2021 odisea carcajada: el año en el que la conducción televisiva se vistió de humor

En otra temporada marcada por la pandemia, los canales apostaron por diferentes estilos pero con un denominador común: la búsqueda permanente de la sonrisa

Guardar
Agustín Rada Aristarán, Lizy Tagliani, Darío Barassi, Jey Mammon y José María Listorti: las caras sonrientes de la televisión
Agustín Rada Aristarán, Lizy Tagliani, Darío Barassi, Jey Mammon y José María Listorti: las caras sonrientes de la televisión

La explosión de Darío Barassi con 100 argentinos dicen. El tándem imbatible de Lizy Tagliani y Moldavsky en Trato hecho. El regreso a las fuentes de José María Listorti con Super Super. La revelación de Jey Mammon al frente de Los Mammones. El desembarco televisivo de Soy Rada con Match Game. Como pocas veces, los canales de televisión se volcaron al humor a la hora de pensar en la conducción de sus programas de entretenimientos, marcando una tendencia que parece ir en aumento. Y cada uno de ellos, logró ponerle su propio sello a cada ciclo. Porque si la realidad ya se encarga de nutrir con pálidas suficientes sus horas de aire, nada mejor que hacer equilibrio con una sonrisa.

Como ejemplo e introducción, vale lo que ocurrió en El Trece en el reordenamiento de su grilla vespertina. Luego de la decisión de mudar a 100 argentinos dicen de las 14.30 a las 18.30, mantuvo la franja con otro programa de entretenimientos, Match Game. Y a la hora de asignar un conductor, pensaron en un humorista de pura cepa. Agustín Aristarán, conocido como Soy Rada, venía con un camino largo y exitoso en diferentes facetas del entretenimiento, como el teatro, las redes sociales y hasta las plataformas de streaming. La televisión lo estaba buscando y ya había tenido un paso en el panel de En qué mano está, pero la conducción le tenía guardado un lugar. Bastaba esperar que los caminos hicieran match.

El divertido ida y vuelta entre Darío Barassi y Radagast

“No sé por qué vinieron a mí, creo que por la cantidad de cosas que yo hago”, arriesga el conductor en diálogo con Teleshow. Y enumera: “Tanto desde la comedia, como la música, la magia y entretengo como diferentes herramientas y creo que la tele está buscando una renovación de las caras”, asegura, aunque de inmediato se aleja cualquier tipo de vanidad.

“No es que me considero la nueva cara de la televisión. Ni loco. Soy una parte que está ahora que puede dejar de estar para estar en otro momento, o que puede estar por mucho tiempo. Buscan otras cosas quizá y como yo vengo despojado del mundo tele también llego a proponer mi forma de jugar”, analiza. Su forma de jugar tiene diversos lenguajes. La cámara es una aliada para tirar paredes, pero también lo son los participantes, donde famosos y desconocidos se prestan por igual al juego. Se vuelven pares durante un rato gracias a la habilidad de Rada para articularlos, en una nueva muestra de versatilidad.

Soy Rada y el baile de la bisagra en Match Game (El Trece)

“Lo que hago en tele es bien diferente lo que hago en teatro. Es el mismo color porque yo tengo una forma de hacer comedia. En el teatro propongo mi propio universo, mi propia obra, mis guiones, mis formas de hacer comedia. Acá estoy dentro de un formato donde tengo mucha libertad y básicamente mi rol es manejar la energía entre los participantes y las celebridades que vienen”, asegura.

Lo dicho, Match Game ocupó el lugar de 100 argentinos dicen, el programa conducido por Darío Barassi que desde su estreno en agosto de 2020 se convirtió en uno de los más rendidores de la señal de Constitución. Con un estilo que fue imponiendo y moldeando con el correr de los programas, volvió al humor una parte decisiva del ciclo. Y en esa capacidad de reírse de casi todo (incluso de él mismo) logró ponerle un diferencial a un formato probado en diferentes partes del mundo.

Es imposible hacer humor sin capacidad de reírte de vos mismo porque si no es un juego unilateral. Tengo mucho humor, me puedo reír de todo, es mi mayor herramienta, me tiro mierda y te invito a sumarte”, señaló el conductor en una entrevista a este medio.

El histrionismo de Darío Barassi, acá copiando un look de Lali Espósito (100 argentinos dicen - El Trece)

A ese juego se sumó su hilarante equipo detrás de cámara –bautizado como los Barássitos y encabezado por sus productoras Luli Latorre y Florencia Gattario más conocida como “la Colo”-, y fue generando un código especial del que los participantes querían formar parte: “El humor es como un aliado en todo sentido, es sanador y facilita todo en la vida y el límite lo pone el otro. Me pasa con los participantes en el programa, que, si hago algún planteo y no agarran, tengo que tener la cintura suficiente para correrme”, señaló.

