Pamela David habló con la ginecóloga Florencia Salort sobre cáncer de mama: “El 90% es curable, diagnosticado a tiempo”

Además, en esta nueva edición de PamLive aporta su testimonio la periodista Marisa Mondino, que superó la enfermedad

Guardar
Pamela David, con Flor Salort y Marisa Andino (Video: PamLive)

El 19 de octubre fue el Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Mama. Y no fue un día cualquiera. Fue un día para concientizar. Para apoyar a las mujeres en su lucha. Para darle la importancia a los chequeos a tiempo y la detección temprana. Para derribar mitos y confiar en nuestros médicos. Y debe ser así por el resto de los días. En esta nueva edición de PamLive, Pamela David charló con la ginecóloga Florencia Salort, que nos explica cómo podemos detectarlo. También sumamos el testimonio de la periodista Marisa Andino para contarnos cómo fue su experiencia al transitar esta batalla contra la enfermedad. Celebremos esta unión y esta lucha en este día rosa. Que chequearte sea tu prioridad. “Un día te darás cuenta que no eres una superviviente más, sino una valiente guerrera que jamás se rindió.”

—Florencia, el cáncer de mama afecta a 1 de cada 8 mujeres a lo largo de su vida. Pero en Argentina, 2 de cada 10 no se han realizado nunca en su vida una mamografía. ¿A qué se debe?

—Muchas veces se cree que “a mí no me va a pasar, a mí no me va a tocar, como no tengo a mi mamá o nadie de la familia…”. O por el contrario: “Tengo a mi abuela con cáncer de mama y tengo mucho miedo entonces mejor no me la hago y no me entero”. En el 90% de los cánceres, cuanto más tempano podés saber, mejor te va a ir. Realmente son curables. Estamos muy avanzados en eso.

—¿A partir de qué edad debemos comenzar a hacernos los estudios?

—Hay muchas corrientes. Nuestra Sociedad (Argentina) de Mastología, y en Norteamérica, dicen a partir de los 40 años. En Europa dicen a partir de los 50. ¿Por qué? Porque se vio que en las mamografías que aumenta la sobrevida si se detecta un cáncer de mama a partir de los 50. No puede existir una persona que tenga 50 años y no tenga su mamografía. La mamografía denota cosas muy chiquititas como microcalsificaciones agrupadas cuando recién empieza. Enseguida lo podés atacar y curar.

—¿Ante qué síntomas debemos tener cuidado y hacernos autoexamen?

—Una de las cosas más importantes es conocerse las mamas. El autoexamen todos los meses no significó tanto como conocerte la mama. ¿Qué significa esto? Es mirártela, saber cómo cuelgan, cuál es más grande que la otra, porque no todas las mujeres tenemos las mamas iguales. Muchas tenemos una mama más grande que la otra, o las mujeres que amamantaron después las mamas le quedan diferentes. Los pezones tienen tamaños o areolas completamente diferentes. Muchas veces, esos pezones que los teníamos para afuera, uno se empieza a meter. O de repente la areola empieza a ser medio irregular cuando en realidad era bien redondita y empieza a esfumarse el borde. La areola puede tener cambio, el pezón puede meterse para adentro cuando no lo estaba. No es: “Tengo el pezón para adentro entonces tengo más riesgo”. No. Es solo cuando cambió. Otras cosas que tienen que ver con el contorno donde tenemos la piel, que no es la areola, es que de repente ves como una retracción, o ves por ejemplo que levantas los brazos y de repente en un momento se ahueca o ves un cambio de color en la piel o notas secreción por pezón. Son signos de alarma. Siempre tienen que ser motivo de consulta. La mayoría de veces de secreción por pezón, que nos pasa a muchas, no es algo peligroso pero hay que ir a verlo.

—Siempre antes de la menstruación nos cambian las mamas. Pero si ese cambio no se va con la menstruación, ¿es preocupante?

—Nuestro ciclo tiene dos fases: una fase de estrógenos y una fase de progesterona. En el medio se da la ovulación. La mama, después de ovular, se pone tensa, densa, más grande, más sensible, a veces duele. Esto preocupa mucho. Es típico de consulta el dolor de las mamas. A las ginecólogas no nos asusta tanto pero a la mujer le asusta mucho. Si te duele la mama automáticamente te preguntas: “¿Qué tengo?”. La realidad es que la mayoría de las veces no es nada, es muscular, es como que nos contracturamos, puede doler la teta y vos te preguntás qué tenes. En las costillas, atrás de las mamas, pasan un montón de nervios que son los intercostales que también pueden dar dolor. Mismo de las costillas. Asusta pero no tiene que ver con algo negativo de la mama.

—¿Es doloroso realizarse la mamografía?

—No puedo decir que no lo es. Te agarran la teta, te la estiran, te la aprietan. La realidad es que alguna gente le molesta y a algunas les puede doler. La otra realidad es que es un estudio completamente tolerable.

—¿Cada cuánto hay que hacerla?

—La mamografía no reemplaza la ecografía. Hay cánceres muy pequeños que la eco no puede ver. Al menos cada dos años hay que hacerse una mamografía. Depende de la historia clínica de cada persona, la vida que lleva y la historia clínica de las familias. Es muy raro hacer mamografías, se hace en muy poca gente. Hay factores que nos predisponen un poquito más a tener más riesgo de tener cáncer de mama. No es cuestión de agarrarte la cabeza porque te haya pasado algo diferente al resto. Son cosas que suman. El fumar, por ejemplo, el tener la menstruación antes de los 10 años, el tener una menopausia muy tardía más allá de los 55 años, que muchos miembros de nuestra familia tengan cáncer de mama, colon, páncreas y melanomas. Todo esto predispone a tener más riesgo de tener cáncer de mama. Tenemos que contar siempre estos antecedentes en nuestra familia, a qué edad, qué rama de nuestra familia. El cáncer de mama en hombres existe.

—¿A los hombres a qué edad se le recomienda hacer una mamografía?

—Casi nunca salvo que realmente noten cambios en la mama. El hombre también puede tener nódulos, puede tener retracción de pezón, puede tener aumento de tamaño mamario. Obviamente no es lo mismo una persona que tenga sobrepeso y que tenga una glándula con grasa. Cuando se notan una bolita, si o si se tienen que hacer una mamografía.

—¿El cáncer de mama puede ser asintomático?

—Sí, y muchos quedan así, asintomáticos. En el cáncer tiene que ver mucho la histología, la citología como qué tipo de cáncer es, qué receptores son positivos, de qué dependen… No es lo mismo cómo evolucionan en todas las personas. Más allá de eso, hay muchos cánceres que se quedan ahí pero que también deben ser controlados.

—Quiero sumar a Marisa Andino para que nos comparta su testimonio y su experiencia en la lucha contra el cáncer de mama.

Marisa: —Escuchaba la nota y lógicamente los médicos o ginecólogos deben peguntar si hay antecedentes. Justamente les voy a contar lo siguiente: yo no tuve antecedentes familiares. Yo tuve una menarca que fue antes de los 15 años. A mis tres hijos les di de mamar como dos años y medio a cada uno. Mucha gente está convencida de que si no le pasa nada de esto, no debiera de tener nada.

Florencia: —El 90% de los cánceres de mama son esporádicos. No hay una persona en la familia. Los cánceres son hereditarios o genéticos. Cuando se tiene a un familiar con cáncer sí vale la pena hacer una consulta con asesoramiento genético. No es lo mismo que una abuela de 75 años que una mamá, una hermana, una prima. No es una sola persona, son varios miembros.

Marisa: —Yo siempre recalco esto porque las mujeres se confían. Eso es lo que no hay que hacer: confiarse. No es solamente el autoexamen mamario, hay que conocerse y eso es real. Verte en el espejo y notar cualquier tipo de cambio, si creció, si cambió de color, si se corrió, se metió para adentro, ardor, zarpullido… Todo eso puede ser que sea como puede que no, y hay que acudir al médico. En mi caso, yo no tuve nada de esto y me enteré por una ecografía y una mamografía de un control de rutina. Mi marido médico me insistía para que me haga la ecografía, saqué el turno, vio los resultados y no le gustó nada de lo que veía. Lo mío fue un carcinoma ductal in situ. No sé qué hubiera pasado si yo hubiera dejado pasar dos o tres años más, no lo sé.

Florencia: —Lo más probable es que seguramente haya crecido. Esto según la histología de los pulmones. Hay algunos que no van a crecer, otros que no van a ser agresivos, y hay otros que son muy agresivos. La idea es encontrarlo antes porque siempre te va a ir mejor.

Marisa: —Mi médico decidió operarlo porque era imposible punzarlo. Les cuento mi experiencia. Me operaron, me sacaron un poquito, lo mandaron a estudiar y dio carcinoma ductal in situ. Me operan un día viernes, yo estaba haciendo radio. El día martes, voy a la radio, me pruebo un vestido, porque estaban los Martín Fierro, y recién operada me puse un corpiño con aro. Imagínate… Se me empieza a inflamar, me desmayo y me llevan al quirófano. Me sacaron casi un litro y medio de sangre. Un desastre. Segunda operación. Tuve que esperar un mes a que se desinflame todo. Me operaron por tercera vez y ahí me hicieron una adenomastectomía donde me sacaron el ganglio centinela más dos ganglios más. En el mismo acto quirúrgico me colocaron el implante mamario.

Florencia: —A veces no se coloca en el mismo, se coloca un poco después.

Marisa: —Yo creo que depende de cada caso. Yo no tuve necesidad de rayos. Me sacaron toda la mama. Yo le pregunté a mi médico por qué directamente no me sacaban las dos mamas y mi médico me dijo que no. Entonces en mi mama “entera”, le hago análisis más importantes, con contraste, etcétera. Acá estoy... Gracias a que me hice la ecografía estoy hablando con ustedes. El cáncer de mama tomado a tiempo hoy se cura.

—Hay mucho mito dando vuelta. ¿Qué pasa con las mujeres que no dan de mamar?

Florencia: —No significa que una mujer porque dio de mamar está salvada y no va a tener cáncer de mama. Tampoco hay que pensar y estar tan perseguida porque tuvimos una abuela que no amamantó porque no tuvo hijos. Esta es la otra cara. Otra cosa que le quería decir a Marisa, que dijo que no la pudieron punzar… Hay mucho atrás del tema de la punción. Piensan que si punzan le van a arrastrar el cáncer, se les va a producir un cáncer, o la mamografía misma, me va a producir un cáncer de tiroides… La verdad es que no. Tiene muy pocos rayos, la punción no arrastra ningún cáncer, no produce cáncer. Es un método de diagnóstico muy bueno. Ojo con los mitos. Nos perdemos mucho con estas cosas.

—Marisa, ¿cómo fue transitar la enfermedad? ¿Qué lugar le das a la contención?

—Mi marido lo supo dos días antes que yo pero él prefirió que me lo diga mi médico. No podía creer lo que me estaba diciendo. Fue un balde de agua fría. En segundos que me lo dijo, lo único que se me pasó por la cabeza fueron mis tres hijos. Nada más. Se me cayeron las lágrimas. Dije: “¿Cómo seguimos?”. Mi médico me explicó muy bien que optaba por sacarme la mama, que iba a estar bien. Le di para adelante. Me decía: “Voy a estar bien”. Te lo juro por la vida de mis tres hijos que fue así. Yo no se lo quise contar a mi mamá. Ella estaba con presión muy alta, pensé que se iba a preocupar mucho. De hecho, no lo supo casi nadie, quedó muy entre nosotros. Si me peguntás por qué lo hice, no lo sé. Hoy no lo haría. Hoy estoy haciendo esto, aportando mi granito de arena y queriendo concientizar a la gente. El tema vino después, cuando se tenían que enterar mis hijos. Me dolía en el alma pensar cómo mis hijos iban a reaccionar. Mi marido habló con ellos, les contó, y yo estaba escondida escuchando cómo se lo decía, cuál iba a ser su reacción. Ahí me puse a llorar como loca porque ahí sí me di cuenta. Los chicos le preguntaban a mi marido: “¿Qué le va a pasar?”, “¿Cómo va a estar mamá?”, “¿Se va a morir?”. Marcelo les daba las explicaciones que nos daba mi médico. Lo transité muy contenida por mi marido, especialmente de mis hijos, mis íntimos amigos. Seguí trabajando y muy tranquila. Yo sabía que iba a estar bien.

—Volviendo a la concientización para hacerse los estudios. ¿Qué pasa con las personas que no tienen acceso a una obra social?

