La historia se contó ya muchas veces, pero vale la pena resumirla una vez más. Carlos Alberto García Moreno y Carlos Alberto Mestre coincidieron en el Instituto Social Militar Doctor Dámaso Centeno, en Caballito, y en los últimos años de la secundaria congeniaron por humor y amor a la música. A uno le decían Charlie (faltaban unos años para que se convirtiera en Charly), al otro lo llamaban Nito.
Charlie era parte de To Walk Spanish, Nito integraba The Century Indignation. Entre los meses finales de 1969 y los albores de 1970, decidieron fusionar ambos grupos para darle vida a Sui Generis. Pese a que encontraron cierta resistencia inicial -tanto en los sellos grabadores de la época como en cierto sector de la incipiente escena del rock argentino-, en los cinco años siguientes hicieron historia. Las canciones contenidas en los discos Vida (1972), Confesiones de invierno (1973) y Pequeñas anécdotas sobre las instituciones (1974) dejaron huella en el inconsciente colectivo y atrajeron a toda una generación de adolescentes que, hasta ese momento, eran ajenos al rock.
“La importancia de Sui Generis la estoy viendo hoy, la sigo viendo hoy. Voy a otros países y me encuentro con gente que vive el grupo como si siguiese existiendo. De hecho, como dice Charly: ‘Nosotros no somos ex Sui Generis, nosotros somos Sui Generis’”, le dice Nito Mestre a Teleshow. Desde Estados Unidos, en donde se encuentra dándole rodaje a una gira y a otros proyectos en torno a la música, evoca aquellos días con emoción y da cuenta de la vigencia de la banda que crearon con su compañero.
“Toda el aura de Sui sigue existiendo. Sigue vigente y pasa de generación en generación. Y cuando pasa eso, es algo clásico. Está para siempre. No es algo que está de moda o no está de moda; perdura. Y creo que se da por una enorme combinación de cosas: salir en el momento justo con las canciones justas, con las letras justas, con las voces justas, con dos tipos que se juntan que son el yin y el yang, y que tiraron para adelante la amistad, el amor por la música, la imagen. Sui Generis es como una combinación química que da resultado. Decís: ‘¡Eureka, descubrí la pólvora!’. Sui Generis es pólvora”, resume Nito, con una sonrisa.
“El deseo oculto de esos dos pibes de 18 años era trascender en el tiempo. ¿Quién no quiere trascender en el tiempo? Y que pase el tiempo y decir: ‘Bueno, cuando tenga 70, esto se va a seguir escuchando. ¡Qué bueno sería!’. Pero en realidad, creo que ni lo pensamos, porque cuando tenés 18 no pensás en los 70. ¡Ni a palos!”, dice Mestre sobre la perdurabilidad de Sui Generis, latente en la pulsión de ambos, pero nunca dicha en palabras. “Pero pasado el tiempo y habiendo ocurrido, es algo muy grato porque sos como el primo de todos”, grafica.
A la hora de hablar puntualmente de Charly, Nito dice que lo que más le sorprende de su amigo y compañero es “que es un tipo único dentro del mundo de la música, en todo sentido. Hay que separar al personaje de la música, porque también llamó mucho la atención como personaje. Como lo conozco desde el colegio, me gusta más todo el legado que le deja a la música, que fue infinito, llamativo, y no solamente para la Argentina”.
“Lo conozco mucho como amigo y como músico. Como músico, es un fuera de serie, excepcional. Sobre todo en la composición, en la facilidad que tiene de arreglar, de hacer sonar algo, en poner lo que tiene en la cabeza y llevarlo a la práctica. Yo sé que le suena en la cabeza lo que después se transforma en una canción. Y eso es muy raro de encontrar”, completa.
A la hora de elegir cuál de todos sus Charly es el favorito, excluyendo los años de Sui Generis, Nito no duda: “Mi etapa favorita es Serú Girán. Es una banda que me encantaba. Los iba a ver siempre, sonaban una maravilla. Y no era solamente Charly, sino la conjunción de los cuatro (García, David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro). La sumatoria y la buena química musical en todo sentido, que yo sabía que había entre ellos, era fantástica”. Pero además, destaca: “También elijo Clics modernos (1983), que me parece una obra cumbre. Por temas, por concepto, por todo”.
“A Charly es difícil definirlo. Es una multiplicidad de factores. Yo lo sigo viendo como mi compañero de colegio, mi compañero de aventuras. Y creo que ambos nos vemos como los tipos que lo hicieron posible. Porque vos sabés que después te puede ir de equis manera y seguir grabado discos y todo lo que quieras, pero el primer disco es un sello que te queda a fuego, algo que queda grabado para toda tu vida. Por que eso te marca que llegaste, que lo podés hacer”, insiste Nito sobre la importancia de Sui Generis en la carrera de García.
“El hecho de haberlo logrado junto con Charly es como una fortaleza, una cosa que llevamos siempre juntos. Lo logramos, el sueño se cumplió. Y fuimos nosotros dos. Esa energía particular es imborrable”, dice.
En cuanto a la actualidad de Charly, Nito dice que no lo ve hace mucho: “En parte, porque este año estuve mucho tiempo afuera y el otro motivo es la pandemia. No hubo oportunidad de reunirse. A veces, yo le mando mensajes a través de su mujer o de algún amigo, porque él no usa ni WhatsApp ni nada. Y sé que está bien, por lo que leo. Pero nuestro vínculo es eterno. Eso no se rompe ni a palos”, cierra.
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