Norberto Gurvich, Beto para sus amigos, atiende y saluda. Una sonrisa en el teléfono que preludió al intenso relato de un pedazo de historia de Paz Martínez, el alter ego con el que es conocido para todo el mundo por sus canciones de amor. Esas que interpretó él, pero también otros grandes artistas como Mercedes Sosa, Armando Manzanero, Paul Anka, Paloma San Basilio, Dyango, Madonna, María Marta Serra Lima, Rodrigo, Valeria Lynch y la lista por ahí sigue.
Está a punto de cumplir 50 años como autor y compositor, pero también a punto de dar su primer show por streaming. Será este sábado 16 desde las 21, algo que a Paz lo tiene lleno de ansiedad. “Mi show más reciente fue el 7 de marzo del año pasado, así que imaginate cómo me siento”, dice. “Para mí es novedoso, totalmente. Es el primer streaming que voy a hacer. Voy a tocar con toda la banda, pero en un momento los muchachos se retiran y me quedo solo tocando el piano. Y ahí voy a hacer un delivery de canciones, voy a despachar a la carta. El público me va a poder pedir canciones y yo se las voy a dar, al menos, un pedacito de cada canción que me pidan”, explica sobre la dinámica del recital.
“Mi vida está hecha de canciones”, dice al pasar quien grabó alrededor de 300 y tiene entre 600 y 700 escritas. Cuenta que le resulta más fácil escribir para otros que para él mismo. “Me pasa eso porque lo estoy viendo de afuera. Lo veo, lo analizo, qué es lo que canta, cual es el registro vocal que tiene, cuál es su imagen. Me fijo en todo y después me meto en su trabajo y trato de escribir una historia que el artista no haya cantado. Para no repetir”, explica sobre su método.
Paz Martínez sabe bien que su pluma es sinónimo de “canción romántica”. “La paleta del amor la conozco intensamente, porque lo he escrito toda mi vida y lo he recibido a manos llenas siempre. Y lo que no he recibido, lo he imaginado. Siempre digo en broma y en serio: ‘No todo puede ser fruto de mi experiencia, porque no tengo tanto lomo para tanta historia’. ¡No me da el cuero!”, dice y se ríe.
10 canciones de Paz Martínez definidas por su autor
Elegidas por Teleshow, Paz Martínez recordó cómo compuso y cual es la historia por detrás de diez de sus canciones más representativas de su prolongada trayectoria. “Me podés preguntar de todas las canciones que existen, me acuerdo hasta en qué tono las grabé”, acepta el desafío.
“Agua, fuego, tierra y viento” (por Mercedes Sosa)
El desafío más grande fue cuando Mercedes Sosa me pidió una canción. Entonces yo pensé: ‘¿Cómo hago para escribir algo que no tenga que ver con su ideología y su manera de vivir la vida?’. Yo escribo canciones que tienen que ver con el amor, con los sentimientos, con las emociones. Mercedes cantaba el profundo folclore de nuestro país y canciones con un claro mensaje social y político. Yo no quería entrar en esa. No podía. Y quería hacerle algo a medida. Escribí esta canción, que grabó a dúo con Soledad Pastorutti y ahí encontré la fórmula, pero siempre a través del amor.
Con Mercedes me pasó algo que no me pasó con ningún otro artista. Yo le había mandado la canción y al poco tiempo, me llamó por teléfono. Yo estaba grabando en ION, pero la atendí. Ella me dice: ‘Estoy ensayando tu canción con el pianista y el guitarrista. ¿Podés venir a mi casa para ver si la estoy cantando bien?’. Dejé todo lo que estaba haciendo, me tomé un taxi, fui a la casa. Lo recuerdo perfecto: yo estaba en un pasillo en penumbras y al fondo la veía a ella, sentada de perfil, mirando con sus anteojitos una letra desde un atril, y cantando el tema “A felicidade”. Cuando terminó de cantar, que yo sentí que lo estaba haciendo para mí solo, golpeé un vaso de agua que tenía en la mano como si fuera un aplauso. Me ve y me dice: “Oh, chiquito, vení, sentate acá conmigo”. Me senté con ella en un silloncito colorado de dos cuerpos y ella dijo: “Vamos a pasar la canción de Paz”. Cuando termina la canción, se da vuelta y muy seria me mira y me dice: “Esto que vos escribiste acá, se lo escribiste a una persona. Yo no lo siento así. Cuando yo canto: ‘Cuando yo te abrazo, no te abrazo sola’, yo estoy pensando en mi patria tan postergada”. Y cuando me dijo eso, la canción tomó otra dimensión, otro rumbo. Yo no la escribí para eso. Con la edición del disco, salió un libro y Mercedes en un párrafo se refiere a mi canción: “Paz Martínez me trajo una canción de amor y yo la transformé en una canción de amor para Latinoamérica”.
