A sus 26 años, Sophia Forrest logró forjar una importante carrera como actriz. La joven australiana llegó a la pantalla grande a los 22 de la mano de su compatriota, Russell Crowe, quien la dirigió en el film El maestro del agua, que él mismo protagonizaba. Y la buena onda entre ambos dio lugar a un sinfín de rumores de romance que ellos mismos se encargaron de desmentir. “¿Podrías no llenar tus páginas con mentiras deliberadas acerca de relaciones que nunca he tenido? Gracias por adelantado”, había escrito en su cuenta de Twitter la estrella de Hollywood para negar las versiones publicadas por la revista Woman’s day.
Y la realidad es que Sophia no necesitó ni de un romance mediático ni de las facilidades que le hubiera otorgado el simple hecho de ser la hija de Andrew Forrest, uno de los cien hombres más ricos del mundo, para lograr su objetivo. “Ella es una mujer que tiene los pies en la tierra, una presencia innegable en la pantalla, una determinación férrea y ganas de trascender. A eso se suma su belleza y un sentido natural de la diversión, una combinación muy potente”, había asegurado entonces Crowe, quien terminó convirtiéndose en un gran amigo de la joven.
Entonces llegó la televisión, donde tuvo uno de los roles protagónicos en la serie Love Child. A esto le siguió una película independiente, Reaching Distance. Luego fue la princesa de Aquaman. También participó de Ride Like a Girl. Y todo esto le permitió consolidar un nombre propio en el mundo del espectáculo. “Al crecer, evitaba que me asociaran con Twiggy”, decía Sophia en referencia al apodo con el que se lo conoce en los medios a su padre, de 59 años, famoso tanto por sus emprendimientos económicos como por su trabajo filantrópico.
“Estoy muy orgullosa de mi padre, pero Twiggy es una construcción de los medios y por eso, a veces, la gente presuponía cosas sobre mí y hasta pensaba lo peor”, explicaba Sophia. Hija de Andrew y Nicola Forrest, encargada de una fundación orientada a temas de educación y las artes, la joven tiene además dos hermanos: Sydney, el de más bajo perfil de la familia, y Grace, cofundadora y presidente de Walk Free, una ONG dedicada a combatir el trabajo esclavo. “Mi familia es muy unida y mis mejores recuerdos son de los viajes que hicimos juntos. A los 9, durante un año no fuimos a la escuela y viajamos por todo el mundo. Fue la experiencia más increíble: comimos de todo, caminé por Machu Picchu… Y además parte del viaje era para ver qué podíamos hacer para ayudar”, contó la actriz.
Lo cierto es que, en los últimos días, el apellido Forrest comenzó a sonar fuerte en la Argentina, a conocerse la noticia de que el país recibirá una inversión de USD 8.400 millones a través de su empresa, Fortescue Future Industries (FFI), para producir hidrógeno verde en la provincia de Río Negro. Así lo informó la delegación oficial en la ciudad escocesa de Glasgow, donde se desarrolló la Cumbre sobre Cambio Climático COP26. Andrew es un empresario egresado de la Universidad de Australia Occidental que, actualmente, ocupa el puesto número 87 entre los ejecutivos más ricos del mundo, ya que es poseedor de una fortuna cercana a los USD 13.500 millones según información de Forbes, y mantiene inversiones en el sector minero desde hace casi 30 años.
Pero la realidad es que, para Sophia, ni los negocios ni las importantes donaciones de su padre son noticia. En 2017, el empresario y su esposa destinaron 400 millones de dólares a varias organizaciones benéficas. Pero esta loable actitud despertó varios interrogantes en las redes sociales, que se preguntaban cuál sería la reacción de los hijos de Forrest al ver disminuidas las arcas de la familia. Sin embargo, la actriz sorprendió con su respuesta a la revista Sunday Life: “La herencia nunca ha tenido sentido para mí. No tienes derecho a ese dinero, no lo has ganado, no has trabajado por él, así que no veo por qué crees que debería ser tuyo. Entonces, todos los hermanos acordamos regalarlo todo“.
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