Luego de finalizar sus estudios de Comunicación Audiovisual en La Plata en el año 2000, Valeria Fiñana viajó a España a tomarse un año sabático. De regreso no le fue ajena la crisis que vivía la Argentina y aunque ella afirma que “casi tenía un pie afuera”, decidió irse a vivir a Miami junto a un novio y su familia.
Empezó trabajando en publicidad. Viajes, reuniones, la vida en movimiento. Hasta que un día los ejecutivos de Telemundo le modificaron el ritmo: le propusieron comenzar a trabajar ocho horas diarias en una oficina de producción. Desde allí, la vida de Valeria cambió.
Hoy es vicepresidenta de Diseño y Producción de todas las producciones de Telemundo, y recientemente asumió como VP Production & Develelopment en el área de desarrollo de Telemundo Streemig Studios (TSS), que involucra todo lo que tiene que ver con series cortas asociadas con distintas plataformas.
Fiñana estuvo de paso por Buenos Aires: fueron dos semanas rodando la tercera temporada de La Reina del Sur. Y en una charla en exclusiva con Teleshow, acercó sus consejos a los jóvenes que realizan la carrera de Comunicación Audiovisual: “Que estudien, que busquen oportunidades. El mundo está globalizado, todos podemos ser ciudadanos del mundo”. Asimismo, cuenta la nostalgia que siente de volver al país luego de seis años de ausencia y de cómo ve a los argentinos: “Argentina tiene la mejor mano de obra, los mejores creativos, es gente que sabe hacer mucho con poco”, asegura, luego de trabajar con profesionales de todo el mundo.
Hoy se encuentra muy agradecida con Marcos Santana y con Telemundo. Y feliz de haber elegido ir a vivir a Miami: “No sé si esta oportunidad la hubiese tenido en otro lugar”, afirma.
—¿Quién es Valeria Fiñana?
—Qué difícil… Soy argentina, en este momento trabajando en Telemundo. Llevo la vicepresidencia del área de Diseño y Producción, a cargo de la producción, el arte, el vestuario, el make-up, la escenografía, los decorados, todo, absolutamente toda la parte estética. La imagen del producto.
—¿Cuándo y en qué circunstancias decidió irse de Argentina?
—Larga historia. En el 2000, al terminar de estudiar, me tomé un año sabático en España. Cuando regresé a la Argentina había crisis y yo estaba un poquito con el pie afuera, entonces, me decidí a irme a Miami, donde mi novio de esa época tenía familia. Así que nos fuimos, y poco a poco empecé a trabajar en publicidad. Luego, en publicidad en la tele y hoy ya llevo más de 20 años en la industria, con muchísimas horas de grabación, de televisión y de audiovisuales. Ahora empecé con las series, donde estamos produciendo productos con muchísima más calidad, por eso la figura de diseño y producción cobró mucha importancia, porque el reto era subir el nivel de todas las producciones que teníamos, tanto en México, Colombia, como en estos momentos en Argentina.
—¿Cómo se hace para elevar el nivel?
—La industria fue creciendo y el valor de producción es cada vez más exigente que en la televisión y la novela: la serie es más cinematográfica, es un poco un híbrido entre serie y cine. El contenido tiene que tener una carga de realismo, una carga de discurso visual muy alto; cuidamos muchísimo más los detalles que quizás en otra época. En las novelas se hacía, porque originalmente Telemundo es una empresa que viene de producir novelas, desde Colombia. Sin embargo, desde que llegó Marcos Santana nos aliamos: yo le hice esta propuesta y él vino, entre otras cosas, con esta idea de subir mucho el nivel de las producciones, y que todo tuviese un nivel casi cinematográfico, con mucho cuidado y mucho detalle.
—Elevar el nivel implica contar con un mayor presupuesto.
