Supongamos que un poderoso productor de una poderosa plataforma de streaming hojea un guion que acaba de llegar a sus manos. Se trata de la historia de una estrella de los 80 que conoció fama y fortuna pero que un día encontró que solo le quedaban 500 dólares en su cuenta bancaria. Un hombre que sobrevivió a accidentes de auto y moto, y que quizá para superar a su padre, que se casó cuatro veces, él lo hizo seis además de procrear seis hijos con tres mujeres. De sus esposas, una gestó al hijo de su hija, otra salió con uno de sus hijos, otra lo acusó de violencia y a otra la encontró con su entrenador. Parece demasiado, ¿no? Y sin embargo, estos hechos, por más increíbles y alocados que parezcan, fueron protagonizados y no en pantalla por un hombre: Lorenzo Lamas.
Lorenzo Lamas nació el 20 de enero de 1958 en Santa Mónica, Estados Unidos. Podría haber nacido en la Argentina si su padre, Fernando Lamas, no hubiera decidido dejar el sur del continente para probar suerte en el norte. En la década del 40, Lamas padre había logrado cierto renombre como actor de teleteatro gracias a su voz de barítono. Su físico trabajado en jornadas de natación, esgrima y boxeo le abrió las puertas del cine. En ese tiempo, los estudios de Hollywood solían mirar el sur buscando latinos para actuar en roles de amantes y no, como ahora, en el de narcotraficantes. Entonces se fijaron en el argentino Lamas que consiguió un contrato y para allá partió. No volvió más.
Lamas no solo actuaba de amante latino: lo era. Se casó cuatro veces. Arlene Dahl fue su tercera esposa y la madre de Lorenzo. Cuando el niño tenía dos años el matrimonio se divorció, y al tiempo se casó con la que sería su última mujer: la nadadora y actriz Esther Williams.
Lorenzo cursó toda la primaria pupilo en un estricto colegio. El trato con su padre era lejano y distante. Para el chico, su papá “tenía voz de Drácula”, y esto lo intimidaba. Pero al menos consiguió una profesora de natación de lujo, Esther Williams, famosa por sus películas con números acuáticos.
Con su padre y su madrastra viviendo entre Europa y Estados Unidos, Lorenzo hizo el secundario en una escuela militar The Admiral Farragut Academy. Al terminar iba a anotarse en la Universidad de California para estudiar Veterinaria, pero luego de visitar a su padre en los estudios de grabación mientras filmaba The cheap detective, decidió que quería ser actor. Pinta y contactos no le faltaban; talento, lo que se dice talento, entraba en el casillero “te lo debo”.
En 1978 el actor logró su primer papel en el cine como novio de Sandy (Olivia Newton-John) en la película Grease. Con 19 años debía encarnar a Tom Chisum, un deportista con el que Sandy quería dar celos a Danny Zucco (John Travolta). No era un papel que implicara una gran composición actoral pero sí buen aspecto y fotogenia, algo que a él le sobraba. Al verse en pantalla y por sugerencia de su padre se anotó en un taller de teatro, y lo completó con otro de artes marciales.
Después de Grease consiguió papeles en algunas series, pero en 1981 le llegó su gran oportunidad con la novela Falcon Crest, donde dos familias se enfrentaban por la industria del vino. Le tocó actuar junto a Jane Wyman, que no solo era la ex mujer del presidente Ronald Reagan sino que también una gran amiga de Esther Williams, por lo que para Lorenzo era casi de la familia. Fue gracias a la insistencia de Wyman que Lamas consiguió el papel como su nieto. Su 1,88 de altura, sus músculos marcados y sus rasgos latinos no pasaron desapercibidos. Se consolidó como un ser adorado por las adolescentes, pero defenestrado por críticos de cine y televisión.
La serie duró nueve temporadas. Mientras participaba en Falcon Crest actuó en varias películas olvidables como Body rock (1984), Snake eater (1989) y Snake eater II: The drug buster (1990). En 1992 Lamas encarnó el que sería el mejor papel de su carrera: Paco Raines, el protagonista motoquero de El Renegado. Otra vez por su físico se convirtió en objeto de deseo y por su actuación, en objeto de críticas. Se decía que la moto era más expresiva que él.
Como sex symbol, encarnaba un nuevo tipo de galán alejado de ese estilo impuesto por James Bond, prolijo, pulcro y que manejaba autos importados. Su Paco se presentaba desaliñado, en musculosa, con un jean gastado y una poderosa moto. Además lucía su cabello larguísimo al viento lo que era la envidia de más de uno, aunque tanta exposición hizo que en las últimas temporadas tuvieran que ponerle extensiones.
Mientras Lorenzo se convertía en el sueño de miles de adolescentes de hormonas alborotadas, él se convertía en marido reincidente. En 1981 se casó por primera vez y la elegida fue la modelo Victoria Hilbert. Duraron dos años. “Tomé una mala decisión”, confesó Lorenzo cuando se divorció, pero al año siguiente ya estaba “poniendo el gancho” con su encargada de prensa, Michele Smith, con quien tuvo dos hijos. Se separaron de la peor manera. Ella lo acusó de violencia de género y acoso.