Florencia: —Está el LALCEC, salitas, hospitales públicos, Fundación Avón, ahí se hacen mamografías gratuitas. En este momento, la persona que tiene que hacerse la mamografía se la puede hacer. Al menos cada dos años. No siempre hay que pedirla. No es para ahorrar plata, simplemente a veces no hace falta. La mamografía es un estudio muy noble. Muchas veces se ve muy bien, en otras no. En gente joven que tiene mamas muy densas, sí hay que pedirla. Gente con prótesis, porque también se puede diagnosticar porque hay una mamografía especial para eso. Hay que hablarlo con los médicos. Hay que dejar de fumar. El pucho trae cáncer en todo el organismo. Tener una buena alimentación, tener emociones positivas, como dice Marisa. Todo esto mejora muchísimo a que el sistema inmune se mantenga alto y nos pueda defender junto a los estudios pertinentes.

—Lamentablemente durante la pandemia quedaron relegados estos estudios por temor al contagio…

Florencia: —Sí, el COVID estaba muy bravo en ese momento. La mayoría de nosotros pospusimos unos meses la mamografía. Por supuesto, la gente de alto riesgo se atendió. ¿Qué es la gente de alto riesgo? Los que tienen varios familiares menores de 50 años o algún familiar con dos tipos de cánceres, o varios en la familia, o cáncer de mama en varones.

Marisa: —Es el 1% el cáncer en varones, pero existe. Y una de cada ocho mujeres van a tener cáncer de mamas a lo largo de su vida. Son 21 mil casos por día que en Argentina se están detectando aproximadamente, pero con la buena noticia de las campañas de prevención, haciéndose estudios correspondientes y detectado a tiempo, se puede curar.

Florencia: —Tenemos varias buenas noticias. El 90% se puede curar. La gente está tomando un poquito más de conciencia. Las mujeres nos permitimos mirarnos más y creemos que nuestra salud también es más importante. Los métodos de diagnóstico son realmente muy buenos: la mamografía, el tomosíntesis, las punciones, y tenemos tratamientos mejores que detectan a tiempo. El tener un diagnóstico de cáncer de mama no es sinónimo de una enfermedad mortal y terminal.

Marisa: —Muchas mujeres le tienen miedo al diagnóstico. Hoy el cáncer de mama tiene cura. Justamente, ese miedo te puede llevar a que el día de mañana te pueda pasar algo.

Florencia: —Por suerte es una enfermedad que tiene estudios que lo pueden prevenir a tiempo. Con el Papanicolaou pasa lo mismo, previene el cáncer de cuello de útero.

—¿Para qué se hace el Papanicolaou? ¿Por qué es tan importante?

Florencia: —Toma células del cuello uterino con una espátula, un cepillito, se pone en un portaobjetos y se colorean con la técnica de Papanicolaou. El Pap se realiza para pesquisar cambios celulares que tienen que ver con una infección por el virus del papiloma humano que es HPV. Está en todos lados y es casi sinónimo de haber iniciado relaciones sexuales. El 90% de la gente que caminamos, vamos a tener en algún momento HPV en nuestra vida pero de ninguna manera vamos a tener cáncer de cuello de útero. Ese cambio celular, generalmente al 90% de la gente se le cura solo con su sistema inmune. Hay otra gente que le va a persistir este virus y va a seguir haciendo de las suyas en las células del cuello uterino. Por eso el Papanicolaou de forma periódica puede encontrar estas lesiones precursoras que la mayoría no iban a persistir y se iban a curar. Pero depende cuál, en qué momento de la historia clínica de la paciente y su edad, vamos a ver si vale la pena tratarla, seguirla, mirarla de cerca, o directamente hacer tratamientos más agresivos. El cáncer de cuello de útero es una complicación, es a largo plazo, no es enseguida.

Marisa: —Me recomendaron la vacuna contra el HPV para mi hijo más chico de 15 años.

Florencia: —Sí, y está buenísimo. En este país, todas las personas de 11 a 14 años se deberían dar la vacuna contra el HPV. Son dos dosis en ese momento. Y no son solo las mujeres, se han incorporado a todas las personas.

—Si bien este mes es de concientización sobre el cáncer de mama, ¿se notan que aumentan consultas?

Florencia: —Sí, se nota. La gente cuando va al médico tiene que pedir que les toquen las mamas, si es que no se las tocan. Yo siempre lo hago, obviamente con respeto y con permiso. Está buenísimo que se conozcan, ante cualquier cambio que les llame la atención consulten con su médico, no tengan vergüenza. Sepan que esto de la concientización no es para vivir con miedo. El 90% es curable si lo diagnosticamos a tiempo. Debemos ocuparnos y no preocuparnos de más.

Marisa: —Conocernos, mirarnos, chequearse. Ante cualquier duda es importante consultar.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar