El próximo domingo es el Día Mundial de la Diabetes, establecido por las Naciones Unidas en 2006 para generar conciencia sobre el impacto de esta enfermedad en nuestra salud. ¿Acaso su solución está más cerca de lo que pensamos? En este nuevo capítulo de PamLive, Pamela David conversó con el doctor Gabriel Lapman, autor del libro Reset, sobre la diabetes, a la que cataloga como “la otra pandemia mundial”, y su relación directa con la medicina del estilo de vida, que nos brinda pilares y herramientas para una reforma profunda de la salud siendo estas las más efectivas, 100% gratuitas y sostenibles en el tiempo. Prevenir desde pequeños pasos para obtener grandes resultados.
—¿Cómo imposibilita a las personas el tener que vivir con diabetes?
—Cada ocho segundos muere en el mundo una persona con diabetes tipo 2. Primero hay que diferenciarlas: la diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune. El cuerpo cree que nuestro páncreas, que es el principal productor de insulina, es un antígeno, un extraño, entonces va contra el páncreas y rompe sus células, generando menor cantidad de insulina. Generalmente se da en los primeros años de vida o en la adolescencia. La diabetes tipo 2, que es la más frecuente, es la que se asocia a nuestro estilo de vida nocivo. Es esta vida frenética que tenemos, con los hábitos tan tóxicos que vivimos. Eso va construyendo una enfermedad en la que la insulina es suficiente, pero hay resistencia a ella. Esta insulina se genera de más, y eso provoca que nosotros tengamos que darle al paciente un estilo de vida diferente. Más de 400 millones de personas tienen diabetes en el mundo. Se estima que para el 2025 habrá 600 millones de personas con diabetes. La primera causa de ingreso a diálisis es la diabetes tipo 2. Cada 30 segundos una persona es amputada de su pierna en el mundo. Las enfermedades cardiovasculares son 10 veces más frecuentes en diabéticos. Por lo tanto, esa sí es una verdadera pandemia.
—¿Se puede prevenir con nuestros hábitos?
—La medicina del estilo de vida es una práctica nueva que nace hace aproximadamente 15 años en el Colegio Americano de la Medicina del Estilo de Vida, por la increíble cantidad de casos de enfermedades coronarias, enfermedades cardiovasculares, diabetes, insuficiencia cardíaca que se registran en Estados Unidos.
—¿Qué es la medicina del estilo de vida?
—Es la prescripción de manera sistemática por parte del equipo médico, ya sea médico, enfermera, psicólogo, nutricionista o head coach. Con mi mujer, que es head coach, prescribimos seis pilares, seis hábitos, de manera sistemática para prevenir, revertir o mejorar enfermedades crónicas no transmisibles, que son el 80% de las consultas en la práctica diaria. Eso se puede revertir, porque si viajamos en el tiempo, antes no existían estas enfermedades. Se hizo un estudio a indios del Amazonas boliviana, donde tomaron un score de calcio, que es qué cantidad de calcio hay en las coronarias, y no tenían score de calcio. Sus arterias tienen 30 años menos que el americano promedio. La construcción de la enfermedad cardiovascular y la diabetes está dada por los hábitos occidentales de consumo. La enfermedad coronaria es una enfermedad de intoxicación crónica alimentaria asociada a los hábitos nocivos del estrés, el alcoholismo y el tabaquismo. ¿Por qué? Porque nosotros construimos estas enfermedades a través de los hábitos permanentes.
—¿Cuáles son los pilares de la medicina del estilo de vida?