“Qué par de pájaros”
A esta canción yo le debo el comienzo de empezar a caminar en mi vida como artista, como Paz Martínez. La escribí para competir en un concurso y siempre aclaro: no me gustan los concursos. Recién empezaba con la compañía discográfica y me dijeron: “Va a haber un concurso y se va a transmitir por todo el país”. Entonces dije: ‘Tengo que escribir una historia para convencer al jurado’. Y me inventé una historia. Siempre se dice, a modo de broma, que para escribir un bolero o un tango, se necesitan tres elementos: una mujer, un hombre y el marido. Para el estribillo estaba buscando una puteada: “¡Qué par de hijos de...!”. Estaba presionadísimo, metido en la historia. Pero me salió solo: “¡Qué par de pájaros los dos!”. Y ahí la desarrollé. Quedó bueno, ¿no? Fui a ganar el concurso, pero como corresponde, perdí. Pero no perdí para la gente: fue disco de oro, platino, doble platino... ¡Tremenda!
“Una lágrima sobre el teléfono”
Era para la telenovela ‘Una voz en el teléfono’ y el argumento ya me daba la pauta por donde tenía que ir. Carolina Papaleo era la protagonista y ella atendía en una unión telefónica, con los cables que se enchufaban para conectar las llamadas. A la canción le podría haber puesto “Una voz en el teléfono”, que era el título de la novela. Pero no me pareció ético, porque ese título era de Alberto Migré. Por eso se llama “Una lágrima sobre el teléfono”, que además me parece una imagen más elocuente, más completa.
“Amor pirata”
Un día, hace muchos años, en 1986, más o menos, mi amigo Juanjo Novaira me trajo un montón de letras, como 50. Y me dice: “Mirá, yo escribo esto. Fijate si le podés poner música. Si le tenés que cambiar la letra, hacele lo que quieras”. Entre esas, estaba el origen de “Amor pirata”. Decía: “Somos el encuentro clandestino, sin que sepa tu marido ni se entere mi mujer”. Hablaba de la trampa. Pero al llegar al estribillo, no me gustaba. Dije: ‘Tengo que encontrar una imagen para esto’. Y como hice con “Qué par de pájaros”, encontré la imagen del amor con el ojo tapado.
“¿Y qué?”
Con esta gané un Martín Fierro, mi primer Martín Fierro. Y no me la hicieron fácil, eh, porque tuve que competir con el inolvidable Gustavo Cerati. Cuando bajé con el premio con la mano, pasé por la mano de él, se paró y me abrazó. Un tipazo. El competía con la canción “Tu locura”. ¡Qué pedazo de tema! Me llamó Adrián Suar y me cuenta que iban a sacar una tira de un amor controvertido. “Padre Coraje”. Y Suar dice: “¿Quién escribe mejores canciones de trampa que Paz Martínez?”. “No, loco, pará. No es así”. Debo tener el 10% de canciones de trampa. Lo que pasa es que pegan. Hoy en día, parecen canciones para una película de Disney. Ha pasado mucha agua bajo el puente.
“Entre la tierra y el cielo” (por Los Nocheros)
Siempre fue una duda por qué le puse ese título y no “Voy a comerte el corazón a besos”. Cuando la terminé de escribir, también me rondaba por la cabeza la idea: “Voy a comerte el corazón a versos”. Al final, ganó “a besos”. Porque me pareció que iba más directo al hueso. Los Nocheros me pidieron una canción de amor y la hice dentro de una línea que se llamaba “serenata”. Escribí una canción a medida de ellos y yo creo que van a tener que cantarla toda la vida. Me encanta que haya sido un éxito tan formidable, no solamente en nuestro país.
“Te propongo algo”
Esta sí tiene que ver con Paz Martínez. Es una Paz Martínez auténtico. Teníamos a nuestros hijos muy chiquitos y vivíamos en una casa pequeñísima en Monte Grande. Yo soy guitarrista, pero me había comprado un piano. Y siempre digo que no es que lo toco, sino que me apoyo para no caerme (se ríe). Pero yo soy guitarrista y de los buenos, puedo decirlo así, agrandado. Entonces, me compré un piano vertical de quinta mano. Le abrías la tapa y salían dragones. Yo escribía canciones ahí, y los pibes que eran chiquitos, me ponían la televisión fuerte. Yo tocaba el piano y los pibes me ponían más fuerte los dibujitos. Así escribí “Te propongo algo”, que me dio un montón de premios. La grabó Armando Manzanero: primero la hizo solo y después la hizo con una mexicana que se llama Susana Zabaleta. Después la grabó Dyango, en español y en italiano. Es una canción íntima, personal, que sí tiene que ver con la vida de mi mujer y la mía. Y fue tomada por mucho amor por los grandes.
