Qué dijo la escritora feminista señalada como autora del comunicado de la China Suárez

El sábado por la tarde, Wanda Nara sacudió las redes sociales con una frase que retumba hasta el día de hoy. “Otra familia más que te cargaste por zorra”, escribió, anunciando su virtual separación de Mauro Icardi y apuntando de manera anónima a una tercera en discordia. Enseguida, las redes sociales se encargaron de ponerle el nombre de Eugenia Suárez, la actriz recientemente separada de Benjamín Vicuña, a la tercera en discordia.

Durante cuatro días, la ex Casi ángeles se mantuvo en silencio, mientras los comentarios en las redes la acusaban de roba maridos, destruye matrimonios y demás adjetivaciones violentas y machistas, adjudicándole a ella todo el peso de la supuesta infidelidad. El debate estaba instalado y algunas voces empezaron a levantarse en su defensa desde una perspectiva de género.

El miércoles, la China finalmente rompió el silencio. Lo hizo con un extenso comunicado en su cuenta de Instagram, donde se proponía “bajar el ruido externo de mentiras, maltratos y miradas inclinadas en la construcción de historias manipuladas para, una vez más, ser el chivo expiatorio de la violencia mediática”. Entre los párrafos más salientes, la actriz manifestaba vivir una situación de déjà vu donde aseguraba “pagar con mi reputación cuestiones que son de dominio personal de cualquier mujer. Una repetición que deja a la luz mi inexperiencia y, sobre todo, profunda credibilidad que le di a estos hombres que luego guardaron silencio dejando que me comieran los lobos”.

“Parece que es más creíble para esta sociedad, sabiendo cómo se manejan ellos siempre, que yo sea la mala, la que engaña y no la engañada”, agregó con perspectiva de género, y en el mismo sentido, pareció aludir al matrimonio Icardi-Nara: “El costo de sostener la imagen de una familia feliz lo pago yo, no el hombre que fue irracional o tuvo un desliz. Todos quedan bien parados. El peso con el que se me juzga a mí, que es absolutamente asimétrico”, denunció, y añadió: “No voy a hacerme cargo por mí y por todas las mujeres que son usadas y juzgadas siempre de las actitudes de conquistadores seriales que tienen aprendidas estos varones y que después saben bien esconder”.

Como era de esperar, el descargo no pasó desapercibido y se prestó a múltiples interpretaciones. A pesar de sus palabras iniciales, la China volvía a estar en el ojo de la tormenta no solo por el contenido de sus palabras sino también por las dudas acerca de su autoría. ¿Había sido la ex ATAV realmente la autor de esas líneas? Las sospechas de una ghostwriter se dispararon en las redes y las miradas apuntaron en relación a la escritora y politóloga feminista Florencia Freijo.

Autora de dos libros -Mal educadas y Solas (aun acompañadas)- entre los más vendidos dentro de la temática de género, Freijo es muy activa en sus redes sociales. Con más de cien mil seguidores en Twitter y casi 250 mil en Instagram, la escritora venía publicando reflexiones que reflejaban cierta empatía con la situación de Suárez, cuando la cibermarea parecía alinearse detrás de Nara. “La ‘roba maridos’ no existe ¿Sabés por qué no existe? Porque no existe el roba esposa, el ‘calienta concha’ o el ‘rompe hogares’”, dice el fragmento de una extensa publicación que hizo en su Instagram el pasado martes

“La supuesta sororidad de ‘no te metas con un hombre casado’ reproduce la idea de que debemos ser las guardianas de un amor romántico sin complejidades ¡vamos, despierten! ¿Cuidar qué, vínculos ajenos?”, sentencia en otra parte de su texto. A medida que crecían las teorías que la vinculaban con el comunicado de la China, se repetían las consultas de sus seguidores que querían saber si efectivamente era la autora o si había asesorado a la actriz en su discurso.

Y en la noche del miércoles, Freijo finalmente dio su explicación aunque evitó ponerle nombres propios a su descargo. “Yo no escribí nada y escribí todo”, señaló, y explicó esta afirmación. “Vengo escribiendo hace un montón y me vienen leyendo hace un montón y existe la posibilidad de que las personas, sean famosas o no sean famosas, encuentren en mis palabras una manera de poder expresar un montón de injusticias que viven y que es lo que ustedes me transmiten todo el tiempo”.

Luego, se refirió a las interpretaciones que la indicaban como la autora. “Creo que por eso vieron en esas palabras algo del estilo de las cosas que yo digo, de mi escritura y demás, lo cual para mí es fantástico porque tener identidad como escritora y que alguien los utilice y pueda poner en palabras lo que siente para romper el silencio, es mi objetivo como escritora”, agregó.

Con una filmación en primer plano, solo intervenida por pequeños textos o emojis, complementarios, Freijo se refirió a las críticas por haber asumido una defensa de una de las partes. “Primero y principal, no soy abogada”, argumentó. “Yo hago una lectura desde una perspectiva de género porque esto despertó mucho fervor social, por lo tanto habla de una conducta social. ¿Cómo no la voy a analizar cuando todo el tiempo en los medios enfrentan a dos mujeres?”, se preguntó.

“Me choca que muchas personas consideren que no tengo el derecho de hacer este tipo de lecturas y de hablar de lo contundente que fue y es la violencia mediática que está sufriendo una mujer porque ‘se lo merece’”, continuó, levantando el tono de voz y con el semblante más enérgico. “¿Se dan cuenta de lo que están diciendo? Es igual el castigo a lo que ustedes dicen que es un pecado?”, se preguntó, y analizó el comportamiento propio de las redes sociales: “Generan un castigo feroz ante un delito del que no formamos parte. ¡Estamos castigando a alguien por algo que no nos hizo!”

Para finalizar, expresó sus deseos en medio de esta situación: “Espero que las personas que dicen no querer que haya más violencia hacia las mujeres y que hablan de desigualdad, puedan mencionar sin justificar esto y no que elijan el placer inmediato que les genera comer pochoclo a costa del cuerpo y de la vida de otra mujer”, analizó, y justificó sus motivos: “Cada comentario suma una piedra más a un estrangulamiento social que es totalmente desigual y que no decirlo lo vuelve muy injusto”.

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