Llegó a París en 1991 con el anhelo de estar en los desfiles más importantes del momento. Estaba en el lugar correcto, donde los diseñadores de élite preparaban nuevas colecciones y buscaban rostros jóvenes para sus marcas, pero eso no significaba que las puertas se abrieran de par en par. Las primeras semanas fueron un doloroso baño de realidad para su espíritu soñador, pero luego descubriría el secreto para alcanzar el éxito. Tyra Banks se convirtió en la primera modelo afroamericana en posar para la portada de la revista GQ. La supermodelo que cautivó con sus ojos verdes, 1.80 metro de altura y una simpatía arrasadora, celebra sus 48 años alejada de las pasarelas y completamente reinventada.
Nacida en Los Ángeles, California, fantaseaba con ser modelo desde su infancia, pero no dejaba de lados los estudios. Aunque era una destacada alumna sufría en la escuela por el bulliying de sus compañeros, quienes la tildaban de “Patito Feo”, discriminándola por el color de su piel y sus curvas. “Pasé de ser muy popular en sexto grado a tener depresión infantil en séptimo grado, no quería salir de casa, no miraba a la gente a los ojos, y me sentía mal con respecto a todas las partes de mi cuerpo”, confesó en diálogo con la revista Insider.
A pesar de su altura y carisma, la rechazaban en cada casting al que se presentaba. Eran tiempos donde Naomi Campbell triunfaba sobre las pasarelas, y tal como ella misma contó, el racismo estaba muy presente en el mundo de la moda. “Todos los días me iba llorando a casa porque no me elegían, y me parecía muy cruel que me dijeran que no simplemente porque ‘ya había una mujer negra en el modelaje’ y esa era Naomi”, contó en 2019 durante una entrevista con The Wall Street Journal. Cuando cumplió 16 años finalmente fue seleccionada por la prestigiosa agencia Elite Model Management, y ese fue su boleto de ida a la capital francesa.
Teniendo presentes todos los consejos de su madre, Carolyn London, quien se desempeñaba como fotógrafa médica, y de su padre, Donald Banks, consultor informático, la joven viajó a la Ciudad de la Luz para demostrar su talento. Aunque empezó con el pie izquierdo y llegó a creer que había cometido un error, en cinco años logró hacer historia. En 1996 protagonizó su primera tapa en la revista Sports Illustrated, donde coincidió con la argentina Valeria Mazza: ambas con bikinis animal print brillaron ante la lente profesional con sus pelos al viento.
“Desde ese día Tyra inició una fuerza cultural como fuente de inspiración y empoderamiento”, aseguró la directora actual de la revista, MJ Day. Lo cierto es que comenzaba una carrera meteórica de la mano de los diseñadores más prestigiosos: en menos de una década participó de 25 desfiles de la mano de Chanel, Yves Saint Laurent, Christian Dior, Givenchy, y campañas gráficas para Vogue, Cosmopolitan, Elle y Harper’s Bazaar. También sería la primera mujer afroamericana en firmar un contrato con Victoria’s Secret, que iba a durar diez años.
De las pasarelas a la televisión
Su éxito y capacidad de ahorro la llevaron a comprarse su primera casa a los 20 años. Había amasado una verdadera fortuna, y según contó en diálogo con The Guardian, tiene un verdadero don para la administración financiera. “Cuando mis padres se divorciaron nos fuimos a vivir a un departamento de una sola habitación con mi madre y mi hermano”, confesó. En este sentido, reconoció que sus padres “nunca fueron un matrimonio feliz”, y el ejemplo que vio de ellos marcó su futuro: “Cuando fui adulta me di cuenta de que mi mamá había estado más tiempo del que hubiera querido con mi papá, tan solo porque no tenía independencia económica, y eso me hizo dar cuenta de que yo debía lograr mantenerme sola, sin importar si estaba en pareja o no”.
La madre de Tyra le prometió que iban a progresar, y se propuso una meta anual: “Me dijo: ‘Vamos a vivir aquí por un año, y vamos a hacer de este el lugar más hermoso del mundo, pero el próximo año iremos a un apartamento de dos ambientes’; y el día que nos mudamos volvió a decirme: ‘Este es nuestro oasis, este es nuestro paraíso, pero en un año nos mudaremos a un apartamento de tres habitaciones’, y así lo hicimos, en ese lugar viví hasta los 20″. Aquella impronta resiliente la llevó a cuidar cada centavo que ganó cuando alcanzó la fama.
