La carrera artística de Halle Berry se inició lejos de las luces de un estudio cinematográfico y bien cerca de los flashes de los fotógrafos. Todo arrancó en 1986, cuando salió segunda en el concurso Miss Estados Unidos. Eso le permitió representar a su país en Miss Mundo, que se desarrolló en Londres, Inglaterra, donde también fue finalista. Si bien a fines de los 80 ya había hecho televisión, con papeles mejores, recién en los 90 se adentró en la interpretación.
Jungle Fever (1991) fue su debut cinematográfico, y ese mismo año hizo Strictly Business. Dos años más tarde le llegó su primer protagónico, en Father Hood. Ese fue el puntapié en papales legendarios. Siempre tuvo su espacio entre los lugares preponderantes.
El 2000 fue el momento exacto en el que su carrera estalló. Su trabajo en X-Men, la película de superhéroes, le abrió otra puerta. Sería convocada para las distintas secuelas que llegaron más tarde. Dos años después, con Monster’s Ball, le llegaría el primero de tantos premios. Y lo festejó, no solo por ser su debut en cuanto a los mimos de las distintas instituciones que premian lo mejor del cine, sino porque ese Oscar tuvo otro significado relevante: fue la primera mujer afroamericana en conseguirlo. Halle Berry hizo su aporte a la inclusión.
Lo que vino es historia conocida por los amantes del séptimo arte, y también para los que no lo son tanto. No hace falta ser un entendido en la materia para saber asociar su rostro a las grandes producciones. En este punto, fue Gatubela en 2004 -aunque en un filme con sinsabores - y una chica Bond , con su paso por la saga de James Bond, el agente 007.
Fue una década en el que conoció la gloria, desde todo punto de vista. Rompió varios records. No solo en lo que tiene que ver con los premios, sino tan bien a nivel monetario. Porque si bien se toma en cuenta toda su carrera, la mayor ganancia fue en ese periodo. Según un relevamiento de la revista People With Money, publicado en octubre de este año, la fortuna de Halle asciende a los 245 millones de dólares. Esto la convierte en la actriz que más dinero hizo en la industria. El detalle es que en el último año ganó 82 millones, entre trabajos en el cine y publicidades.
La otra cara
Detrás de esta mujer que supo romper barreras y abrir puertas para las nuevas generaciones, se esconde una historia de lucha y superación constante. Tuvo en su recorrido dificultades, momentos complejos que la marcaron, pero le dejaron una enseñanza: comprender que si se tiene un anhelo, solo hay que ir detrás de eso, sin nunca dejar de intentarlo. Berry supo esquivar la adversidad más cruda y a partir de allí, fortalecerse.
Halle nació en un suburbio de la ciudad de Cleveland, donde pasaría toda su infancia junto a su madre, Judith Hawkins, y su hermana Heide. Hablar de su mamá le genera una emoción que rápidamente se convierte en lágrimas, porque el sacrificio que hizo para criarlas. En cuanto a su padre, Jerome Berry, amerita un párrafo aparte. Y no por una buena razón.
El hombre nunca hizo un aporte desde la presencia en su crianza y, cuando lo intentó, no hizo más que aportar pésimos recuerdos. Cuando Halle tenía cuatro años, su padre abandonó a la familia. En ese momento Judith tuvo que trabajar doble turno como enfermera en un hospital psiquiátrico para poder hacer frente a las necesidades del hogar. Las cuentas económica se equilibraran ajustadamente, pero en contrapartida, la ausencia de su madre se hizo sentir en las dis hermanas. No sobraba para contratar una niñera, y la mujer se desdoblaba para poder estar en un lado y el otro.
Cuando Halle cumplió 8 años su papá regresó a la casa. Allí empezaría el calvario más crudo. El hombre era alcohólico y machista. Y ejercía violencia de género contra su esposa: la actriz crecería viendo los golpes a su madre. “Cuando tomaba alcohol todo eso empeoraba”, diría, años más tarde.
Finalmente, en 1976 las abandonarían por segunda vez, y para siempre. Fue luego de una feroz agresión a la madre de Halle, quien quedaría al borde de la muerte. La Justicia intervino, colocando una orden de restricción para que el hombre no se acercara al domicilio. Nunca más supieron de él.
En ese momento, ya con 11 años, Halle se convirtió en la gran aliada de su mamá. Empezó a trabajar para ayudarla con el dinero, pero sin descuidar sus estudios. Realizaba tareas en las que le daban propinas. Al final del día, le llevaba lo recaudado a su madre, que no estaba de acuerdo con que desempeñara tareas de adulta, pero no podía frenarla: la niña quería ayudar con el hogar, de la manera que fuera.
Pero además, por ese entonces comenzaría a enfrentar las consecuencias del racismo. “Por mi origen siempre fui discriminada. Por más que mi mamá era blanca, yo llevaba un signo en la frente por mi color, así que cuando crecí, me encargué de que la gente no me categorice por mi color”, declaró Halle Berry en una oportunidad.
Caminos cruzados
Días atrás presentó Bruised, su primera película como directora, que también la cuenta como protagonista. Narra la vida de una boxeadora que, después de alcanzar la gloria, cae en lo más profundo. Marginalidad, alcoholismo, una relación tóxica, el abandono de un hijo. Hasta que decide regresar al ring para renacer y reparar algo de todo eso.
Un guion sin demasiadas vueltas, que en la mirada rápida parece de manual. Sin ir más lejos, en la presentación para Netflix –plataforma por la que puede verse el filme-, la propia Berry lo dijo. “The Wrestler, Million Dollar Baby, Rocky, Cinderella Man, incluso Toro Salvaje, son todas películas que siempre me han fascinado, esencialmente porque creo que a todos nos gusta una buena historia de marginados que consiguen sobreponerse a todos los obstáculos”.
Pero en el caso de Bruised, hay un condimento que la hace distinta a todas: el argumento que Halle dirige e interpreta es una parte de su vida. Un reflejo de aquello que padeció y que no quiere borrar, para que no se repita nunca más. Por caso, en la rueda de prensa la consultaron sobre la crudeza del film: “Bueno, pues si te ha parecido duro verlo, imagina vivir esa realidad -respondió-. A veces tenemos esta maravillosa oportunidad donde podemos usar el cine y el arte para ayudar a educar. Siempre que podemos hacer eso, es algo muy valioso. Y creo que siendo una mujer negra que ama la lucha tenía muchas cosas que decir sobre este deporte y el mundo que le rodea”.
“Nada de lo que se retrata en este filme me resulta totalmente ajeno. Me crié en un hogar roto, con un padre abusivo y una madre soltera. Yo he elegido romper el ciclo, hacer el trabajo y convertirme en un tipo diferente de progenitora”, agregó Halle Berry para, de alguna manera, intentar darle un cierre con esta película a la historia de su vida.
No es sencillo. Las cicatrices están, pero lo intenta.
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