Maite Peñoñori trabajó durante varios años al lado de Ángel De Brito, pero recién este 2021 fue catalogada como la descubridora de romances de la farándula local. “Fue muy loco porque fueron como diez al hilo que iban cayendo y ya con Ángel nos reíamos, parecía joda”, dirá en diálogo con Teleshow. Es que la periodista fue la encargada de dar las primicias de los noviazgos de Liz Solari y Gastón Pauls, Rosario Ortega y Mariano Otero, entre otros, y el plato fuerte: Flor Vigna y Luciano Castro.
Sin embargo, más allá de este gran momento profesional y su cambio de rumbo (dejó hace muy poco Los Ángeles de la Mañana para ir como panelista a Intrusos a partir de enero), Maite es una trabajadora incansable de los medios y, a sus 30 años, ya tiene un largo recorrido en su haber. En este sentido, es una de las que conoce a los famosos como nadie. “Al periodismo de espectáculos se lo subestima y es como si cualquiera pudiera hacerlo, pero en realidad queda muy expuesto quién sabe hacerlo, quién tiene fuentes y quién no”, sostiene.
—¿Cómo fue que te convertiste en la “descubridora de romances” de los famosos?
—Se fue dando...la primera que me llegó fue por una seguidora de Uruguay, que los había visto a Liz Solari y a Gastón Pauls, no se animó a sacarle foto pero me dio muchos detalles que me hicieron pensar que era cierto, investigué por otros lados y efectivamente, estaban los dos juntos. Muchos en Instagram me escribían contándome, e incluso algunos me decían ´Maite, este enigmático es para vos´ (Risas) o ´investigá por este lado´, cosas así.
—¿Cuál fue el famoso más “buena onda” que te tocó entrevistar?
—Moria es re generosa, es divertida. Un día me acuerdo, estaba enojada con Marcelo, ella había hecho como unas declaraciones súper fuertes, y la voy a buscar Aeroparque y ella me dijo ”no, no voy a hablar” y me terminó hablando un montón. Después cuando termina la nota, me llama y me dice “vení, Maite, te dije que no iba a hablar y te di un notón, mamita” (Risas). Una genia. Mirtha también siempre es muy amorosa, ahora estoy bloqueada de su Whatsapp, no sé qué pasó en la última internación porque caí como en esa camada de bloqueos. Pampita es muy remadora de notas también, y ha pasado que estaba ya entrando a grabar su programa y frena y te da la nota. Excepto ese episodio que tuvimos en Ezeiza de enojo, siempre fue muy generosa.
—¿Y el que peor te trató o te hizo sentir más incómoda?
—El Polaco. Tuve dos....una fue un día que él llegó de Aeroparque y estaba como...no sé si estaba cansado o venía de mal humor. Fue una nota súper rara, tanto que terminó la nota y yo dije ”esto no sirve para nada” y la terminando poniendo casi en crudo. Fue una nota en la que él trata de tirarme un beso, yo me alejo, como que no tenía mucho sentido tampoco todo el ida y vuelta de preguntas y respuestas. Y después de eso, él buena onda, todo bien, me llamó (Fernando) Burlando y un poco me pidió perdón, Pero después este año en La Academia, de nuevo se volvió a enojar y tuvimos una nota un poco rara, donde yo le hacía unas preguntas y me decía “¿Y vos cómo estás con tu marido?”, como desubicado. Es el más incómodo que me ha tocado entrevistar, no tengo nada contra él,, pero fue así.
—¿Y hay alguno que te haya “tirado onda”?
—No, la verdad que no, siempre todos super respetuosos. Esa que te digo fue la única que recuerdo, pero como que fue toda la nota rara. Además imagínate yo en esa nota con el Polaco, había estado haciendo temporada en Carlos Paz, había compartido mucho con él y él como que después no me reconocía, no sé, fue super rara la nota.
—¿Tuviste alguna entrevista bizarra?
—Me acuerdo que un día hicimos un móvil desde la casa de Fede Bal, me pararon tipo vedette y me tiraron a la pileta (Risas). Después me ha pasado una vez que volvía Susana (Giménez) y no conseguía cámara y justo mi camarógrafo volvía ese día de vacaciones y lo llamé. “Luis, necesito que me hagas un favor, sé que estás de vacaciones todavía, pero necesito que me hagas la segunda”. Y le hicimos un notón porque ese día Susana habló un montón en la puerta de la casa. Siempre tratando de conseguir la nota, en Mar del Plata también era muy de esperar.
—¿Te resulta difícil manejar los egos de los famosos?
—Con muchos pude entablar un buen vínculo. A lo largo de los años van siendo siempre los mismos, por eso mi perfil no es tan confrontativo, porque por más de que siempre les pregunté todo lo que les tenía que preguntar, también está bueno que se cree como una cosa de respeto con el otro, porque en definitiva este laburo tiene eso de que ellos lo necesitan y nosotros también lo necesitamos. Entonces, siempre generé bastante buen vínculo con todos, aunque con ninguno amiga. Las mejores notas siempre las conseguís en un contexto donde el famoso no te espera, entonces siempre traté de de ser respetuosa.
A pesar de todo lo que implicó la exposición en este último tiempo, su familia (sus padres, sus hermanos y Martín, su marido) siempre la acompañó. Porque claro, desde chica ella sabía a dónde apuntaba. “Tenía una radio de juguete con la que jugaba a hacer mi programa y después también tenía un juego de Xuxa, que era como una cámara de tele de plástico, con el microfonito….Siempre me gustó, andaba en el verano y volvía locos a toda mi familia, iba con mi libretita y les hacías entrevistas con preguntas estúpidas: nombre, color preferido”, recuerda.
—¿Tu familia ya se acostumbró a tu trabajo que tiene horarios tan raros?
—Lo más duro que tuve fueron las temporadas porque eran largas. Martín, mi marido, iba los fines de semana, pero obviamente extrañás y encima también quedás con los horarios cruzados: iba en vivo a la mañana, a la tarde dormía un ratito y a la noche ya salís a laburar de nuevo. Estoy siempre a contramano, pero él me recontra bancó, mis amigas y mi familia también ya están acostumbrados. Y Martín también es periodista, así que en eso estamos empatados.
Más allá de que los comienzos en los medios nunca son fáciles, Maite tuvo la bendición de que su primera gran experiencia sea nada más ni nada menos que con Juan Alberto Badía. “Me fui a hacer temporada a su radio en Pinamar cuando me estaba por recibir de locutora y fue increíble, él era un ser único. Siempre estaba muy atento a cómo estabas. El primer día tenía turno hasta la noche y el productor me pasa una llamada de él. Pensé que me iba a cag...a pedos por algo, pero me dice ´¿tenés frío, no?´. El tipo se había dado cuenta por mi voz que yo estaba muerta de frío y ahí me dijo que en la costa la amplitud térmica es mucha, que me lleve abrigo para la próxima, y ese día me hizo ir antes”.
—Y este año llegó el boom del “Wanda Gate”. Me imagino que te llenaron de mensajes...
—Sí, generó dudas impensadas en gente que era cero cholula y de repente era: “Maite, mi hermana necesita saber si lo que dijo Yanina es realmente cierto”. Era una cuestión de Estado.
—Anunciaste tu despedida de LAM sin saber que el programa iba a terminar a fin de año ¿Por qué tomaste esa decisión?
—Sí, no sabía nada. Pero yo venía sintiendo también que había cumplido un ciclo, había logrado todo lo que quería. Yo empecé en el programa porque estaban buscando alguien para cubrir solo el móvil y yo justo me había ido del programa de (Fabián) Doman en ese momento. Me probaron y seguí, fui creciendo un montón y después pasé a hacer notas, hice temporada y después cuando había que reemplazar a alguna panelista, iba. A tal punto que en la pandemia me dejaron conducir...Y ya sentía la inquietud de probar otra cosa, nunca había estado en otra pantalla. Yo soy muy curiosa, muy inquieta y sentía también que había un ciclo que se estaba cumpliendo. Después Ángel me dijo que fui un poco intuitiva. Justo me llamaron de Intrusos para proponerme entrar en el panel y me parece un desafío, una propuesta atractiva.
—Fuera de cámara, ¿te lo reprocharon las “angelitas”? Porque te vas justo a la competencia...
—No, no cero. Yo creo que eso es más para la tribuna, o se acentuó un poco más con lo del Wanda Gate, que se tiraban palitos al aire. Pero después no, se pusieron contentas todas por mí y me desearon lo mejor. Obviamente al aire tiraban chistes, pero eso es más para el afuera. Este trabajo es así, un poco tenés que ir rotando.
—¿Y con Ángel tuviste una charla?
—Sí, antes y también después de que anunció que LAM terminaba. No sé si es mi amigo que nos contamos todo, pero tengo un vínculo de cariño que se fue generando a lo largo de estos años, vino a mi casamiento, compartimos cumpleaños...Él se puso contento por mí, me bancó.
—En el plano personal, ¿tuviste alguna situación que te haya marcado y de la que aprendiste mucho?
—Creo que el año de pandemia fue como un año de aprendizaje para todos. Soy asmática y estoy medicada y estoy bien, no volví a tener broncoespasmos, pero había tanta incertidumbre cuando empezó todo que mi familia estaba asustada y yo tuve un poco de dudas de decir “che, ¿qué hago?”. Pero sentí que quería estar en la calle mostrando lo que estaba pasando y transmitiendo. No me quería quedar en mi casa encerrada, y creo que fue una decisión acertada, más allá del riesgo. Salía con todos los cuidados, mi barbijo y todo, pero en ese momento no se sabía nada. Ese fue un momento de mucho crecimiento laboral para mí y de mucha exposición, a veces eran programas enteros recorriéndole la ciudad, mostrábamos todo vacío, era como de ciencia ficción. Creo que fue una buena decisión haberme animado.
—¿Cuáles son tus planes a futuro en lo personal?
—Ahora Intrusos es un desafío, quiero encontrar mi lugar, poder lucirme, seguir llevando romances y primicias...Y la maternidad es algo que me encantaría en unos años, a Martín también, es un proyecto de los dos. Y también nos gustaría hacer juntos una experiencia laboral en el exterior.
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