“Quiero ver cómo reacciona la gente y cómo se identifican con canciones que salieron de mi cabeza y mis sensaciones, y que ahora serán parte de su cabeza y sus sensaciones. Es lo que más curiosidad me da”, le confía Nicki Nicole a Teleshow en los primeros minutos de un enlace vía Zoom. Es lunes a la tarde, faltan tres días y monedas para que el mundo pueda escuchar su segundo álbum, Parte de mí, y la rosarina acusa cierta ansiedad. Desde ayer jueves, el disco ya es parte del aire.
Se trata de una novedad aunque de manera parcial: Nicki viene adelantando al sucesor de Recuerdos (2019) desde “Colocao”, lanzado en mayo de 2020. Luego siguieron “Mala vida”, el reggae burbujeante “Verte” (con Dread Mar-I), un rap con detalles flamencos (“Me has dejado”, con el español Delaossa), un reggaetón pegajoso (“Toa la vida”, con Mora), la homónima y confesional “Parte de mí”, el perfil pop despuntado con “Baby” y “Pensamos” (con Mon Laferte) y “Sabe”, que cuenta con la colaboración de Rauw Alejandro, fenómeno actual de la música en español.
Lo que quedó por develar son seis canciones más un interludio que parece haber germinado de un freestyle (“LL”) y en el que Nicole se desarma y sangra con un poco de autotune: “Yo no quería este triste final, dime donde está la luz / ya no puedo más, ya no quiero jugar / Tus acciones cada vez pesan más / Estás dejando mi mente sin paz”, rapea y resume ese sentimiento de corazón roto que tiñe a varios de los textos del álbum. Incluso, no fueron pocos los fans que se volcaron a las redes a especular que algunas de las canciones están dirigidas al rapero Khea, quien fuera pareja de Nicki hace unos años.
Sin embargo, la actualidad de Nicki se revela opuesta: en sus redes sociales se muestra muy enamorada de Trueno. Y evita dar referencias puntuales al pasado. “Las letras de este disco no son ficciones, fueron realidades. El álbum lo estoy trabajando desde el principio de mi carrera: hay canciones que están desde el día 1 y otras que son más recientes. Hay cosas que en su momento dije, pensaba y sentía. Hoy en día no vivo la misma realidad, pero no quiere decir que una etapa de mi vida no haya sido así. Por eso es aun más importante para mí sacar este disco: para que la gente sepa de etapas y sepa que detrás de un artista hay un montón de emociones. No solo las mejores versiones de cada uno”, explica Nicki.
En cuanto a la idea que aglutina a estos dieciséis temas, heterogéneos y sin mayor guion que su voz, la cantante dice que “apareció al final” del proceso. “No estaba hecho el disco, estaban hechas las canciones y yo las fui eligiendo con mi equipo. Y me fui dando cuenta de que cada featuring y cada canción representan cada estado de ánimo mío, cada etapa. Y además los invitados como Rauw, Mon, Tiago PZK, Trueno, Snow Tha Product y Pta Zeta, son los artistas que más escucho. Y son literalmente parte de mí, porque yo no solo soy lo que doy, sino también lo que escucho, de lo que me nutro, de lo que me sirve, la inspiración”, cuenta.
“Parte de mí”, la canción, está basada en “una pérdida que tuve de un ser querido” y de la que no da mayores detalles. “Me ha pasado con muchas canciones mías en las que la gente se limita a interpretarlas en el sentido de un amor de pareja. Pero cuando salió ‘Parte de mi’, que habla de esta pérdida, leí a algunos que ponían: ‘Esto me hace acordar a mi perrito, esto me hace acordar a mi viejo, esto me hace acordar a una amistad que ya no tengo’. No es solo sobre quienes ya no están en este mundo. Sino de cosas que se pierden y no vuelven a ser las mismas”, dice.
“Mi primer álbum me identifica, obvio, pero ahí tenía otra manera de ver la música. Ahora, la búsqueda pasó por darle a la gente algo más que un solo color. Estoy muy conforme con este disco porque siento que no le di tantas vueltas y que lo que quería transmitir, se nota. Y también, que voy a poder escuchar las canciones sin pensar en: ‘Podría haberlo hecho mejor’”, define.
—Además de lo ecléctico de la música, también te mostrás en distintos registros vocales. ¿Cómo lo trabajaste?
—Al principio de mi carrera me costaba muchísimo estudiar mi propia voz, no entendía mucho. Y la verdad, tampoco estaba muy entregada: quería más disfrutar el momento que hostigarme por querer tener la voz así o asá. Cuando llegó la pandemia, maduré ciertas cosas y decidí laburar mi voz pensando adónde quería llegar con ella e ir haciendo mi identidad. Se dio bastante bien. Mi profe de canto es Aye (Ayelén Zucker), una de las coristas de mi banda, entonces la tengo 24/7, estamos siempre a la par. Es una genia, me cambió la vida.
En el último año Nicki estuvo coqueteando bastante con el reggaetón. “Es una música que me gusta bastante, especialmente el que va más por el lado del dancehall, más tranqui, playero, y no tanto ese que, pum, va directo al perreo. Siento que combino bastante bien con ese tipo de beats y es algo que voy a seguir haciendo, porque lo disfruto muchísimo. Además, cuando los escucho se me re pegan. Y es raro que se me pegue un tema mío”, dice.
—¿El tema con Rauw Alejandro lo ensamblaron a distancia o pudieron trabajarlo en el estudio?
—Con él tuve la oportunidad de juntarnos en el estudio, de conocernos, fluir, ser libres a la hora de hacer música. Yo no le caí con el planteo de: “Che, quiero que estés en mi disco”. No, tuvimos la idea de hacer música y ver después si entraba en su disco, si quedaba mejor en el mío, si capaz era un tema suelto o si simplemente lo hacíamos para divertirnos y listo. Cuando salió el beat, empecé a tirar unas melodías. Al toque, él combinó conmigo y quedó. Rauw es de mis artistas preferidos, al nivel que escucho sus temas once veces por día (se ríe).
—”Ya no tengo corazón, ya me curtí”, cantás en “Si vos me lo pedís” un lamento R&B, un registro en el que te destacás. La frase, puesta en tu boca, llama la atención.
—(Se ríe) Sí, pero que me haya curtido no quiere decir que ya no tenga corazón. No lo tengo para ese tipo de situaciones, de eso habla la canción. Es una canción de octubre, noviembre de 2019. Tiene dos años y también es muy nostálgica, habla de amor. En ese momento venía escuchando mucho jazz, blues, venía con algo súper triste. No quedaba otra para ese tema. Quedó increíble, es otra de mis favoritas del disco.
Una de las canciones más logradas del disco es “Perdido”, un bolero a la Nicki que nació con la intención de una colaboración estelar que al final no pudo ser. “Tenía muchas ganas de invitar a C. Tangana para este tema, pero él estaba con un disco y con muchas cosas. Yo sabía que era muy difícil, pero por las dudas lo intentamos”, dice.
—¿Cómo la planteaste?
—La hicimos en el estudio con Evlay... (Piensa) ¡No! Con Evlay, con Mauro (de Tommaso) o con Tatool... Con alguno de los tres, seguro (Nota: son los productores con los que Nicki trabajó la mayoría de las canciones del disco; el otro es Bizarrap). Me acuerdo que empezaron tocando la guitarra y saqué muy rápido las melodías del estribo y ahí fue cuando hicimos la canción. A mí, algo que me gusta mucho es ese estilo mezclado con algo de tanguito. Hay algo de la pronunciación y del acentito que tiene esa canción que me recuerda mucho a mi abuelo, a cómo habla él, a lo que es más vieja escuela, ¿no? “Perdido” me encanta, es súper nostálgica, súper bailable, súper sentimental. Y algo que siempre quise hacer y siento que en este disco entra perfecto.
—No se dio lo de C. Tangana, pero sí lo de Mon Laferte en “Pensamos”. ¿Cómo fue?
