Tres pistas alcanzan para identificarlo: ojos azules, eximio esgrimista y el enemigo más famoso de El Zorro. Britt Lomond interpretó al capitán Monasterio entre 1957 y 1959, y aunque participó en tan sólo 13 episodios, cada uno de sus fallidos intentos por desenmascarar al héroe encarnado por Guy Williams quedaron sellados en la memoria de los fanáticos. Lejos de la enorme ambición de convertirse en “el hombre más rico de toda California” que caracterizó a su personaje, por aquel entonces el actor daba sus primeros pasos en el mundo del entretenimiento.
Nacido un 24 de abril de 1925 en Nueva York, lo apasionó el arte desde muy pequeño, gracias a su madre, de profesión escultora, y de su padre, maestro. Luego de hacer el servicio militar fue paracaidista en la Segunda Guerra Mundial y también en la Guerra de Corea, hecho por el cual fue distinguido con tres Corazones Púrpura, una Estrella de Plata y una Estrella de Bronce.
Una vez finalizados los conflictos bélicos volvió a apostar por su vocación. Se graduó en Bellas Artes en la Universidad de Nueva York y empezó a trabajar como diseñador de decorados al mismo tiempo que tomaba clases de esgrima. Llegó a ocupar el puesto 26 en el ranking nacional y fue seleccionado para representar a los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952. Ese mismo año se mudó a Los Ángeles, con la intención de dedicarse de lleno al espectáculo.
Tal como el mismo contó en su autobiografía, Chasing After Zorro (Tras los pasos del Zorro), su debut como actor fue prácticamente por accidente. Siempre estaba tras bambalinas en las obras de teatro y se destacaba por su alma de productor, pendiente de todos los detalles; pero un día se enfermó uno de los actores secundarios y él era el único al que le quedaba el traje de época, así que subió al escenario y fue un camino de ida.
En 1952 sus talentos se combinaron cuando fue el doble de riesgo del actor Mel Ferrer – quien por ese entonces estaba casado con la bella Audrey Hepburn- en la película Scaramouche y protagonizó el duelo de espadas más largo de la historia del cine hasta ese momento. Al poco tiempo tuvo su primer papel en la serie de televisión Navy Log y luego en Highway Patrol en 1956.
Su incipiente éxito empezaba a llamar la atención del mismísimo Walt Disney, que lo quería como el protagonista de una nueva serie llamada El Zorro. Sin embargo, el director Norman Foster no estaba convencido de que interpretara a Diego de la Vega, y lo prefería como el comandante Enrique Sánchez Monasterio. Hubo varios meses de deliberación para definir quién debía ser el héroe que marcaría la “Z” con audacia, pero finalmente triunfó el punto de vista de Foster y empezaron a grabar las primeras escenas.
En el programa Rescate Emotivo transmitido por Canal 13 Lomond recordó sus tiempos dorados en la ficción y compartió una confesión: “Al principio estaba un poco decepcionado por no haber sido elegido para ser El Zorro, pero cuando me dieron el papel de villano me dije a mí mismo: ‘Voy a hacer que a este personaje nunca lo olviden, será muy malvado, tendrá humor, tendrá todos esos pequeños matices y colores, en mi mente ya podía imaginarlo”.
Lo cierto es que fueron muchas las veces que no respetó el guion original y le aportó detalles únicos a la trama. De hecho, en uno de los diálogos más famosos de Monasterio donde debía contar sus planes para detener a Don Alejandro de la Vega, el padre de Diego, hizo algo completamente diferente. Dio unos pasos hacia la cámara y ensayó su sonrisa de malvado y sentenció: “Nada ni nadie me impedirá que sea el hombre más rico de toda California”. Entre risas, reconoció en una entrevista: “A Norman le encantó, y dijo: ‘Así es como nació el Banco de América’, todos nos reíamos a carcajadas y durante semanas cuando me venían a buscar al camarín me decían: ‘Vamos a traer al banquero al set’”.
Esa frase marcó la esencia del archienemigo del Zorro desde el comienzo, y aunque su intuición sobre la identidad del forajido que buscaba terminar con la corrupción del pueblo era correcta, siempre caía en las estrategias de Diego para confundirlo. Algunos insultos se convirtieron en sus latiguillos, la mayoría de las veces dirigidos al sargento García, interpretado por Henry Calvin: “¡Imbécil!”; “¡Idiota!; “¡Déjenmelo a mí, es mío!”.
Una vez que se apagaban las cámaras, la realidad era completamente distinta. “Cuando vez la serie no puedes ver lo bien que la pasábamos detrás de escena, mirando nuestros ojos, nuestras expresiones, pueden darse cuenta de que disfrutábamos todo el tiempo, y no sólo de nuestra parte, sino también de la participación de los demás”, aseguró en el homenaje emitido por Canal 13.
“Guy en particular era una gran persona, un hermoso ser humano, y no es usual encontrar gente así en el espectáculo y en la vida”, agregó sobre su antagonista. “La relación que teníamos era excelente porque no tenía que preocuparme por mentirle; Guy sabía que no iba a tratar de acercarme o presionar, teníamos una relación muy relajada porque él era la estrella del programa, yo estaba en segundo plano y nunca cuestioné eso, nunca pasé esa línea”, explicó.
Su popularidad no paraba de crecer, y los espectadores llegaban a pensar que Monasterio triunfaría cada vez que estaba a punto de exponer a Diego. Las mismas razones que lo llevaron a triunfar fueron las que le dio Disney a la hora de despedirlo: “Una vez Walt bajó al estudio en el episodio diez, y me dijo: ‘Britt, vamos a tener que sacarte de la serie’, y le pregunté: ‘¿Es por algo que dije?’. Me respondió que no, y me explicó: ‘Odio decirte esto, pero es por tu correo de fanáticos, es igual al de Guy Williams, y sólo debe haber una estrella por serie’”.
Faltaban solo tres capítulos para que desapareciera de la trama, y una vez más no se dejó vencer por la desilusión. Así como tuvo su entrada a lo grande, también se propuso un final inolvidable. “El mejor episodio en el que estuve fue el último, cuando traté de desenmascararlo, ¡lo amé!”, contó. Y reveló: “La escena de esgrima fue terrible, cuando puse a Guy contra la pared con la espada en la garganta, la verdad es que eso no estaba escrito en el guion, pero rodamos sin cortar y rematamos la escena con mi frase: ‘Ahora admite que eres El Zorro o de tu garganta no va a salir un sonido, es tu única oportunidad’; al director le encantó y fue muy divertido”.
La despedida del capitán Monasterio ocurrió de manera inesperada luego de que encontraran pruebas de que escondía correspondencia para poder seguir adelante con su plan. “Tenía ya la evidencia contra usted antes de que monte este circo bien lucido, al parecer no hay nadie aquí que no sea su enemigo, queda arrestado, llévenselo, y Diego, yo sabía que tú no podías ser el Zorro”, le dice el gobernador de España en el último capítulo al rival más famoso del protagonista. Después vinieron otros comandantes interinos como reemplazo en el rol de malvados, pero ninguno como él.
Tras su salida de la serie volvió a estar detrás de cámaras y trabajó como director, guionista y productor de varias películas, incluida Somewhere in Time (1980) protagonizada por Christopher Reeves y Jane Seymour. Además se enamoró de una agente de casting llamada Diane con quien estaría 48 años en pareja. Se casaron en 1959 y fueron padres de dos hijos, Glase Lomond, quien se convirtió en guionista, y Evan Lomond, productor de eventos.
En agosto de 2001, después de mucho esfuerzo por parte de la comunidad de actores, le otorgaron una estrella en el Paseo de la Fama a Guy Williams, fallecido de una aneurisma en nuestro país en 1989. En la ceremonia estuvieron presentes varios personajes que participaron en la serie, y el ex capitán Monasterio subió al escenario para dar un breve discurso: “Como dije afuera recién: ‘¡Cielos, nunca pude atrapar al Zorro!’; en los 40 años que tuve de carrera puedo decir que Guy es el hombre más caballero que conocí en la vida, y si alguien tuvo el honor de haberlo conocido, también diría que fue el hombre más amable que haya conocido, así que celebremos que tiene su merecido reconocimiento”.
Suzzane Lloyd, quien interpretó a Raquel Toledano en la ficción, también elogió a Williams: “Hacía tan bien el papel del Zorro, y tan bien el papel de Diego, que los dos papeles estaban de la mano del mismo hombre, Guy, y los tres eran indivisibles, eran una sola persona”. Más allá de las variadas razones por las que la serie se convirtió en un clásico inoxidable, sin dudas la nobleza de los personajes en cuanto a su coraje, humildad, y autenticidad forman parte del listado de motivos por los que sigue generando magnetismo.
En nuestro país conocimos a Monasterio ya en colores –originalmente la serie fue transmitida en blanco y negro-, con su mirada agua marina y el clásico uniforme azul y rojo. El madrileño Carlos Agostí fue el encargado de doblar la voz de Lomond para la versión en español de la ficción que se podrá volver a ver de lunes a viernes a las 11.30 por la pantalla del solcito desde la próxima semana.
El actor murió a los 80 años el 22 de marzo de 2006 en Huntington Beach, California, por una insuficiencia renal que desmejoró su salud. Siempre orgulloso de haber sabido disfrutar del éxito cuando tuvo la oportunidad, la reflexión que compartió en su última entrevista resume la forma en que vivió su vida: “De los 1200 créditos que hice en televisión y cine, ¿por qué seré recordado? Por mi paso por El Zorro, y creo que debo sentirme muy afortunado”.
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