Hacer reír no es una tarea sencilla. Sea sobre un escenario, en una reunión de amigos o en un chat de WhatsApp, se necesita un código. Y es más dificultoso hacerlo cuando los nervios de la tele juegan un rol importante. Alguien con probado oficio en el asunto es José María Listorti, con una vida televisiva en la troupe de Marcelo Tinelli, que este año se lanzó a la aventura de la conducción de entretenimientos.

Su labor al frente de Super Super en la pantalla de El Nueve le permitió dar rienda suelta a su condición innata de humorista, esa que sentía que iba perdiendo luego de tantos años vinculados al magazine, sea de espectáculos o de actualidad. “No quería que la realidad me saque el histrionismo. A mí lo que me gusta es hacer reír a la gente, entretenerla y Super Super me pone en ese lugar que yo extrañaba”, aseguró el locutor en una entrevista con Teleshow donde manifestaba su alegría por su nuevo desafío.

José María Listorti bailando en Super Super (El Nueve)

En cada envío, aquellos que llegan a la televisión buscando alguna recompensa económica, se esmeran también en disfrutar al máximo de sus 15 minutos de fama. No se limitan a responder preguntas, a buscar coincidencias o a adivinar precios. Siguen cada una de las locuras que planea el conductor, generando a cada instante un nuevo gag. Y esta condición es extensiva a todos los ciclos de entretenimientos.

“La gracia es que cada participante se divierta, la pase bien, pero también entienda que puede haber un chiste que lo deje mal parado, pero desde la buena onda. Necesitás que la gente se divierta, se ría de sí misma, que no le tenga miedo al ridículo”, destacó Josema, que se involucra en todos los detalles de producción y delante de cámara, ríe y hace reír entre changuitos, góndolas y códigos de barras.

En Telefe, los domingos a la noche fueron para Lizy Tagliani y su Trato hecho, el aperitivo ideal para el plato fuerte de cada día, sea Masterchef Celebrity, La voz argentina o Bake Off Argentina. Junto a ella estuvo Moldavsky, dos humoristas para distender la adrenalina de un programa que tiene al dinero como protagonista. Ya desde su apertura, la conductora avisa de qué va su rol, y los televidentes saben que no se van a encontrar con un estilo acartonado. La humorista puede aparecer bailando como paquita de Xuxa o como la misma Thalía, siempre al borde de un pretendido grotesco que hace más hilarante la presentación.

Lizy Tagliani y la Sole en Trato Hecho

Dos caminos diferentes pero unidos por haber llegado a la fama de grandes y por caminos alternativos. Sin embargo, cada uno estaba probado en los suyo y la combustión hizo efecto. Al carisma avasallante y netamente popular de Lizy, con la experiencia de El precio justo; se le sumó la capacidad de Moldavsky como efectivo partenaire, en este caso en el rol de negociador. La fórmula de reírse de ellos mismos alcanza también a la dupla, en una figura que se repite en los diferentes programas y determina una nueva manera de hacer televisión.

Por fuera del formato entretenimientos, Jey Mammon fue uno de los grandes protagonistas del año televisivo. Desde su formato de late night show en Los Mammones, (primero en la trasnoche de América, luego en el prime time de las 21) revitalizó dos géneros que estaban en desuso en la televisión de aire: el de la entrevista y el de la música en vivo. Curiosamente, lo logró dejando paulatinamente a un lado a su personaje más emblemático, Estelita, para apelar a la formalidad del traje y la solemnidad del piano.

Abel Pintos y Jey Mammon se tentaron durante la entrevista (Los Mammones - América)

Los Mammones no es un programa de humor, pero el sentido del humor de Jey es una parte fundamental de su éxito. Lo pretendidamente gracioso ocurre en el primer bloque, con un recorrido irónico por las noticias del día. Y se potencia en el reportaje a cada invitado, donde las carcajadas se conectan con la emoción y la empatía. Esa característica que hizo que a su programa fueran las figuritas difíciles y que se sientan tan a gusto que se animen a contar cosas que ni ellos se esperaban.

Para animarse a hacerle un chiste a otra persona hay una construcción previa. Yo quiero que el invitado que viene a mi programa se sienta cómodo. Nadie puede venir para ser bofeteado”, explicó el conductor en diálogo con Teleshow, cuando su ciclo recién despuntaba y ni imaginaba lo que iba a pasar el resto del año. Musicales de lujo, invitados de los difíciles, confesiones inesperadas, todo matizado por el humor de un tipo efectivamente gracioso pero también sensible y empático. Las dos caras de la comedia. Cuando la televisión parece estar en jaque permanente ante las nuevas tecnologías, el humor funcionó como rueda de auxilio. O salvavidas. Porque no es fácil hacer reír, y más en tiempos como este. Y lograrlo ya es un éxito.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar