Su nombre resuena en el medio hace más de 25 años, desde su debut televisivo en 1996 en la serie La nena, emitida por Canal 9. Dos años más tarde alcanzaría aún más popularidad por su participación en la exitosa tira Verano del ‘98, producida por Cris Morena. La magia de la pantalla grande no tardaría en atraerla, y para 1999 dio un paso más en su carrera al actuar en dos películas: Plata quemada y Esperando al Mesías, de Marcelo y Enrique Piñeyro respectivamente. Así desembarcó en el mundo del cine y la televisión Dolores Fonzi.
Aunque fue a los 17 años que el público la conoció en la pantalla chica, la verdad es que descubrió el “poder de la actuación” a los 7. Ella misma cuenta que fingió un desmayo en la escuela, y consiguió que su madre fuera a buscarla temprano por la supuesta descompensación. Anécdotas como esa hoy son pruebas vocacionales, que reflejan la pasión interior que siente a la hora de componer un personaje de principio a fin. Su trayectoria lo demuestra: 23 películas y 20 participaciones televisivas en menos de tres décadas. Al listado se suman siete premios internacionales por sus roles en cine, cinco de los cuales fueron por su interpretación en La Patota, la versión de 2015 dirigida por Santiago Mitre, la pareja actual de Fonzi. La obra del mismo nombre rompió récords de taquilla en 1960, bajo la dirección de Daniel Tinayre, y Mirtha Legrand como protagonista.
Después de un año y medio sin grabar proyectos por las restricciones en torno a la pandemia de coronavirus, sus ojos verdes tienen un brillo especial cuando habla de la sensación de “volver a estar de estreno”. Mientras charla con Teleshow sobre Distancia de rescate, el nuevo film argentino que protagoniza junto a la actriz española María Valverde, la frase que más dice es: “Me encanta esta película”. Pide perdón por ser reiterativa, pero asegura que se siente orgullosa de haberse puesto en la piel de Carola, su personaje en la trama dirigida por la cineasta peruana Claudia Llosa, quien tuvo el desafío de realizar parte de la adaptación de la premiada novela del mismo nombre, escrita por Samanta Schweblin.
Mientras escucha con atención cada pregunta, la actriz deja entrever que al fin vislumbra la famosa “esperanza”: el 2019 fue un año muy difícil debido al inesperado diagnóstico de cáncer de mama que pudo superar gracias a una detección a tiempo seguida de una exitosa operación; y cuando pensó que lo peor ya había quedado atrás, la pandemia de coronavirus azotó al mundo. Con el humor como bandera para desdramatizar las adversidades de la vida, durante la entrevista recuerda el momento en que se decretó la cuarentena obligatoria: “Al principio fue excitante de alguna manera, después fue rara, después duró mucho, después vinieron las vacunas, y seguimos en pandemia; siento otro aire desde que se puede ir al teatro, al cine, ver gente tocando música en vivo te da como una sensación de renovación”.
“Me emociona que la película se estrene ahora, en estos tiempos”, agrega Fonzi, y cuenta que el rodaje fue antes del aislamiento social, pero el resultado final salió a la luz el 6 de octubre, cuando Distancia de rescate se estrenó en cines, y desde el 13 de octubre se encuentra disponible en Netflix. La historia transcurre en un ambiente rural y se centra en dos mujeres, Carola (Fonzi) y Amanda (Valverde), en un hilo narrativo que sostiene el clima de inminente catástrofe desde el primer encuentro. Ambas coinciden junto a sus hijos en varias tardes de verano, y la trama invita a un profundo análisis sobre la maternidad y lo combina con una contundente crítica a la contaminación ambiental.
Todos estos componentes hicieron que no dudara en aceptar cuando la convocaron para formar parte del elenco. Sin embargo, es indudable que también le recordó su propia experiencia: la actriz es madre de dos hijos, Lázaro, de 12 años, y Libertad, de 10, fruto de su relación anterior con el actor mexicano Gael García Bernal. “A veces son las cinco de la tarde y mis hijos ni me llamaron en todo el día, ya están grandes, pero los re disfruto cuando me dejan”, bromea antes de meterse de lleno en una reflexión profunda sobre el medio ambiente.
—¿Te identificaste con alguna parte de la historia que cuenta la película?
—Sí, siento que la película logra “desolemnizar” la maternidad, que no encasilla a las mujeres en “malas madres” o “buenas madres”, sino en personas que están viviendo situaciones complejas que atraviesan de la mejor manera que puedan, o que creen poder. Las protagonistas aparecen una en la vida de la otra para abrir caminos: Amanda llega a la vida de Carola para demostrarle que hay otro panorama posible que el que ella cree y siente como una prisión. A su vez Carola viene a enseñarle como mirarse a sí misma. Se conocen en el momento justo, cuando más necesitaban ese aprendizaje mutuo. Y También me parece muy importante que se plasme la crisis social ambiental en la que vivimos: nuestros territorios fueron arrasados por grandes capitales, existen países muy pobres y otros muy ricos, y todo eso refleja cómo permitimos que la crisis continúe.
—Se podría decir entonces que involucra algunas de las causas sociales que te movilizan...
—Totalmente. De hecho María (Valverde) me contaba que cuando hizo la película le comentaban que los argentinos mueren más por envenenamiento que por accidentes de tránsito, y eso es tremendo. Encima en estos días dieron de baja la ley de los etiquetados, es decir que siguen avanzando sobre los cuerpos y sobre los territorios sin importarles nada. Esta historia muestra eso y me parece impresionante; las mega granjas porcinas, los incendios, es como que está todo estallado. Es desesperante “la distancia de rescate” que existe entre nuestro planeta y nosotros. Tenemos que estar atentos y seguir exponiendo estas realidades porque lamentablemente un día todo puede acabar. Por eso me parece importante que existan hoy películas como éstas que concientizan.
—En un momento se menciona el concepto del “hilo invisible” que une a madres e hijos para protegerlos permanentemente. En tu caso, ¿cómo vivís la maternidad?
—Siento que cuando los hijos son pequeños somos más “Amanda” como madres, que queremos estar con ellos y protegerlos, pero cuando crecen tratamos de ser más “Carola”, porque hay que administrar esa energía aprensiva. Los chicos crecen y nos necesitan menos. Ya no nos comentan todo lo que hacen. Es interesante este abanico de todas las maternidades posibles en un contexto de conciencia ambiental, y por eso la película me gusta desde el comienzo: ese encuentro entre casual y necesario, esa cercanía sensible e íntima entre ellas dos, lo intrigante del vínculo y las situaciones que se van desarrollando para después abrir un plano en el que nos damos cuenta que lo tóxico es parte de lo cotidiano. Y ahí te das cuenta que somos todos presas del mismo sistema, es decir, nos afecta hoy y también afectará a nuestros hijos y nietos en un mañana.
—En las redes sociales hubo varios debates en torno al colectivo de Actrices Argentinas, sobre la profesión y las convicciones como dos caras de una misma moneda. ¿Qué le podés decir a las mujeres que están en la búsqueda de trabajos que vayan de la mano con sus valores?
—Creo que la época ayuda, porque obviamente las mujeres han trabajado unidas desde hace mucho tiempo, intentando hacerse un lugar en distintas disciplinas de todo tipo, y alivianando la solemnidad sobre la maternidad, desestigmatizando las maternidades. Entonces me parece que las mujeres vamos avanzando hacia un lugar donde cada vez elegimos más. Por ejemplo si queremos o no tener hijos, o sea que ya no estamos destinadas solo a tareas de cuidado específicas que se nos imponen. Se está logrando dejar de lado ese estigma de la madre perfecta y que no haya juicio sobre quién es buena o mala madre. Por supuesto que algún día estará naturalizado que la mujer ocupe cargos que hoy parecen atípicos, y que estén al frente de un proyecto: la escritora, la directora, las actrices, y muchas más. Si ahora lo hablamos es porque todavía estamos en el proceso de ir ganándonos el terreno y es verdad que nos parece sorprendente que una película se lleve a cabo solo con mujeres como cabezas de equipo. Cuando esto ya no sea una novedad estaremos de igual a igual.
—Como parte activa del colectivo de actrices, ¿qué sentís con respecto a los dichos de Érica Rivas y la respuesta de Florencia Peña?
—No estoy muy al tanto la verdad, pero lo importante es que cada una exponga su punto de vista y que se tome cada una su espacio según las experiencias que tuvieron. Las respeto mucho a Florencia y a Érica, me parece que son dos actrices increíbles, dos personalidades muy importantes del espectáculo y de la cultura.
—En su momento has hablado públicamente sobre la denuncia de Calu Rivero y luego Thelma Fardin contra Juan Darthés, ¿cómo ves el proceso judicial que se está llevando a cabo?
—Sí, va a haber juicio y todo. Espectacular. Me parece genial que siga avanzando la causa. Es importante dejar de fragmentarse. El “yoísmo” no me interpela para nada. Unidas somos más, y el trabajo es colectivo.
—En 2019 tuviste una propuesta para ser vicejefa de Gobierno, pero dijiste que no te sentías preparada. ¿Hoy te involucrarías en la política?
—La política me parece un ambiente bastante hostil. Creo que no soy bicho de política, aunque me gusta opinar de lo que pienso si me parece que algo no está funcionando a nivel país, siempre con responsabilidad civil y tratando de aportar algo positivo al cambio. Pero también es cierto que muchos temas me sobrepasan y siento que estamos muy lejos de un ideal común. Hicimos esta película antes de la pandemia, pasó todo este tiempo y seguimos haciendo las cosas mal, es increíble que sigamos alimentando ese círculo vicioso a pesar de todo. Aunque parezca naif o imposible me gustaría mejorar el mundo.
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