Fue en esa época en que decidió aprender a pilotear aviones. Como sus hijos vivían en Arizona y él en California, para visitarlo tenían que volar a Phoenix y luego subir a otro avión hasta Los Ángeles. “Decidí obtener mi licencia de piloto para poder volar, recogerlos yo mismo, traerlos el fin de semana y luego llevarlos a casa, y que no pierdan un día de clase. Aprender a volar se convirtió en algo que hice tanto por ellos como por mí”.
Después de Michele reincidió en el matrimonio esta vez con Kathleen Kinmont. La unión vino con escándalo porque la novia era la hija de 18 años de Abby Dalton, su compañera actriz en Renegado. El set se volvió un infierno, Abby le gritaba “¡No te metas con mi hija!”, mientras Daphane Ashbrook, otra de sus compañeras, lo acusaba de ser el padre de su hija.
Lamas se divorció de Kathleen en 1993, pero fiel a su máxima de “que no haya mujeres caminando que no me conozcan personalmente” inició un romance con su cuarta esposa, Shauna Sand, ex modelo de Playboy. Se casaron en 1996, tuvieron tres hijas y se divorciaron en el 2002. Ella lo acusó de haberla obligado a grabar videos porno caseros, pero entonces Lamas se enteró que ella le había sido infiel, nada más y nada menos que con Joshua, el hijo de 18 años que se ve que no tuvo problemas en volar de Arkansas para dormir con su madrastra.
En 2011, luego de cinco meses de noviazgo -y aunque uno se pregunte ¿con qué necesidad?- Lamas se volvió a casar. Esta vez la elegida fue Shawna Craig. En 2015 el actor anunció que sería abuelo, pero con un detalle: no era su hija la que estaba gestando al bebé sino su mujer. Resulta que la hija de Lorenzo, Shayn, sufrió un problema ginecológico mientras estaba embarazada de su segundo hijo y los médicos le aseguraron que no podría volver a quedar embarazada. Su madrastra se ofreció para tener a su bebé y así gestar al nieto de su marido. La edad biológica no era un problema ya que la hija tenía 29 años y su madrastra, 28. Lyon nació el 4 de julio de 2015.
Casi un año después del nacimiento de Lyon, su abuelo pidió el divorcio de su esposa después de que los paparazzi la encontraran muy acaramelada junto a un fisicoculturista, en Venice Beach. “Me casé cinco veces porque tengo tendencia a intentar rescatar a las personas y a creer que puedo salvarlas. Mi terapeuta me dijo que ese no es mi trabajo, pero cuando empecé a ir a terapia ya me había casado tres veces”, explicó alguna vez sobre sus matrimonios fallidos. No sabemos si creerle o hacerle juicio al terapeuta por mala praxis.
Entre matrimonios, divorcios y una carrera que dejó de ser exitosa para ser un poco vergonzosa por las películas pésimas en las que participó, en 2010 Lorenzo fue convocado a participar en Bailando por un sueño, al fin, de regreso en el país de su padre. Graciela Alfano era parte del jurado y cada vez que aparecía el actor en la pista ella lo describía como “un dios viviente”. Vaya a saber si porque es experta en jugar el juego mediático o hacer de las mentiras verdades y de las verdades mentiras, la Alfano aseguró que le había practicado sexo oral a Lorenzo hacía 14 años en un camarín durante el programa El Periscopio, de América TV. Lamas no solo la desmintió sino que aseguró: “Está mintiendo porque quiere llamar la atención”. Después de la polémica, el actor se fue del certamen y lo reemplazó José María Listorti. Como decía la Bonnet, ¡qué bochorno!
Más allá de la polémica o no con Alfano, si algo comprobó Lamas es que divorciarse es caro. En 2014 se declaró en bancarrota y aseguró que no podía afrontar una deuda de 300 mil dólares porque solo le quedaban 500 en su cuenta. Dijo que su quiebre económico era culpa de lo que debía pagar por la manutención de sus hijos. Lo que se olvidó de mencionar fueron los gastos médicos que tuvo que afrontar por todos los accidentes de moto que protagonizó, las compras para aumentar su colección de autos de carrera y la fortuna despilfarrada en noches de alcohol, drogas y excesos.
Sin posibilidades de encontrar trabajo como actor, Lamas encontró un trabajo en lo que comenzó como un capricho: ser piloto. Desempolvó su licencia para volar y desde 2017 se desempeña como piloto de helicópteros. “Cada día trabajo en mi carrera de aviación para no tener que pensar en trabajar como actor. No puedes contar con que las cosas sucedan si no tienes el control para que ocurran. Yo tengo el control de las cosas que suceden en mi carrera de aviación. Y no lo tengo en mi carrera de actor”.
Una semanas atrás y pese a que el actor había asegurado que jamás se volvería a casar se supo que con 63 años, y durante un viaje a Las Vegas, le propuso matrimonio a su novia, Kenna Nicole Smith, de 36. “Es el amor de mi vida. Ambos sentimos que nos ha tocado la lotería. Desde nuestro primer abrazo, ella me mantuvo cautivo. Llenó mi corazón con sentimientos que nunca he sentido, sueños que nunca he tenido y deseos en los que nunca había pensado. Es un amor sin igual y estamos deseando que llegue el día en que nos convirtamos en marido y mujer”, contó en declaraciones a la revista People. La pareja se tatuó en los dedos anulares las iniciales del otro y acompañaron las letras con un corazón. Dicen que “el segundo matrimonio es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia”, aunque en el caso de Lamas, que va por el sexto, lo suyo ya parece exageración.
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