No fue una temporada fácil. Tras un año fuera de la televisión, Marcelo Tinelli volvió a la pantalla de ElTrece en el mes de mayo con una nueva edición de ShowMatch. Pero se encontró con que los protocolos vigentes por la pandemia del coronavirus limitaban el normal desarrollo de su clásico programa. Así y todo, decidió seguir adelante en principio con dos formatos innovadores, La Academia, el certamen de talentos que concluyó este viernes, y Politichef, el segmento de humor que terminó a mediados de julio. Y, ya finalizado el ciclo, dialogó con Teleshow y agradeció el apoyo en un momento tan complicado.
—¿Cuál es tu balance de este año?
—Fueron tiempos difíciles los que atravesamos. No me quiero olvidar que hemos tenido una pandemia muy fuerte y este programa costaba mucho hacerlo. Teníamos que preguntarle a los médicos, permanentemente, de qué manera llevarlo adelante, cómo era el distanciamiento, los protocolos, las cepas, los hisopados, los PSR...Así arrancamos el año. Sin público en la tribuna y sin gente en los costados, que para nosotros era una parte importante del formato. Y, sin embargo, ahí estuvimos, metiéndole a este barco que iba andando con olas gigantes y moviéndose, pero con mucha alegría porque íbamos hacia el puerto. Así que estoy contento de llegar a este final tan hermoso y tan emocionante, con el corazón a flor de piel y en las manos de todos mis compañeros de trabajo, el jurado y la producción. Y, encima, con mis hijos acá y con Lolo, como dice él, disfrazado, y como yo digo, vestido como yo.
—¿Cómo surgió la idea de hacer el programa con él?
—Cuando lo vi a Lionel Messi en el Balón de Oro dije: “Uy, qué bueno que Lolo pueda estar como los hijos de Messi”. Entonces, le mandamos a hacer el mismo smoking. Y se lo probamos. Yo dije: “Este pibe es cabrón y, por ahí, no se lo va a poner”. Media hora antes me decía: “No sé si quiero, salir de atrás no...”. Me hacía un montón de cuestionamientos, medio “Guillerminezco” es él. Y yo le decía a los hermanos: “No lo jodan, porque no va salir”.
—¿Y?
—Al final vino Juana y le dijo: “¡Wow, sos un grosso, mirá como vas a salir!”. Y ya se quería sacar todo... Así que salir con él, para mí fue muy lindo. De alguna manera, sentía que se lo estaba dedicando a Leo, porque era la misma ropa que él había usado en el Balón de Oro. Y yo, que lo amo profundamente, como todos los argentinos, dije: “Bueno, acá estamos nosotros”. Entonces salimos con Lolo y se sentía una energía y un amor que lo cuento ahora y me emociono.
—Fue un año en el que el jurado se llevó muy bien...
—Sí, la verdad que tuvimos un jurado hermoso. Muy diferentes todos ellos. Habitualmente, no son de reunirse o de encontrarse.
—Pero Ángel de Brito te dedicó muy lindas palabras a vos y también a Carolina Ardohain
—Fue muy lindo lo que le dijo Ángel a Pampita. Lo que dijo Ángel acá, también. Y lo que dijo Pampita, por la emoción que tenía. Bueno, le pasaron un montón de cosas. ¡Nos pasaron a todos un montón de cosas! Hubo nacimientos, hubo personas que se fueron de este mundo, un montón que estuvieron enfermas muy cercanas...Así que no fue fácil, fue un año muy difícil. Y creo que Pampita se emocionó con el nacimiento de Anita.
—¡Pasó de todo este año!
—¡De todo! Presentarla a Anita con Roberto (García Moritán), ahora legislado. Y que Guille (Valdes) esté en el jurado, algo que era impensado cuando arrancamos...
—¿Qué era real y qué mentira de tus cruces con ella?
—Yo creo que era un 90 o 95 % de realidad. Lo que pasa es que la gente, cuando decía eso, pensaba: “¡Wow!”. Cuando lo iba a buscar al colegio a Lolo a la mañana, los padres me decían: “Bolu..., te re peleaste. ¿Qué pasó?”. Y no: somos así.
—¿Es un código de humor?
—Claro. Ella maneja un código ácido. Y yo también tengo ese código de divertirme con eso, con la parte loser de cada uno. Lo pudimos hacer, lo trasportamos a la pantalla y creo que salió bien.
—¿Ya tenés algún proyecto para el año que vine?
—Hay un montón de proyectos. Lo que pasa es que todos sucumben, muchas veces, ante un programa como este. Uno siempre dice: “Voy a cambiar, voy a hacer tal cosa”. Pero es como cuando pensás: “El año que viene voy a viajar a tal lado”. Y, después, te sentás en la mesa familiar el 31 de diciembre y ves a toda tu familia, brindás te emocionás y decís: “Yo me quiero quedar acá. Esto es lo que pasa en el programa ahora: te encontrás con los afectos, con las personas que querés, con quienes te acompañan hace tanto tiempo y te emocionás, llorás, te divertís...L-Gante, que es un disruptivo absoluto y estuvo en el jurado, dijo: “Cómo se quieren acá, todos se aman”. Y es real. A un chico de 21 años por ahí le cuesta entenderlo, pero acá hay una energía desde el amor muy hermosa.
—¿Entonces?
—Creo que el formato que tenemos, por ahí aggiornado a tiempos diferentes, es maravilloso y muy difícil de igualar. Tenemos cosas nuevas para el año que viene. En la televisión de hoy, en el mundo los formatos están por delante de los conductores. Los realities son de jurados y participantes. Y nosotros tenemos otro tipo de programa. Por ahí nos podemos adaptar a eso o, por ahí, podemos hacer de esto algo más grande y más lindo también. Porque quedó demostrado que este es un programa que está más vivo que nunca.
Informe: Sofía Della Bernardina
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