“Mientras muchas modelos se iban de fiesta, compraban ropa cara de diseñador, y se alojaban en los mejores hoteles durante la Semana de la Moda, yo me hospedaba en cualquier lugar económico y ahorraba dinero; mi mamá me explicó que invertir es muy importante y así me compré mi primera casa”, explicó.
Cuando había llegado a la cima y la consideraban una promesa de la moda por su rápido ascenso, decidió que sus tiempos como “ángel” de la marca habían llegado a su fin. Desde los 22 hasta los 32 años había sido la “reina de la lencería” en las pasarelas de Milán y París, pero sorpresivamente cuando volvieron a ponerle los papeles sobre la mesa, eligió no firmar. Corría el 2005 cuando anunció su retiro, y dejó atónitos a todos.
Pese a que en ese entonces muchos no comprendieron sus razones, ella misma lo explicaría algún tiempo después: “Quería ser como los atletas, que se retiran y sus proezas quedan inmortalizadas en el tiempo, porque aunque estaba en la cima me daba cuenta de que la industria me iba a descartar en breve por mi edad; y aún hoy cuando me preguntan si no me arrepiento, sostengo que realmente me hubieran echado de una patada en un par de años”. Ese mecanismo de defensa de irse antes de ser “desechada” por sus colegas la hizo cuestionarse qué tipo de parámetro de belleza estaba impulsando.
Dos años antes de su retiro, en 2003, fue la creadora y productora de un nuevo formato de reality show basado en el modelaje: America’s Netx Top Model, programa que actualmente va por la temporada número 24 y es visto en más de 140 países. Luego tuvo la oportunidad de dar un paso más en la complicidad con los espectadores cuando condujo su propio programa, The Tyra Banks Show, que tuvo cinco temporadas, desde el 2005 hasta el 2010, y fue la ganadora de seis premios Emmy. Incluso la catalogaron como “la próxima Oprah Winfrey” por su capacidad para analizar y comunicar sin perder el humor en ningún momento. Sin embargo, una vez más sus planes eran otros.
Cabe agregar que el primer año de su ciclo de entrevistas una de sus invitadas fue su antigua rival, Naomi Campbell. En completo silencio y en una entrega sin audiencia en la tribuna, las ex enemigas mediáticas compartieron una sincera charla donde limaron asperezas, y por supuesto, fueron las protagonistas de todos los titulares. “Estaba cansada de tener que lidiar contigo, estaba cansada de ese dolor del pasado”, bromeó Tyra cuando tuvo frente a frente a la supermodelo.
Nuevos rumbos y un regreso inesperado
En 2007 fue capturada por algunos paparazzi durante sus vacaciones y las fotografías fueron publicadas en las redes sociales, donde recibió muchas críticas porque había aumentado 13 kilos. “Si tuviese baja autoestima probablemente estaría muriendo de hambre en este momento, y eso es exactamente lo que les sucede a miles de mujeres; por eso, a todas aquellas que las han hecho sentir mal por cómo luce su cuerpo, les digo: ¡Besen mi gordo trasero!”, fueron las palabras que dijo en el contundente descargo que hizo en su talk show.
Mientras continuaba en su rol de conductora del reality de aspirantes a modelos, sintió la necesidad de retomar sus estudios universitarios. En 2012 obtuvo su diplomatura en Negocios en Harvard Business School, y mientras daba un examen de oratoria un profesor no solo la felicitó por sus ideas sino que le propuso que diera clases en la Universidad de Stanford sobre desarrollo de una marca personal. Así surgió la faceta “Tyra profesora” que sostiene hasta la actualidad.
Otra de sus cualidades es la de actriz ocasional, ya que tuvo participaciones secundarias en varias películas: El bar Coyote, El príncipe de Bel Air, y un rol principal en Tamaño real y Tamaño real 2, junto a Lindsay Lohan. Sus ganas de recorrer nuevos terrenos la llevaron a incursionar también en el canto, con singles como “Shake Ya Body” y “Be a Star”. Este combo de pasiones no parecía caber en una sola categoría de “artista”, y optó por cultivar su verdadera esencia de mujer de negocios.