—Es una canción que arranqué a hacer también hace dos años, más o menos. Se me ocurrió invitarla a Mon desde que la hice, pero como tenía miedito porque yo la admiro muchísimo. Me daba cosa que me diga: “No, no me copa”. Y yo como: “Ah, la peor”. Pero mi equipo, que me dijo: “Nicki, no tengas miedo, mandaselo, a lo sumo te dirá: ‘Hagamos otra cosa’”. Así que se lo mandé y le encantó. No nos pudimos ver, lo laburamos a distancia, porque ella también está con su disco que sale ahora, va a ser mamá... Tiene miles de cosas y no nos olvidemos de que es Mon Laferte y tiene una vida artística increíble. El video también lo hicimos a distancia y quedó increíble. Ella tiene una esencia súper piola. Y no veo la hora de tocar el tema en vivo porque uno de mis sueños es cantar con ella.
—¿Todavía te resulta loco que gente a quien vos admirás se siente en tu mesa?
—¡Sí! Y lo valoro mucho porque tranquilamente podrían ver tu talento y decirte: “Bien ahí” y listo. Pero se comprometen a hacer un tema, a disfrutar, a darle el paso a nosotros, las nuevas generaciones, para que aprendemos de ellos. Las inspiraciones siempre vienen de los de arriba y yo aprendí mucho de Mon como artista. Lo mismo con Dread Mar I, con Christina Aguilera... Es un orgullo hacer música con ellos: más allá de las bestias que son musicalmente, crecí escuchándolos.
—Otra colaboración importante es la que grabaron con Trueno. ¿Cómo es trabajar con él siendo pareja?
—Tenemos bastante química en el estudio, que es súper importante. Porque te podés llevar re bien con la persona con la que salís, pero laburando... capaz que todo para atrás. Y no, todo lo contrario, siempre hacemos cosas juntos. “Dangerous” sale en una escapada que hicimos a Bariloche con los productores y con él. Yo me fui a dormir una noche porque ya no daba más y ellos estaban re manijas haciendo música. A él le nació este estribo de “Dangerous”, al cual no le había puesto letra, todavía. Siento que es una canción que nos marca a los dos en lo personal y que a la gente le va a gustar bastante.
Entre fines de noviembre y comienzos de diciembre, Nicki va a presentar Parte de mí con una serie de shows en Rosario, Buenos Aires y Córdoba: algunas funciones ya están agotadas, para otras aun quedan un puñado de tickets. “Estuve tocando en festivales y fue épico, pero extraño a ese público propio, el que va a ver especialmente a Nicki y que no tiene vergüenza de tirar unos gritos ahí. Estamos preparando un show bastante zarpado, con tiempo, ensayándolo tranqui, no a las apuradas. Las mejores cosas son las que se planean bien. Al revés de todo el mundo: la gente cree que lo mejor es lo improvisado y yo creo que está bueno tener un plan”, dice quien también está creciendo en los escenarios.
—¿Vamos a ver algo parecido a lo que hiciste para el Tiny Desk o en tu aparición con Jimmy Fallon, que tocaste con muchos músicos y versionando temas?
—La idea es que algunos temas tengan esos detalles. No en todos, algunos los vamos a hacer en su versión original porque es lo que la gente va a escuchar. No quiero que la gente escuche su tema favorito totalmente distinto a cómo lo conoce. Pero en algunos vamos a jugar un poco más: por ejemplo, en “Perdido”, que lo estamos preparando con unos arreglos buenísimos que no cambien a la canción.
—En los últimos doce meses te pasó de todo, tanto en tu carrera como en lo personal. ¿Cuál fue tu mayor aprendizaje en este año?
—Aprendí a ser paciente. La pandemia me enseñó de eso. Yo estaba muy acostumbrada a vivir un ritmo bastante acelerado apenas arranqué con la música: “De acá, vamos acá, y viajamos acá. Y después hacés esto...”. Y cuando se paró todo, dije: “¿Qué carajo hago? ¿Dónde deposito toda mi ansiedad y nervios que ahora me quedaron de ese ritmo de vida?”. Supe aprovechar el tiempo para mejorar y no quedarme sentada esperando que algo pase. La paciencia y el compromiso con uno mismo es mejor que esperar que alguien nos venga a salvar. Eso es clave.
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