—Ese es el mayor reto, porque, como sabemos, en la industria, el presupuesto no es ilimitado: el presupuesto es uno y hay que ver dónde se gasta. Creo que ese trabajo es algo que también fui aprendiendo, como la parte financiera. Trabajo controlándome mucho y decidiendo dónde poner, dónde se va a ver finalmente el dinero o el valor de producción. Uno tiene que estar medido, hacer una evaluación de cuántas escenas se van a grabar en ese lugar, cuánto tiempo, cuántos minutos van a salir al aire, para saber y definir si vale la pena o no poner el dinero.
—¿Qué es lo que más le cuesta a la hora de hacer una serie y adónde se destina el mayor presupuesto?
—¿Dónde va? Al talento. La verdad, la verdad... al talento.
—Al talento primero, ¿y después cómo sigue el ranking?
—Diseño de producción es una de las más costosas, porque finalmente son los gadgets que se van a lucir en pantalla, el arte se ve en pantalla, el vestuario, el make-up. Si tenés efectos, por ejemplo, de caracterización, eso es un presupuesto más elevado de lo que es un make-up normal para un talento, entonces depende cómo lo tengas distribuido, qué tipo de proyecto estás haciendo. Por ejemplo, ahora, estamos haciendo de época, y requiere mucho presupuesto, más que el habitual porque vos tenés que tratar de estar atento a todo lo que esté en la mesa, todo lo que esté en la casa, todo lo que los personajes tengan puesto, tenés que recrearlo, y lo mismo pasa con el vestuario.
El mayor presupuesto de una serie es para el talento.
—¿Cuánto tiempo lleva la preproducción?
—En el proyecto que estoy desarrollando actualmente, la preproducción, aproximadamente, casi cuatro meses de un equipo que fui formando, muy interesante. Por ejemplo, el director de Arte y Diseño es Claudio Castelli, que viene del cine, luego, la vestuarista es colombiana. Con La Reina del Sur, por ejemplo, recreamos un montón de países. Aparte de haber viajado a algunos como Estados Unidos, Colombia, Perú, Bolivia y Argentina, recreamos Londres. O sea, esta es una serie que no se pueden imaginar toda la visual que tiene, y es uno de los retos de proyectos más grandes para nosotros.
—En este proyecto, ¿qué es lo más difícil que le tocó encarar?
—El desafío de lograr las metas del valor de producción que tiene este proyecto versus el presupuesto y hacer una administración correcta de este. Y además, ofrecerle a la gente lo que está esperando, o que sea superior. Es decir, el reto mayor fue superar la temporada dos, porque todos sabemos que se ganó un Emmy y que ha sido bastante reconocida en la industria. Entonces en la 3 teníamos que romperla, y ese es el gran desafío: romperla, crear el mejor equipo, mejorar muchas áreas, desde mi punto de vista, porque yo no había participado en la 2. De hecho, Marcos me preguntó: “¿Qué le viste mal y qué le viste para mejorar?”, y en eso nos enfocamos. Ese fue el reto, que fue sobre todo esto de recrear países, recrear estos personajes, reinventarlos para que se sintieran mucho más cercanos, más realistas, más adaptados a cada área, a cada país. Por ejemplo, viajamos a Bolivia, y hay un guiño muy interesante del vestuario boliviano con los telares y todas estas texturas que usan en Bolivia. Lo mismo hicimos en Perú y en Argentina. A los personajes que van por cada uno de estos países les fuimos dando un guiño en cada uno, sutil, sobre todo en el vestuario, en la recreación, para mostrar dónde están y un poco ellos, de alguna manera, se tienen que disfrazar para no ser reconocidos.
—¿Cómo es su relación con Kate del Castillo?
—Uff, es muy hermosa, es una relación que tiene casi siete años. Nos conocimos en un proyecto que hicimos juntas, Dueños del Paraíso, muy interesante, de época también, ubicado en Miami en los años 70. Hicimos clic de inmediato, desde lo creativo y desde lo humano. Kate tiene unos valores muy parecidos a los míos, es una persona muy familiera, una persona muy auténtica, muy espontánea, muy visceral, muy apasionada, y eso creó una bonita amistad que seguimos alimentando.
—¿Cómo vive su familia la experiencia de tener una hija viviendo en Estados Unidos, más en el contexto actual?
—Mi familia es de La Plata, y han estado acá, en Buenos Aires; mis hermanas vinieron a visitarme por el trabajo, estuvo mi sobrina… Yo creo que están muy orgullosos. De vez en cuando me llaman y me dicen: “Vi que saliste en una entrevista o vi 100 días para enamorarnos”, que ahora recibió un premio. Van viendo productos y me reconocen.
—¿Cómo ve el país hoy? ¿Cómo lo encontró desde que se fue?
—Fue muy nostálgico regresar porque hacía como seis años que no estaba en la Argentina. Desde hace 20 años que me fui y cada año venía a visitar, pero desde hace seis años, por el ritmo de trabajo y por viajar todo el tiempo, no pude venir. Mi familia me va a visitar mucho a Miami y fue fuerte este impacto de regresar, porque creo que la Argentina, de todos los países en los que he estado, y no solo por ser argentina, tiene la mejor mano de obra, los mejores creativos, gente que sabe hacer mucho con poco, y creo que también la crisis por la que ha pasado la Argentina durante todo este tiempo hace que la gente sea más resiliente de lo que yo pude llegar a ver en otros países, o lo que uno puede ver en Estados Unidos. Creo que aquí hay una calidez y un profesionalismo únicos; lo he comprobado trabajando con el grupo argentino de producción. Y me da nostalgia que con todos los recursos y todas las cosas que tiene la Argentina estemos todavía atravesando un momento muy duro económico y político, o muy cambiante o inestable. Creo y espero que la situación en Argentina recobre alguna especie de normalidad, pero me parece que toda Latinoamérica está afectada y es como una reacción en cadena. Sin embargo, la veo muy bonita, la veo linda…
Argentina es un nicho de gente muy buena, muy creativa, no por nada se están produciendo entre 10 a 12 ficciones en estos momentos.
—¿Volvería a vivir en Argentina?
—Es difícil. Volvería de visita. No sé, el ser humano está en constante cambio, yo creo que vamos evolucionando a medida que crecemos, aprendemos, yo no sé si el día de mañana sienta que mi lugar está nuevamente acá. Yo me siento como una ciudadana del mundo, quizás por tener una madre que emigró. A los cinco años de haberme ido, mi madre me dijo: “Mirá, hija, una vez que te vas es muy difícil regresar, es muy difícil quedarte en un solo lugar”. Uno le agarra el gustito también a eso, a ser un ciudadano del mundo, a conocer otras culturas, a convivir con otras culturas, a aprender a verse uno desde un lugar más objetivo que como argentino con la propia cultura, te obliga a ser, no sé si la palabra es internacional, pero…
—Más independiente, autónomo, más responsable…
—Sí, y más consciente de que en tu comunicación, en tu relación con los demás, ya no es como estar en la Argentina, pasás a tener un código. Yo lo llevo con 20 años, como la comunicación, la expresión, lo que uno habla; es distinto. Me siento un poco ajena…
—¿Por qué es distinto?
—El argentino es mucho más directo, no pide permiso, no pide perdón, pero es como los españoles, tiene una manera de ser muy directa, un poco por nuestras raíces también, y cuando convivís en un lugar como Miami, por ejemplo, donde convivís con muchas culturas latinas, donde hay susceptibilidades, donde uno tiene que aprender a comunicarse de una manera más neutra, o más como con un código común, perdés un poquito, por ejemplo, la puteada argentina. Pero vuelvo a Argentina y quizás en un mes estoy puteando como argentina.
—¿Cuáles fueron los momentos bisagras en su vida?