En 2014 lanzó al mercado su propia marca de cosméticos, “Tyra Beauty”, y contrató a más de 60 revendedoras, a quienes llamó “beauty tainers”. En este sentido, puso en práctica todos los conocimientos que le enseña a sus estudiantes, tal como explicó en una entrevista: “Muchos piensan que pasé de ser supermodelo a mujer de negocios, y es al revés; siempre fui una mujer de negocios que se dedicó al modelaje, y ahora elijo mis inversiones, porque después de muchos años entendí que es no es lo más importante en qué invertir, sino más bien en quién, en el individuo detrás de una compañía, y últimamente elijo sólo a mujeres que me inspiren”.
El bajo perfil que cultivó en torno a sus relaciones amorosas hizo que pasara completamente desapercibida su silenciosa lucha por ser madre. Ya en 2012 había dicho que sentía un profundo deseo de formar una familia junto a su novio, el fotógrafo noruego Erik Asla, pero nunca había hecho públicos los obstáculos de su búsqueda. En 2016 llegó a sus vidas a través de la subrogación de vientre su único hijo, York Banks Asla. Poco después circularon rumores de separación de la pareja, luego de seis años de relación, pero Tyra nunca confirmó ni negó la ruptura.
Los cambios en su vida hicieron que empezara a allanar el camino hacia sus verdaderos propósitos. Primero eliminó el límite de edad para los participantes de America’s Netx Top Model, que en 23 temporadas anteriores había fijado los 27 años como la cifra tope. Ese requisito no se condecía con su defensa de la belleza natural sin condiciones. En 2019 daría un paso más con su explosivo regreso como modelo en la tapa de la revista en la que hizo historia, Sports Illustrated.
Veintidós años después, y con 11 kilos más que la primera vez, la modelo posó orgullosa de sus curvas para la portada, que fue la más vendida ese año. “Quiero demostrar que ser modelo no tiene edad, y salgo de mi retiro para predicar con el ejemplo: esto es para todos a quienes les han dicho que no son lo suficientemente buenos por su cuerpo, su edad, su tamaño, su orientación sexual, o por cualquier otra cosa. Banks está aquí para decirte que eres genial sin importar lo que cualquiera diga”, sentenció en la publicación.
Como resultado de sus altos niveles de audiencia, la modelo ingresó al listado de conductoras de televisión mejores pagas de Estados Unidos en los últimos años, junto a la exitosa Ellen De Generes. Fruto de sus variados emprendimientos se calcula que su patrimonio neto supera los 90 millones de dólares, según The Wall Street Journal. Ese holgado presupuesto le dio la libertad de repensar su manera de derribar estereotipos, y así nació su proyecto personal más importante, el parque temático ModelLand.
Bajo el slogan “un lugar donde cualquiera puede vivir su propia fantasía fashion”, Tyra creó su propia empresa. Primero escribió una novela del mismo nombre que se convirtió en betseller, y luego materializó su sueño de ofrecer un servicio disruptivo. En base a su experiencia y asesorada por equipos creativos de Disney, Cirque du Soleil, prestigiosos fotógrafos, productores y estilistas. “Quiero celebrar todo tipo de belleza; aquí puedes tener 50 años, puedes tener celulitis, puedes tener una frente grande, pecas en toda la cara, y demostraremos que puedes sonreír y brillar en cualquier pasarela”.
“Gracias a Dios que me conocen como algo más que un maniquí”, asumió con una sonrisa pícara en una de sus más recientes entrevistas con la revista Insider. “Las redes sociales tienen como positivo que celebran en gran medida la diversidad, y el mundo de la moda debe adaptarse a eso y cambiar, porque de otra forma se extinguirá”, aseguró. Mientras lleva las riendas de su compañía, por estos días también es la conductora del certamen Dancing with the Stars, donde luce aplaudidos looks.
Decidida a revelarse contra los estereotipos de belleza, conserva intacto el truco que la hace destacar cuando dice presente en cualquier escenario: “smize”, la expresión que utiliza para referirse a “sonreír con los ojos”. El 2021 la encuentra feliz con sus flamantes 48 años, su hijo de 5 años, una reservada vida sentimental y el orgullo de haber sentado precedentes desde sus inicios en los ‘90.
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