—¿Cuánta gente se sienta en mi consultorio diciéndome: “Nadie me dijo que tenía que comer más brócoli”, “Nadie me dijo que tenía que dormir mejor”, “Nadie me dijo que tenía que tener una conectividad social que me sume, no que me reste”, “Nadie me dijo que tenía que meditar un poco más, escuchar mi respiración”? El primer pilar es una alimentación integral basada en vegetales, ni vegana ni vegetariana, basada en vegetales. Quiere decir que es inclusiva. Cuando hablamos de inclusiva puede entrar la dieta DASH, que es la dieta para la hipertensión. Puede entrar la alimentación flexitariana, la alimentación vegana, pero lo ideal es que haya muchos vegetales. Los estudios clínicos hablan de que el secreto milenario es la fibra. La fibra no se encuentra en las barritas o en los productos procesados, se encuentran principalmente en los alimentos integrales, es decir, enteros. Si a tu bisabuelo le mostrás los productos que se venden en el supermercado hoy día seguramente no los coma. Ellos cocinaban en la casa. Está faltando la comida casera. Pedimos mucho delivery y solemos comer productos procesados. De hecho, a la dieta argentina yo la llamo DAM, Dieta Argentina Mediocre, compuesta un 55% de productos procesados. La gente come bizcochitos, galletitas, medialunas; a veces no desayunan, no comen nada, a la noche se hacen un “sándwich de heladera” y no dejan de comer. Todo eso hace un pico de insulina, te inflama y es el sustrato biológico de las enfermedades crónicas no transmisibles, que son la insulino resistencia, el estrés oxidativo, y eso genera que se activen y se desactiven genes. Significa que si tenés un padre con diabetes o con enfermedad cardiovascular, vos podes evitar esa enfermedad. Ahora, si tu ambiente predispone a eso, probablemente actives el gen de la enfermedad. Entonces, sumá una alimentación rica en vegetales con legumbres, granos enteros, cereales, nueces, semillas. Son fundamentales porque estamos acostumbrados a enfermarnos con la alimentación. La vida que pensamos que es “buena vida”, ¿es realmente buena vida?
—¿O será que es todo lo contrario, porque no tenemos la conciencia?
—Los hospitales están llenos de gente que hizo una “buena vida”. Yo no veo en los hospitales gente que haya hecho una alimentación rica en vegetales, haya hecho ejercicio diario o haya descansado bien.
—¿Cuál es el segundo pilar?
—El ejercicio físico de manera moderada es la vacuna del siglo XXI. En cambio, el tabaquismo del siglo XXI es el sedentarismo. La cantidad de muertes que se pueden prevenir con tan solo hacer de 30 a 60 minutos de ejercicio físico diario. Los diabéticos, podemos reducir el 50% de la diabetes. Los pacientes con ansiedad y depresión, un 60%. Estamos hablando de prevenir con tan solo movernos un poco más. Nadie está diciendo de ir a correr una maratón, ni nada por el estilo. Simplemente caminar, ejercitarnos un poco, movernos, hacer cualquier tipo de ejercicio, ya aumenta la calidad de vida. De hecho en un estudio se vio que con más de 2 mil pasos, nada más, ya bajamos la mortalidad de todas las causas. De 24 horas que tenés al día, es media hora nada más. ¡Hagan ejercicio! Es fundamental para la prevención. Hay un estudio que hicieron donde compararon bolo de insulina versus ejercicio: ¿quién baja más la glucemia en un diabético? El ejercicio era saltar moviendo los brazos. El ejercicio bajó más la glucosa que la insulina. El ejercicio es muy poderoso. Si la industria farmacéutica podría construir una pastilla que sea antidepresiva, que baje el colesterol, que baje la presión arterial, que mejore la respiración, la elasticidad de las arterias, que te de mejor sueño… ¿no sería una droga espectacular? Todo eso te lo da el ejercicio.
—¿Cuál es el tercer pilar?
—Nosotros tenemos hábitos tóxicos: principalmente el alcoholismo y el tabaquismo. El tabaquismo ha disminuido pero la industria es bastante rápida y creó los vaporizadores. Los jóvenes vaporizan y ese es el comienzo al nuevo tabaco. Continúa siendo una adicción. La post venta de eso está clarísima: el cáncer de pulmón, la enfermedad coronaria que el fumar ya te eleva un 10% el riesgo. A mí me gusta la frase “el veneno está en la dosis”. Con golpes aislados, no va a pasar nada en tu cuerpo. Si una vez comiste de más, es una vez. Lo que pasa es que los golpes permanentes son los que construyen la enfermedad crónica no transmisible y eso es lo que vemos en el hospital y en el centro de diálisis. ¿Cuánta gente tiene problemas en el intestino? Es a causa de los hábitos tóxicos que tenemos.
—¿Cuál es el cuarto?