—Mirá, desde chica fui muy inquieta. Perdí a mi padre a los 17 años y eso, de alguna manera, me volvió más independiente, o mucho más independiente, y a empezar a volar y buscar oportunidades. Estudiaba y trabajaba, venía a Buenos Aires, un tiempo viví acá, soy muy curiosa, viajé enseguida que pude, me compré un carro antes de cumplir los 18, siempre tuve esa necesidad de moverme. Yo creo que esa es una edad bisagra, donde me dieron ganas de volar y mi madre fue súper abierta, lo ha alentado siempre. Otro momento bisagra se dio cuando decidí, luego de trabajar mucho tiempo en publicidad, tener una entrevista en Telemundo y con los productores en ese momento. Patricio Wills me entrevistó. Yo venía de trabajar de diferente manera en publicidad, en Telemundo armé el estudio y ese fue un momento muy importante para mí, porque fue cuando me enamoré de este trabajo, donde sentí que permanecía más en el tiempo, porque un producto luego sale al aire, uno lo puede grabar y mi nombre estaba ya en una producción. La publicidad me dio mucha satisfacción, viajé por todos lados, conocí muchísimos países porque fue la época de apogeo de la publicidad, entonces había mucho dinero y viajaba con los directores, fotógrafos, también hacía cosas de Fashion, siempre tuve mucha curiosidad. Estudié cine en todas las áreas, me incliné mucho más hacia lo artístico, porque tengo la pasión ahí, tengo el ojo, siento que es algo que me sale naturalmente como que no es un trabajo, al final me pagan para dar mi opinión, básicamente, de cómo veo una época, de cómo identifico un país o cómo veo un vestuario. Otro momento bisagra fue cuando nació mi hija, que fue en el 2012. Nació en Estados Unidos, y cuando estoy de viaje, como ahora, mi madre vuela a cuidar a su nieta.
—Mamá argentina con hija estadounidense. ¿Cómo maneja el tema del idioma? ¿Habla en inglés y español?
—Todo. Bilingüe. Y la obligo a hablar en español, la obligo a no perder sus raíces. De hecho, como su papá también es argentino, tratamos de que una vez al año regrese a la Argentina, que conviva con sus primos, con sus primas. Trato de que su cultura la tenga muy presente. De hecho, ella dice que es argentina, y aparte habla con acento argentino.
—¿Cómo se siente hoy en lo profesional?
—Me siento muy segura, más segura que nunca, porque los años hacen un poco eso, la mejor escuela ha sido la vida, viajar, dedicarme apasionadamente a esta profesión que amo y adoro, que hago lo que me gusta, como que todo lo tenés mamado, ya te despertás cada día y es de lo que respirás y vivís. Pero hoy me siento con muchas ganas de hacer cambios, con ganas de dar otra vuelta de tuerca, como me decías antes: el momento bisagra. Tengo ganas de empezar a estar vinculada a la producción y al desarrollo, tengo mucha curiosidad en esas dos áreas. Creo que también desde la concepción de las historias se puede trabajar y hacer mucho. Y estoy feliz porque hace unos días recibí la notificación de mi ascenso oficial como VP Producción & Development en Telemundo. Siempre lo digo, estoy muy agradecida, porque además no sé cómo hubiese sido en la Argentina, porque cuando me fui ni siquiera sabía si me iba a quedar o no en Miami y creo que la gran oportunidad que tuve allí no sé si la hubiese tenido en otro lugar. He sido muy afortunada, estoy muy feliz. He tenido un tiempo una galería de arte, he podido desarrollarme en todo lo que me resultó atractivo. Miami me pareció una ciudad en crecimiento. Desde hace 15 años a esta parte ha crecido mucho en el arte, ha crecido mucho con gente que se está mudando de diferentes ciudades. Para mí es la tercera ciudad más importante de Estados Unidos en estos momentos, ha llegado a tener un lugar muy importante, y en la industria siempre hay un guiño o hubo un guiño, fuera del fashion. Siempre ha bajado la gente de New York en la temporada a hacer sus fotos, también se han filmado grandes cosas, para mí tiene un carácter muy particular, a mí me gusta, me identifico, aprendí a quererla y a agradecer.
