con ustedes... Los Caniches de Oklahoma”. La voz del presentador se escuchaba fuerte, la gente estaba expectante, las luces se prendían de a poco y comenzaba el show del grupo que se formó en 1960 y que tenía en sus filas a Sandro, quien a poco de haber cumplido los 15 ya empezaba a mostrar su talento arriba de los escenarios. Y que se fue hace hace exactamente 12 años, aquel 4 de enero de 2010.
Roberto Sánchez había nacido el 19 de agosto de 1945 en la Maternidad Sardá. Hijo único de Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo, se crió en Valentín Alsina, lugar donde pasó su niñez y adolescencia. Sus orígenes humildes le forjaron una personalidad especial y lo hicieron el hombre que fue después: un luchador empedernido.
Con Los Caniches grabó un primer single llamado “Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina”. Luego el conjunto cambiaría su nombre y pasaría a llamarse Sandro y Los de Fuego, ya con El Gitano como líder. En esa formación estaría acompañado por José Sandri en guitarra, Enrique Irigoytía en guitarra rítmica, Héctor Centurión en bajo y Armando Quiroga en batería.
La banda se destacó por las vestimentas de sus músicos y los llamativos movimientos que hacía Roberto, claramente inspirados en Elvis Presley. Sin embargo, al poco tiempo el argentino lograría alcanzar una identidad personal que lo convertiría en una de las voces latinas más conocidas de todos los tiempos.
Alma roquera
Si bien a fines de los ’60 empezó a dejar el rock and roll para inclinarse por la balada romántica, derivada del bolero, no desaprovechó las oportunidades que tuvo para despuntar el vicio y volver al género o, al menos, grabar con músicos de ese movimiento.
Así fue como, por ejemplo, acompañó a León Gieco en la canción “Mi amigo”, incluida en el disco Semillas del Corazón, editado por el santafesino en 1988. Si bien la pieza no podría considerarse rockera, su vínculo con un artista de rock lo pondría a hacer algo distinto a lo que venía realizando.
Si hablamos de Sandro y el rock no podemos pasar por alto un hito muy recordado. En 1990, en su programa de televisión Querido Sandro, emitido por El Trece, Roberto Sánchez tocó con Pappo. Hicieron juntos las canciones “Vengo a ocupar mi lugar” y “Soy salvaje”, en medio de una escenografía llamativa con efectos especiales.
En 1991 participó en Tango 4, el álbum realizado por Charly García y Pedro Aznar. El ex Sui Géneris recordó esa experiencia: “Fue muy gracioso porque Pedro en su casa es re prolijo. Nada de fumar, nada de nada. Lo estábamos esperando y le digo: ‘Pedro, cuando Sandro saque la pitillera con la S decile que lo tiene que apagar’. Por supuesto que Sandro sacó la pitillera y Pedro no dijo nada. La letra de ‘Rompan todo’ en castellano la hicimos Pedro y yo, y Sandro la condimentó. En un momento Pedro le dice a Sandro: ‘Hay que ver cómo arreglamos esto’. Se refería al pago. Y Sandro le respondió: ‘Yo vine acá porque soy amigo de Charly. Y además, sabés, yo no tengo precio’. ¡Me morí! Sandro era auténtico”.
En 1996, El Gitano hizo dupla con Raúl Porchetto en la exitosa “Bailando en la vereda”, una pieza cuya versión a dúo fue incluida en el disco Fuera de Juego. Allí el hombre de Valentín Alsina volvió a disfrutar de grabar un rock.
Sin embargo, el vínculo de Sandro con el género tuvo su broche de oro en 1999 cuando se editó Tributo a Sandro, un álbum que juntó canciones de Roberto interpretadas por Divididos, Los Fabulosos Cadillacs, Caballeros de la Quema, Bersuit Vergarabat, Attaque 77, León Gieco y Virus, entre otros.
La balada romántica y un éxito sin fronteras
El año 1967 fue bisagra para la carrera de Sandro. Incentivado por su histórico mánager, Oscar Anderle, quien lo motivó para que explorara el perfil baladista, se anotó en el Primer Festival Buenos Aires de la Canción, que se llevó a cabo en el teatro San Martín. Sin expectativas, se presentó interpretando “Quiero llenarme de ti” y obtuvo el primer lugar. Ese premio le permitió entrar al mercado latinoamericano. Y las baladas lo acompañarían de allí en adelante.
Tres años después, en medio de una carrera que no paraba de crecer en base a la venta de discos y giras por toda la región, se dio un hito muy importante en la trayectoria del músico: sus presentaciones en el Madison Square Garden de Nueva York. En abril de 1970 actuó en dos recitales, en el recinto Felt Forum, frente a más de 5.000 personas. Esas noches lo consagraron definitivamente como “Sandro de América”.
Las crónicas de la época afirman que entró corriendo al escenario, arrancó los shows con “Tengo” y se dio el tiempo para estrenar dos temas: “Se te nota” y “Te quiero tanto, amada mía”. “Estoy terriblemente feliz. Cuando comience a caminar la pendiente que por fuerza debe andar todo artista y haga el balance de mis cosas, veré que esto es quizás lo más importante que me pasó en mi vida artística”, diría por esos días.
Fue un verdadero hito porque se trató del primer show de un artista latinoamericano en ese emblemático escenario. Además, dio lugar a la primera transmisión vía satélite brindada por un cantante en todo el mundo. Pero claro, la carrera de Sandro no terminaría ahí.
En 1971 reunió a 60.000 personas en el estadio de San Lorenzo de Almagro durante los carnavales, y en 1972 se transformó en el primer cantante argentino solista en presentarse en el Luna Park ante 10.000 espectadores, concierto que también fue transmitido vía satélite a toda América.
A lo largo de esa década y la siguiente siguió girando, grabando álbumes y nunca más dejaría de hacerlo. En total publicó 52 discos y vendió más de 8 millones de copias. Además protagonizó 16 películas y consiguió múltiples premios, tanto en la Argentina como en el resto del continente.
Momento cúlmine en el Gran Rex
Otro de sus hitos es el récord de shows en uno de los teatros más importantes del país. Desde el 16 de octubre de 1998 hasta el 28 de febrero de 1999 lo vieron 130 mil espectadores. Una cifra impresionante. Pese a su débil estado de salud, El Gitano completó cada uno de los 40 conciertos y dejó todo arriba del escenario. Así lo justificaba por entonces: “Muchas de las personas que están sentadas en la platea no saben si van a comer al otro día. Yo sé que hay gente que hace muchísimos esfuerzos para verme y sé que hay gente que lo deposita en la entrada. ¿Vos cómo vas a actuar? Si están entregando el alma, vos tenés que devolverlo con intereses”.
Esos recitales fueron muy emotivos y dejaron en claro -una vez más- que Sandro fue, es y será uno de los artistas más importantes de la música argentina y latinoamericana.
El 4 de enero de 2010 murió en el Hospital Italiano de Mendoza por un shock séptico tras haberse sometido a cinco intervenciones luego de un transplante cardiopulmonar. Ese día Roberto Sánchez dejó este mundo, pero nació la leyenda en la que se convirtió gracias a una voz envidiable, un carisma único y un talento inigualable: Sandro de América.
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