—El cuarto pilar es la conectividad social. Hay un estudio que hizo Harvard, “el estudio de la felicidad”, que tiene más de 70 años y todavía sigue: las personas que te rodean hacen lo que vos sos. Si las personas que te rodean te tiran abajo, no te suman, te contaminan el cerebro, probablemente tu evolución de salud sea peor que todo el resto. Más allá de que comas bien, no fumes, no tomes alcohol, si los que te rodean no suman, probablemente vivas menos.
—A veces no es tan fácil poder elegir. ¿Cómo se puede mejorar o llevar un mejor vínculo?
—Querer es poder. Uno también tiene que ser selectivo de con quién quiere estar. Si no te suma, sea quien sea, no va. Tenés que tomar una decisión porque te estás cuidando a vos mismo. Si vos querés seguir con esa unión, probablemente se pueda trabajar con terapia, o terapia de pareja, siempre y cuando las dos partes quieran. Si una parte no quiere, no va. Después de la pandemia, queremos recuperar lo perdido, recuperar esa salud. Restaurar ese año y medio de aislamiento, soledad, en muchísima gente.
—¿Sirve hacer un listado de esas cinco personas que más te condicionan?
—Sí. Y además, empezar a valorarte vos sobre el resto. Qué es lo que a vos te hace bien. Y cómo hacer que esas relaciones sean fructíferas. La conectividad social habla de un tejido vivo que existe entre dos personas que se van nutriendo permanentemente y se van complementando. El poder del reconocimiento. Hay gente que tenés enfrente que nunca te reconoce tus logros o las cosas que hacés. Es algo muy sencillo y muy fácil, y que hace bien. Trabajar sobre el reconocimiento y el agradecimiento es muy importante. Uno de los pioneros de la medicina de estilo de vida escribió un artículo en medio del COVID que se llama “Prescribiendo amor en la pandemia”. La gente que estaba mejor conectada y tenía relaciones más fructíferas, tenía mejor respuesta inmune. Es un trabajo en equipo, se trata de reciprocidad. Uno no puede dar y no recibir. Es una construcción permanente.
—¿Cuál es el quinto pilar?
—La reducción del estrés, algo que es milenario pero hoy ya no es una tendencia o una moda. En una biblioteca médica ya hay más de 60 mil artículos sobre el mindfulness. Esto ya está avalado científicamente: reduce enfermedades crónicas no transmisibles. Encontrarnos con nuestra respiración, tener un pensamiento de contemplación, de que nada nos pertenece, tener la idea de que todo es temporal y disfrutar del presente. Vivimos preocupados por el futuro y nos da ansiedad, y vivimos amargados por el pasado y nos da depresión: nadie está disfrutando del presente. John Lennon decía: “La vida es lo que está pasando mientras vos estás haciendo otra cosa”.
—¿Qué explicación le damos a aquellas personas que no tienen tiempo para esto, por todo las tareas que tienen que hacer?
—Mi esposa a veces no tiene tiempo para caminar, entonces se vuelve caminando desde su trabajo. Un buen tip es hacer ejercicio NEAT, no es lineal o no es que voy al gimnasio. Hay gente que se toma el ascensor en vez de subir las escaleras. Si subís un piso o dos por escalera, ya es más que subir por el ascensor. Si viajas en colectivo, bajate dos paradas antes. Si estacionás el auto, estacionalo más lejos. Andá al kiosco caminando. La clave está en buscar esos momentos. Son pequeños pasos para grandes resultados.
—¿Cuál es el sexto pilar?
—El descanso reparador. Lo que vivimos en la pandemia se llama corona insomnio. Vimos gente muy ansiosa, gente que durmió peor, gente que realmente tenía insomnio, y la gente que ya lo tenía lo empeoró. Tenemos que hacer una higiene del sueño: apagar las pantallas azules dos horas antes de dormir, no hacer ejercicio una hora antes, no tomar el cafecito después de la cena, no comer un montón de comida antes de dormir, no tomar alcohol antes de dormir. Hay que ir buscando nuestras estrategias para poder descansar. La cama es para dormir, no para tirarnos a ver televisión o quedarnos con el celular hasta las 3 de la mañana. Somos los mismos seres humanos que estaban en el pasado pero insertados en una sociedad hiperconectada, de hiperestimulación. Antes, la gente se despertaba cuando salía el sol y se acostaba cuando se iba. Punto. Lo que hacemos con nuestros hábitos modernos es engañar y generar menos melatonina, menos sueño, y obviamente esto nos genera trastornos de insomnio. Eso genera que al día siguiente tengamos deuda de sueño, el tiempo que tendríamos que haber dormido. Por la apnea del sueño, mucha gente duerme mal, aunque se duerme realmente pero tiene menos oxigenación en la sangre. Eso es muy frecuente en la gente que ronca o es obesa. Tiran la lengua para atrás y lo que pasa es que tienen menos saturación de oxígeno. Lo que se requiere para esos casos es una CPAP, que es como una bigotera que le da oxígeno a la persona voluntariamente para que ingrese.