—¿Qué consejo le daría a la gente joven que quiere estudiar diseño y producción en Argentina?
—Bueno, cuando yo empecé a estudiar era una carrera que todavía se estaba retomando después de la Dictadura, años después. Y era más extraño estudiar la carrera de cine, pero hoy en día alcanzó un nivel de profesionalismo mucho más grande, donde uno tiene la experiencia, la oportunidad, estudiando la carrera. Es interesante estudiar la carrera porque pasás por todas las áreas para decidir qué es lo que te gusta. ¿Qué les recomiendo a los jóvenes? Que estudien, porque hoy en día hay un nivel académico, sobre todo en Argentina, muy interesante, creo que han salido talentos muy importantes y la industria audiovisual allí ha hecho que sea un nicho de gente muy buena, muy creativa; no por nada se están produciendo entre 10 a 12 ficciones en estos momentos. Que estudien, que busquen oportunidades, el mundo está globalizado, todos podemos ser ciudadanos del mundo. Que no necesariamente busquen vivir afuera, sino que tenemos que ir buscando las oportunidades, buscando los fondos donde hacer tu película o buscando un padrino que te guíe, o curiosear, moverse, buscar trabajar. En estos momentos hay oportunidad. Creo que hay una mayor oportunidad frente a la cámara y detrás de la cámara por la explosión que hay de este medio y de cada vez más demanda de series y de productos, creo que estamos en el mejor momento del medio audiovisual.
—¿Cuál considera que sea el mejor trabajo que hizo?
—Éste, siempre el último. Estoy enamorada. Siempre mi sensación es que cada uno de los proyectos en los que estoy tienen que ser mejores a los que hice antes, siempre la meta es superarme a mí misma y tratar de hacer algo diferente, siempre estar estudiando, investigando, un creativo no tiene límites, el día que te empezaste a repetir es el día que ya no trabajás más en esto. Yo siempre digo que el corazón tiene que latir, si el corazón no late uno no puede crear.
—Imagino que no todo el mundo trabaja con la misma pasión, ¿cómo maneja eso a la hora de trabajar en un proyecto?
—Yo creo que para trabajar en la industria tenés que tener pasión, pero sí hay diferentes intereses, yo siempre hablo de la escala, incluso, en los equipos de trabajo, hay diferentes intereses, pero sí todos deben tener un gran amor a lo que hacen, porque si no no podés trabajar doce horas al día en un set o en la preproducción, o en el trabajo que te toque; creo que es una industria que apasiona. Es el costal de cambio, nada es igual, no es monótono, no es repetitivo, sí puede haber una rutina,pero siempre en circunstancias diferentes, entonces hay algo que te va a sacar de la comodidad y te va a hacer reinventarte, de alguna forma. Pero sí creo que hay que tener mucha pasión y mucho amor para dedicarte a esta profesión.
—¿Un ejemplo?
—Bueno, siento que quizás, no sé, hay gente que lleva mucho tiempo en la industria y ya lo hace de costumbre y es lo que le tocó, que uno no la ve tan apasionada y se ve en los resultados. Por suerte nosotros hemos formado un equipo que ha sido maravilloso.
—Si tuviera que agradecer su presente a alguien, ¿a quién sería?
—A mi familia, a Telemundo, por supuesto, que me ha dado la oportunidad, siempre he crecido con ellos y ellos imagino o espero que hayan crecido conmigo o hayan visto ese crecimiento. A Roberto Stopello, que me convocó de manera externa cuando La Reina del Sur era solo un proyecto. También estoy muy agradecida con Marco Santana, porque tiene una visión muy futurista de lo que hacemos, creo que él ya estaba pisando hacia adelante cuando recién la industria se estaba moviendo hacia las series, él, desde que llegó, nos puso una meta: subir el nivel de todo. Eso lo agradezco mucho, porque me ha puesto retos, es lo que él genera.
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