“Amor, donde hubo fuego”
La hice para grabar una canción rítmica, porque sino eran todas baladas. Tiene el bombo en cuatro negras, lo que le da otra cadencia. “Donde hubo fuego, cenizas quedan”, dice la expresión popular. La desarrollé como canción y me di el gusto de grabarla con la gran Estela Raval. ¡Por Dios, qué artista desmesurada!
“Me das cada día más” (por Valeria Lynch)
Todos queríamos que nos grabara una canción Valeria Lynch, por una cuestión que se llama “derechos de autor”. De eso, los autores y compositores cobran dinero y pueden vivir dignamente. Yo fui con tres canciones y la guitarra. Y le canté las tres canciones. Pero estuvo a punto de no recibirme. La secretaria, que a veces tienen más poder que nadie, me dice: “No te va a poder atender Valeria, porque en este momento está con la manicura”. “Entonces, preguntale de parte mía si no le molesta que le cante las canciones delante de la manicura”, le respondí. Y al rato me dice: “Podés pasar”. Los temas eran “Me das cada día más”, “Yo, tu amor infiel” y “Canción para mi trompo”. Pero esta canción la eligió Diego Maradona y la hizo un éxito. A él le gustaba cantar y era fanático de Valeria. Y esa canción, por alguna razón, le pegó. La escuchaba él y todo el seleccionado del 86. Y como son tan cabuleros, yo sospecho que la deben haber cantado y quedó. Por eso llegó a la película Héroes, acompañando a la jugada del mejor gol de los mundiales, el segundo gol que Maradona le hizo a los ingleses.
Yo no lo conocía a Diego. Un intendente de Ezeiza me invitó a su cumpleaños y fueron un montón de personas ligadas a la política. Apareció Maradona y se sentó a fumar un habano, tranquilo, pero veía como un montón de gente se le acercaba para pedirle cosas. Hasta que de repente, evidentemente se incomodo y se fue a un lugar más tranquilo. Y mi mujer me dice: “No lo conocés a Diego vos. ¿Por qué no lo saludás?”. “Porque no, ¿por qué lo voy a saludar? No quiero jorobarlo. ¿No viste que se fue? No quiero incomodarlo”, le respondí. “No, pero vos sos distinto. El eligió tu canción”, me respondió. Así que le dije: “Bueno, lo voy a saludar si vos me acompañás”. Así que se paró mi mujer y ya no tuve más remedio. Me acerqué y lo veo de nuevo rodeado de un montón de gente. Y cuando él ve que yo vengo caminando con mi mujer, se paró, abrió los brazos y me dice: “¡Paz querido!” y me abrazó. Yo lo abracé y dije: “Dios mío, estoy abrazando al mejor de todos”. En ese instante, Diego fue el Diego. Fue maravilloso. Conocí al Diego humano, profundo, sensible.
“Con él... conmigo” / “Qué ironía” (por Rodrigo)
Rodrigo era fanático de Paz Martínez. Su papá, Pichín Bueno, me lo presentó a cuando tenía 14 años. Y me dijo: “Tenés que escribirle un tema a mi hijo, Beto. Él canta fenómeno”. Cuando Rodrigo fue a la esencia de sus orígenes, a su adn de cordobés y se mandó al cuarteto, chau. Ahí trascendió las fronteras de Córdoba. Estábamos en Mar del Plata haciendo temporada y veíamos por televisión a Rodrigo cantando en un lugar enorme. Estaba cortado el tránsito del Boulevard Marítimo, había como 100 mil personas. Y mi hijo Mariano me dice: “Beto, eso que está cantando Rodrigo, ¿no es tuyo?”. Le digo: “Sí, pero le cambió la letra... ¡y le cambió el título!”. La canción original se llamaba “Con él, conmigo”. Dice: “Con él eres ciudad, conmigo aldea”. Y el estribillo decía: “Mira que ironía, querida...”. ¡Él le puso el título que le tendría que haber puesto yo de movida! Cuando hizo los Luna Park, me llamó por teléfono a casa para invitarme a cantar con él la canción. Pero me tenía que ir a Santa Fe a tocar. Para insistirme, me dice: “Estoy armando como cuarteto ‘Amor pirata’, vamos a cantarla”. Para colmo, era hincha de Belgrano. Pero le dije: “Lo siento en el alma, pero no puedo. Vamos a dejarla para la próxima”. Y bueno, no pudo ser. Pero con seguridad, nos vamos a encontrar con él en algún lado y vamos a cantarla.
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