“No sé cómo encontrar un rincón en el mar. Para ahogar la mitad del olvido ¿Cómo tanto amor pudo hacernos tanto mal?”, se escucha en los pasillos del hotel en la localidad de Hernando, a 152 kilómetros de Córdoba Capital, donde el domingo se realizó la Fiesta del Maní. Sorprendido por aquel sonido, Abel Pintos frenó y se puso a contemplar a la intérprete.
Se trata de Agostina Cabrera, una joven de 19 años que trabaja desde hace tres meses como moza y que es fanática del músico desde chica. Su show espontáneo se hizo viral y desde hace días recorre las redes sociales. En diálogo con Teleshow habló sobre el detrás del video, por qué no se saludó con el músico, su sueño de ser cantante y aprovechó para dar un mensaje para concientizar sobre el autismo.
“Desde chica soy fanática de Abel por mi papá y canté esa canción, ‘Tanto amor’ porque me gusta como la interpreta en el video y es una de mis favoritas”, dijo y contó que desde hacía varios días sabían que él se hospedaría allí: “Yo tenía una felicidad, y quería atenderlo. Lo atendí el sábado a la noche, se mostró humilde, siempre me llamó la atención eso y quede más encantada”.
El sábado por la noche se debía realizar la Fiesta del Maní, pero por cuestiones climáticas se postergó para el día siguiente, por lo que Pintos y su equipo (28 personas en total) cenaron en el hotel: “Preparamos una sala con dos mesas y un menú que fue asado y ese día se quedó jugando al tutifruti con los músicos. Yo pedí llevarle un plato al menos, cuando voy a levantar la mesa no tenía ni idea donde estaba él y cuando saludo me dice ‘hola, ¿cómo estás?’ Me morí”.
Pero eso era solo el comienzo… al día siguiente Agostina le contó a sus jefes que cantaba y ellos le insistieron para que le cantara a su ídolo. Y así lo hizo. Cuando él se dirigía a pasillo, sus compañeros le dieron el visto bueno para que empiece su interpretación y fue Abel uno de los primeros en aplaudirla.
Al ver el video, una de las preguntas que todos se hacen es qué pasó después y por qué no hubo saludo entre la moza y el cantante. “Quedó como que él fue malo, pero Abel se acerca y yo de nervios le decía ‘gracias’ y saludaba con la mano. Lo respete como hablamos en el hotel, que habíamos dicho de no sacarnos fotos y también por el tema del coronavirus”.
Una vez que él se retiró con sus compañeros del hotel celebraron. “No sé cuántas veces me aplaudieron”, dijo con un dejo de timidez y apenas pudo, le mandó el video a su familia: “Me apoyan mucho felices. Papá lloraba de emoción, igual que mi mamá, toda mi familia. Justo cuando pasó esto no había Wi Fi en el hotel así que la llamé a mi mamá y le dije ‘pasame datos que te mando una sorpresa’”.
Agostina estudió canto durante un año en una escuela, aunque lo suyo siempre fue más del “karaoke en familia”, admitió. “Me encantaría ser cantante, es algo que me gustaría mucho. Mucha gente me comenta, me apoya y el aplauso de Abel me abrió las puertas”, dijo quien ya está pensando en armar videos para subir a Instagram y mostrar su talento.
Oriunda de Río Cuarto, vive desde hace dos años en Hernando. “Fue lo mejor venir acá, desde que estoy acá me pasaron muchas cosas buenas”, dijo y ya se anotó para el año que viene comenzar a estudiar Seguridad e Higiene aunque agregó que sería feliz si pudiera dedicarse para toda la vida a la música.
Ella y su familia se mudaron en enero del 2020, antes de que la pandemia comenzara, porque su papá había conseguido allí un trabajo y lo estaban viendo cada quince días. “Estamos en una quinta, tenemos animales, yo tomé la decisión de que vengamos acá porque mi hermano de diez años tiene autismo y epilepsia y él necesitaba ver a mi papá, además de que le hace bien estar acá”.
Entre la música y su anécdota con Abel, Agostina contó que en Río Cuarto peleó por los derechos de los chicos con autismo y que dio charlas en colegios sobre el tema. Es por eso que para cerrar, dio un mensaje a la gente, en pos de acabar con los prejuicios: “Sepan enseñarle a sus hijos que no hay niños raros, que somos todos iguales, que aprendan a querer a los nenes tal cual son y que no son malos, los chicos dentro del espectro autista son las mejores personas que existen y mi hermano es una de las personas más grandes que conozco”.
SEGUIR LEYENDO: