1. Nacha Guevara nació el 3 de octubre de 1940. Su verdadero nombre es Clotilde Acosta.
2. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía seis meses. Su hermana, un año y medio mayor, se quedó con su papá y ella, con su mamá. “Nos dividieron como a los bienes de la familia”.
3. A su papá volvió a verlo 46 años más tarde. “Me enfrenté a él y le dije todo lo que tenía ganas de decirle. Me descargué de todo lo que él no había hecho. De cómo se había comportado. Todo. Él era una persona muy especial, una persona muy indiferente. Si le pasó algo con eso, nunca lo supe. No me enteré. No lo demostró”.
4. “Le hice hacer un curso acelerado de padre. ¿En qué consistió? Que me tuviera en upa. Tenía 46 años yo. Que me tuviera en los brazos. Que me fuera a comprar un helado. Que me llevara a la plaza. Él no tenía el menor interés en hacerlo, y a mí me importaba un carajo, yo quería que él lo hiciera. Entonces, por unos días le hice hacer de padre. De un padre con una hija chica, digamos. Y él lo hizo, ni oponiéndose ni aceptándolo, nada, como una planta. Eso fue interesante. Para mí fue interesante poder llegar a hacerlo”.
5. La historia no tuvo un final feliz. “A los pocos días él me comunica que como yo he aparecido, él va a cambiar de nombre la casa para que yo no se la quite. O sea, un miserable, era un ser miserable. Y ahí termina la relación, porque ahí ya no hay más nada que hablar. ¿Cómo más puede ofenderte una persona? No hay, no se me ocurre ninguna otra manera”. (Infobae).
6. Desde beba la apodaron Nacha por un personaje de un radioteatro. Guevara es una mezcla: por un lado, un homenaje a su padrastro, que se llamaba Guerrero, y por otro a Ernesto Che Guevara.
7. Nacha tenía tres años y su mamá, Clotilde Badalucco, se unió a Alfredo. “Era muy buena gente. Tal vez un poco sometido, pero muy bondadoso. Fue muy bueno conmigo. Un gran aliado mío, aunque nunca hizo alarde de eso”.
8. “Crecí en una familia con abuelo italiano, inmigrante, que llegó a la Argentina a los 14 años sin saber ni leer ni escribir, solo, que se las rebuscó como pudo. Una abuela muy alocada que era el escándalo de los vecinos, porque para su época era muy lanzada, a ella no le importaba nada de la opinión ajena y en eso era una maestra, y de algún modo mucho más tarde me di cuenta de que ese era el legado que ella me había dejado, ella vivía su vida como a ella se le antojaba: no le importaba la crítica ajena, no le importaba hacer el ridículo, ella era ella”. (Infobae, Cómo llegué hasta aquí).
9. Por la tarde, su abuelo prendía un cigarro mientras en el gramófono sonaban Gardel y Puccini. Nacha se quedaba a su lado. “Escuchábamos, los dos en silencio, nunca nos dijimos nada, pero la conexión era tan profunda. Él me enseñó que la música es para expresar emociones”. (Infobae).
10. En su infancia era una nena tímida e insegura que “le tenía miedo a los varones”.
11. A los cinco años su mamá le preparó zapallitos rellenos con carne y ella se negó a comerlos. “Yo ya era vegetariana, nací vegetariana”.
12. Nacha asegura que no comer esos zapallitos fue su primer acto de rebeldía. “En el momento en que yo los probé, tenía 5 años, me di cuenta de que eso no era vegetal y decidí no comerlo. Lo que sigue de ahí en adelante son cinco horas de tortura, de palizas, de golpes, de insultos, de ponerme el plato en la cara, hasta que apareció un tío salvador y me sacó de los brazos de ella, que me dejó marcada por la paliza”.
13. Pasó la vida, se fue al exilio, y al volver va a la casa de su mamá el primer domingo. ¿Qué le sirve? Zapallitos con carne.
14. De nena se la pasaba bailando y su mamá decidió anotarla en la Escuela Nacional de Danza. Desde los ocho hasta los 20 años estudió ballet.
15. Durante todo ese tiempo su rutina era fija. Se levantaba a las 5.30 de la mañana y, como vivía en Devoto, tomaba dos colectivos hasta la Escuela de Danza, que quedaba en Libertad y Quintana. Paraba para almorzar y de ahí al colegio Nicolás Avellaneda. Al salir estudiaba francés o tomaba alguna clase extra de baile.
16. En sus inicios trabajó como modelo. “Era solo una manera de ganarse la vida. Cuando me aburrí y sentí que mi rango expresivo era mayor, me retiré”.
17. Estudió cuatro años de teatro con Juan Carlos Gené y debutó en Locos de verano, en el San Martín. Reconoce que tenía mala dicción pero hizo foniatría. “Aprendí a hablar, me pase horas y horas con un lápiz entre los dientes”.
