Tuvo un affaire, o casi, con un hombre casado. Y salieron a lapidarla, como si todos estuvieran libres de pecado. Como si nunca nadie hubiera sido protagonista o testigo de una situación similar. Al principio, Eugenia La China Suárez intentó guardar silencio. Después, optó por compartir un comunicado en sus redes sociales para tratar de ponerle fin a las agresiones. Y, finalmente, ofreció una entrevista en la que habló de las consecuencias del escarnio público del que había sido víctima, pero se negó terminantemente a dar los detalles morbosos que muchos esperaban oír de ella.
Lo cierto es que, a más de un mes y medio de iniciado el escándalo en el que fue señalada como la tercera en discordia entre Wanda Nara y Mauro Icardi, la actriz asegura haber llegado a su límite. Y es que, cuando las aguas parecían aquietarse, su nombre volvió a ser noticia por los supuestos llamados que le seguiría haciendo al jugador del París Saint-Germain, por el pedido que le habría hecho a la empresaria para que le enviara la grabación de su charla con su ex, Benjamín Vicuña, por el relato que Zaira Nara hizo sobre su encuentro con ella y por la versión que indicaba que le habría mandado un video hot a Eduardo Cruz, marido de Eva de Dominici.
“Esto es persecución, acoso, ensañamiento. Yo no me voy a pegar un tiro, ni (voy) a saltar de un edificio, porque por ahora mi salud mental, está estable. Pero ustedes están empecinados en meterse en vidas ajenas y arruinarlas. Son los primeros en conmoverse al hablar de ‘bullyng’ y son los primeros en ejercerlo”, escribió contundente La China en una de sus historias de Instagram.
Cabe recordar que todo comenzó exactamente el pasado 16 de octubre cuando, después de descubrir los mensajes que habían intercambiado su marido y La China, Wanda publicó una story que decía: “Otra familia que te cargaste por zorra”. E, inmediatamente, todos los dedos apuntaron a la actriz, que había sido la última persona a la que la empresaria había dejado de seguir en sus redes sociales.
Lo cierto es que, después de su separación y posterior reconciliación con el padre de sus hijas menores, Francesca e Isabella, la esposa de Icardi le dio una entrevista en París a Susana Giménez, cuyo adelanto se pudo ver por Telefe y su versión completa por Paramount +. Y en la misma reconocía que su actitud impulsiva había sido “machista”, al responsabilizar a la tercera en discordia en lugar de ensañarse con su marido, que era quien tenía con ella un contrato de fidelidad.
La ex protagonista de ATAV, en tanto, le dio un reportaje a Alejandro Fantino para Star+, plataforma que la tiene contratada. Pero, a diferencia de Wanda, se negó a hablar del hecho en sí y sólo se refirió a cómo ella vive su libertad y cuánto la habían afectado, o no, las opiniones que otros habían vertido sobre ella. “Yo nunca sentí que tenía que dar explicaciones. Y a lo mejor suene soberbio o rebelde, pero yo no... El día que mis hijos me pregunten qué es lo que quieren saber, a los únicos a los que les voy a dar explicaciones es a ellos”, señaló la actriz en esa nota. Y dejó en claro que solo pueden cuestionarla el día de mañana Rufina, la nena que tuvo con Nicolás Cabré, y Magnolia y Amancio, los pequeños nacidos de su relación con Vicuña. Pero nadie más.
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