—Qué mejor que descansar después de hacer una buena caminata…
—Lo recomiendo en pacientes diabéticos e hipertensos porque les baja la glucosa.
—Hay mucha gente que se angustia porque no sabe qué es lo que les hace bien o no tiene un objetivo. ¿Cómo hacen las personas para encontrar su sueño?
—La suerte se construye, no viene sola. Hay gente que trabaja un año y lo repite 40 años hasta que se jubila. En cambio hay gente que va construyendo día a día sus objetivos. Si querés planificar una cosa, buscar un hobby, algo que te pueda llevar a prender esa lamparita, ahí es donde realmente empieza a aparecer. Moviendo se acomodan los melones. Hay mucha gente que necesita apoyo del coaching: “¿A dónde voy? ¿Qué me interesa? ¿Cuál es mi sentido de vida?”. Eso es fundamental.
—¿La gente se aleja de las personas depresivas?
—La depresión muchas veces tiene un factor biológico, pero otras veces es tristeza. Hay que diferenciar entre el diagnostico de depresión y la tristeza. Hay gente que está triste, decaída. Estamos saliendo cambiados. Todos cambiamos en la pandemia, nos tuvimos que reconvertir; gente que tenía un modelo de vida y se le cambió completamente porque se tuvo que hallar en otras circunstancias. Y ahí es donde el ser humano tiene la capacidad de resiliencia y templanza. Lo que engloba todo es el valor de la actitud. Tu actitud es tu altitud.
—¿Es mito o realidad que los hombres experimentan más dolor emocional en las rupturas amorosas?
—Increíblemente, al revés de lo que uno piensa, se evaluó 185 mil hombres en un foro de relaciones y se vio que los hombres tenían mayor emocionabilidad ante las rupturas en este último tiempo, en este último año donde todo cambió. Se revaluó la salud, las prioridades, y realmente en la pandemia aumentaron las separaciones, aumentó el sobrepeso, el insomnio, etcétera. El estudio muestra que los hombres sufrieron menos tolerancia emocional a las rupturas, sobre todo las online. Estamos en una época “Low touch – High tech”: “Poco tacto y mucha tecnología”. Es una época que todo se maneja online, relaciones de poco compromiso, se están tergiversando mucho esos valores, y en el fondo termina afectándonos muchísimo. La construcción y el acompañamiento del uno con el otro da buenos resultados. Hay que regar la plantita de las relaciones.
—Para cerrar, ¿qué puntos podemos prestar atención para detectar y prevenir la diabetes? ¿Cuál es tu mensaje?
—Debemos entender que la diabetes tipo 2 es una enfermedad realmente prevenible. Lo que hay que tener en cuenta es que muchas veces no da síntomas. Pero hay una triada muy importante que es cuando tenemos mucha sed, cuando comemos mucho y perdemos peso por una causa desconocida. Tenemos que conocer nuestros números: saber nuestro nivel de glucosa basal, nuestro peso, nuestro nivel de presión arterial. Si tenemos madre o padre diabético y nosotros tendemos a tener tendencia a la obesidad, es probable que tengamos que medir la glucosa y hacer una prueba también de tolerancia a la glucosa. La diabetes tipo 2 afecta a muchos órganos, especialmente a ojos porque puede provocar ceguera, al corazón por enfermedades cardiovasculares, a los riñones, que es la primera causa de ingreso a diálisis, arteropatía diabética, que es la razón por la que muchas veces se deben amputar los pies, y nervios. Con un buen estilo de vida y un buen seguimiento se pueden reducir un montón las complicaciones.
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