18. En los años 60 el Di Tella era el lugar de los espectáculos de vanguardia. Nacha se presentó ante el director Roberto Villanueva y le dijo: “Quiero cantar”. Le dieron el único horario disponible: jueves a las 19. Juntó 12 canciones y armó el primer espectáculo: Nacha de Noche.
19. “En los 60 se juntó todo, y en todo estuve: la nueva canción, la poesía, el gran cine, el Di Tella, el café concert, la libertad interior, el sueño colectivo de un mundo mejor. ¿Quién nos quita lo bailado, lo cantado, lo leído?” (Revista Gente, diciembre, 1998).
20. Realizaba la obra Las mil y una Nachas cuando le advirtieron que si dejaba de cantar “Libertad” y “Señor ministro”, no la molestarían. Priorizó su libertad y, amenazada por la Triple A, partió al exilio. Con su marido, tres hijos y apenas 350 dólares, aterrizó en Perú, “sin un peso encima, ni ropa ni nada”. Se alojaron “en una pensión espantosa, llena de cucarachas, donde había por alguna razón inexplicable un busto de Lenin. A nosotros nos acusaban de comunistas y cuando llegamos y vimos el busto de Lenin en el living dijimos: ‘¿Qué carajo es esto?’. Pero no había plata para irse a otro lugar, y ahí nos quedamos”. Para colmo se produjo un terremoto con varias réplicas.
21. La actriz Nuria Espert le envió una carta donde le decía que se solidarizaba con ellos y se ofrecía a pagarles el viaje a México y conseguirles trabajo. Para allá partieron. Horacio Guarany les prestó dinero para pasar el primer mes.
22. En las primeras actuaciones le tiraban maníes, monedas. “Pero también sucedieron cosas mágicas. Una vez apareció un grupo de montañistas, jóvenes mexicanos, y nos invitaron a comer a su casa. Si era comida era bienvenida, así que allá fuimos. Era un departamento pequeño, de gente humilde, muy amorosos. Y en un momento apareció una guitarra y Favero, que es un pianista, la tocó como pudo. Ahí estrené ‘Te quiero’, esa famosa canción que después fue por todo el mundo. Se estrenó ahí, frente a ocho mexicanos sensibles, solidarios”. (Infobae).
23. Al llegar, Nacha notó que cada vez que pronunciaba su nombre, los mexicanos bajaban la cabeza y se reían. Es que Nacha en México significa cola. “¿Te imaginás lo que pensaban cuando anunciábamos el espectáculo Las mil y una Nachas? Los empresarios se negaban a contratarme, querían que me cambiara el nombre por el de Ignacia Guevara. Yo, ni pensarlo”.
24. “A mí para lo único que me interesa el dinero es para mantener a mis hijos, comer queso fresco, comprarme cosméticos y pilchas. Mientras tenga esas cosas, estoy bien”. (Revista Siete días, octubre, 1975).
25. En 1975 había regresado de México y en el Margarita Xirgu repuso Las mil y una Nachas, donde interpretaba 16 personajes. En la noche de estreno estalló una bomba que mató a dos personas. Nacha suspendió todo y volvió a abandonar el país.
26. Con el regreso de la democracia regreso del exilio y montó una obra que se llamó Aquí estoy.
27. Grabó más de una veintena de discos pero reinó en el musical que demanda cantar, actuar y bailar. The New York Times la comparó con Edith Piaf y Judy Garland. Sus musicales más famosos fueron Las mil y una Nachas, Nacha de Noche, Aquí estoy, Eva y Nacha canta a Discépolo.
28. Le encanta preparar pan; “mis saborizados tienen muy buena fama”. O ir al supermercado porque “me trae a tierra”. Adora pintar cosas de la casa, cambiar los colores.
29. No le gustan las aglomeraciones; si organiza una reunión en su casa invita poca gente. “A muchos les cuesta creerlo pero cuanta más gente hay, más tiendo a esconderme en un rincón”.
30. En sus inicios como actriz realizaba una función de teatro en Mar del Plata pero se armó lío con el público. Intervino la policía y un oficial le dijo que se fuera a cambiar así la llevaban a su casa. “¡Y yo no estaba disfrazada, estaba con mi ropa y pensaba que me veía divina!”.
31. Se casó tres veces. Tuvo matrimonios breves con el periodista Anteo del Mastro y el actor Norman Briski. Con el músico y compositor Alberto Favero, 12 años menor que ella, estuvieron juntos 15 años. Con cada uno de uno de sus maridos tuvo un hijo: Ariel, Gastón y Juan Pablo.
32. Estuvo en pareja con Adolfo Donati, un personaje de la noche porteña, y con Micky Ronsini, que tenía 25 años cuando ella había cumplido 50.
33. Bajo la consigna “quererme a mí misma para poder querer a los demás”, condujo un ciclo femenino diario en Canal 7: Me gusta ser mujer. Fue un proyecto propio, con producción de Víctor Bo.
34. Posó desnuda para la edición argentina de la revista Playboy y para la española Interview.
35. El Che Guevara le dedicó una foto.
36. “Se puede ser feliz sin sexo. No es como comer, dormir o tomar agua. No es tan básico. Culturalmente es así, pero no lo es. Se puede vivir naturalmente sin sexo. O estamos muy empujados por los medios para eso”. (Ahora, febrero, 2005).
37. Lo que menos le gusta de su cuerpo es su panza y lo que más le gusta es su “buena percha”. “Sin percha no hay nada… los hombros, porque la ropa se calza allí”.
38. No tiene problemas en compartir los secretos para ser una mujer sin edad. Admite tratamientos y cirugías para alisar su piel pero además no come carne desde su juventud y lleva una dieta lactovegetariana.
39. “Creo en desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo”, repite. Además duerme ocho horas, hace pilates o yoga, y toma un litro y medio de agua por día. Antes de ducharse, se pasa un cepillo seco por todo el cuerpo para activar la circulación.
40. “Lo único que envejece es no tener sueños, deseos de cambiar, tomar riesgos, perderlo todo y volver a empezar”. (Revista Gente, agosto, 2005).
41. Solían gustarle los perros hasta que un novio le trajo un gato y se pasó a ese grupo. “Me gustan porque son compañeros, delicados, sutiles y no tan demandantes”. Llegó a convivir con cinco gatos llamados Lola, Lily, Patricio, Benito y Antonio.
42. Detesta el frío. En la televisión solía exigir que apagaran el aire acondicionado y llegó a poner estufas en verano en el teatro.
43. Le ofrecieron ser coprotagonista en Broadway del musical El beso de la mujer araña, pero lo rechazó: “Prefiero ser persona y personaje”, dijo. Se hablaba de un contrato por seis millones de dólares.
44. “Tengo fama de difícil. Siempre algunos tienen fama de difíciles. Aquí mucho más, porque como el nivel de exigencia es muy bajo en todo, cualquier persona que cuida su área se vuelve muy molesta”. (Revista Gente, mayo, 1995).
45. En 1992 atravesó una depresión muy grande. “Tuve una crisis de identidad, una crisis profesional y una crisis económica. En ese momento me dediqué a hacer muchos cursos, a trabajar mucho en mí. Creí que me iba a perder, no sé cómo salí. Fue como un renacer para mí”.
46. Fue muy compinche de Tita Merello. Estaba haciendo Las mil y una Nachas cuando Tita llegó al teatro. Era un gran acontecimiento porque la tanguera ya era una estrella y la obra era underground. Al terminar la función, Tita se acercó a Nacha, se sacó un anillo enorme de oro y coral que llevaba en su mano y se lo entregó. La segunda vez que se vieron, Nacha sin querer pisó la cola de Corbata, el inseparable perro de la Merello. Se hicieron amigas
47. Estuvieron un tiempo muy peleadas por culpa de… una tarta de espinacas. “Como Tita tenía problemas de digestión yo le mandaba todas las semanas comida hecha en casa. Todo livianito, vegetariano. Un día ella me dice: ‘La tarta de espinaca no es casera’, y nos peleamos”. Pasaron meses sin hablarse. Cuando Heavy tango se editó, Tita la llamó y retomaron el vínculo.
48. Tita participó de ese disco de Nacha. Fue su última grabación: ambas cantaron juntas “Se dice de mí”, en forma de rap.
49. Fue amiga de Harold Prince, uno de los referentes de la comedia musical en el mundo. En 1978, los productores de Evita la convocaron para que diera una audición en Londres. Él la vio actuar y comenzó a aplaudir. Se hicieron amigos.
50. “El cambio empezó a madurar cuando fui a Cuba, en 1979. Fui con la cabeza de los 60: llevé a La Habana todo, enterito, el sueño de la revolución. Y no la encontré. Lo que encontré fue un sistema con virtudes y con muchos defectos. Demasiadas cosas no me gustaron. Tuve una desilusión que desató en mí una crisis tremenda. Porque habíamos perdido muchas cosas en nombre de esa ilusión. Con el tiempo ese choque lo procesé como una bendición, porque tomé conciencia de que la única revolución posible es la interior”. (Página 12).
51. “Soy una mujer independiente, soy desobediente, tengo lo que en los hombres se llama carácter y en las mujeres se llama mal carácter. Tengo lo que en los hombres se llama autoridad y en las mujeres autoritarismo”. (Infobae).
Con material del archivo digitalizado de la escuela de Periodismo TEA
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