El 31 de octubre de 1993 River Phoenix moría para inmediatamente convertirse en leyenda. Tenía apenas 23 años. Y por delante, un futuro que asomaba cargado de éxitos y laurales. Quedaría trunco.
Phoenix nació el 23 de agosto de 1970 en Madras, en el estado de Oregón, Estados Unidos. Vivió en las afueras del pueblo, en una cabaña muy precaria, en la que disfrutaban de la naturaleza. Sus padres lo llamaron River Jude Bottom. El segundo nombre estuvo inspirado en “Hey Jude”, una de las canciones más emblemáticas de The Beatles.
Su infancia la transitó de forma nómade: cuando tenía solo tres años su familia se unió a la secta religiosa Los Niños de Dios, conocida en toda América Latina por las atrocidades cometidas. Su padre cobraba un sueldo por predicar, por oficiar como una especie de pastor. Vivían de manera bohemia y se convirtieron en misioneros. River fue el único de los hermanos que nació en tierras estadounidenses: Rian y el talentoso Joaquin son oriundos de Puerto Rico, y Liberty y Summer, de Venezuela.
Esos años no fueron fáciles. Cuando sus padres, Arlyn y Johon Lee Bottom, dejaron de recibir dinero de la entidad religiosa a la que pertenecían, quedaron en la pobreza absoluta, atrapados en Venezuela, lejos de su país. Para ese entonces, con apenas 6 años, River salía con su hermana Raian, que apenas caminaba, a pedir monedas para poder comer. Él cantaba, y ella recibía las propinas.
River y sus hermanos no asistían al colegio, y prácticamente no recibían atención médica. Sin embargo, para ellos, esas circunstancias no harían de su vida en algo traumático: hace unos años Joaquín Phoenix contó -en una entrevista con El País- que atravesaron esa etapa con mucha felicidad, pese a las carencias económicass.
En 1978 regresaron a los Estados Unidos y modificaron su apellido: fueron entonces la familia Phoenix, en alusión al ave Fénix, capaz de renacer de sus cenizas. En ese momento, con 8 años, River ya empezaba a ganarse el cariño de propios y extraño gracias a la música y a lo bien que tocaba la guitarra, pese a que nunca había tomado clases. Su padre le enseñó los primeros acordes y él continuó como autodidacta. Comenzó a participar en cuanto concurso musical se interponía en su camino.
Ya en los 80 su madre ingresó como secretaria en la cadena NBC. Conoció a la agente Iris Bertun y les habló de sus hijos. De esa manera River consiguió su primera oportunidad en Fantasy, un reality de canto. A los 10 ya realizaba anuncios comerciales y a los 12 fue parte de Siete novias para siete hermanos. Ese fue su despegue como actor, pese a que su pasión estaba en la música.
En 1985, con 14 años, se posicionó en el medio luego de su trabajo en Exploradores y se consagró un año más tarde en el recordado filme Cuenta conmigo, que lo catapultó a lo más alto de Hollywood. Le llovieron los premios y el reconocimiento de colegas de gran talla artística: en su primer protagónico no desentonó.
Sin embargo, ese sería el principio del fin. En el momento exacto en el que tocó el cielo con la manos, también se sumergió en el infierno. Como una paradoja, cuando se hablaba de River como un artista sin techo, el destino lo cruzó con tentaciones a las cuales se negó. Tiempo después revelaría que Cuenta conmigo le daría varias primeras veces: su debut sexual, la primera cerveza, la marihuana que le convidó un técnico del cual evitó dar el nombre. Esa escena se repetiría una y mil veces, al igual que la experiencias con drogas más duras. Y las adicciones.
Nada de eso se supo en su momento. Todos se quedaban con la imagen de un joven talentoso, con una simpatía y una belleza fuera de lo común. Por algo le propusieron ser modelo, rubro en el que hizo algunas compañas, aunque no le gustara del todo entrometerse ahí.
En 1988 fue nominado al Oscar como actor de reparto por su labor en Un lugar en ninguna parte. Al año siguiente participaría de Indiana Jones y la Última Cruzada. Ya en los 90, en el filme My Own Private Idaho (1991) interpretó a un joven adicto a la cocaína. Tiempo después se dijo que había probado esa droga para darle profundidad a su papel. Recorría recintos nocturnos para observar comportamientos, y empezó a consumir. Luego de su muerte, varios compañeros en ese filme comentaron que Phoenix abusaba de la cocaína.
Para ese entonces, la prensa ya se ocupaba del asunto: él lo negaba cada vez que se le presentaba la oportunidad. A la par, generaba admiración por las causas en las que se fue involucrando. Se hizo vegetariano, se manifestó en contra de la matanza animal, y se promovió como un activista y protector del medio ambiente. En 1992 compró más de 300 hectáreas de bosque en peligro de explotación, en Costa Rica. Al pasar a manos privadas, salvó que una empresa derribara toda esa plantación.
Todo se derrumbaría aquel 30 de octubre de 1993. River tenía una banda -Aleka’s Attic- con un amigo suyo, Rain, y se presentarían en un club nocturno perteneciente a Johnny Depp. Con ellos fue Joaquín Phoenix, por aquel entonces un adolescente que admiraba a su hermano mayor y que lo seguía a todos lados.
Antes de llegar, los tres hicieron una parada en una fiesta a la que habían sido invitados. Su anfitrión fue Leo DiCaprio, por aquellos años un prometedor actor. River se encontró con su novia, Samantha Mathis, y desde allí todos fueron al famoso club The Viper Room, donde darían el concierto.
Al llegar, River se enteró de que eso no iba a poder ser posible: Depp no quería que realizara la presentación para evitar, según se dijo, que su colega acaparara toda la atención. Eso lo puso furioso. Y luego la historia tan desdichada como conocida: el paro cardíaco por sobredosis.
River murió en los brazos de su hermano Joaquín, que lo intentó todo para salvarlo. Masajes cardíacos, respiración boca a boca, nada sirvió. Cuando llegó la ambulancia, ya no había nada que hacer. No obstante, lo trasladaron a un hospital, donde continuaron con los intentos de reanimación.
Aún sobrevuelan dos teorías sobre lo que aconteció esa noche fatídica. La primera, que River agarró la copa de un amigo y, buscando calmar su furia, tomó todo el líquido de un sorbo sin preguntar qué era. Los rumores indican que contenía lo que se conoce como speedball, una combinación líquida de cocaína y heroína que fue letal por la cantidad ingerida. Otros, en cambio, advierten que el actor fue al baño a drogarse y que no pudo contenerse.
“Sabía que algo estaba mal, pero no vi a nadie consumiendo drogas, pero él estaba drogado de una manera que me hizo sentir incómoda. La heroína que lo mató la consiguió allí”, declararía al tiempo su novia.
Desde entonces, River Phoneix habita en el corazón de sus amigos, familiares y admiradores como una leyenda, como un mito. Su luz no se apagó pese al paso del tiempo. En parte, de eso tiene algo de responsabilidad su hermano Joaquín Phoenix, uno de los primeros en idolatrarlo: se encarga de evocarlo en cada estreno y entrega de de premios.
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