Por primera vez, tras su brote psicótico y posterior internación, Chano Moreno Charpentier habló a fondo sobre sus adicciones, su internación y cómo despertó en el Sanatorio Otamendi sin acordarse nada de lo ocurrido. Fue esta mañana, en una charla íntima y profunda con Jorge Lanata, en su programa radial Lanata sin filtro, donde el cantante abrió su corazón y rememoró cómo fueron esos días que casi terminan con su vida.
Según el reporte elevado a la Justicia por aquellas horas, en medio de un presunto episodio de salud mental, agredió a su madre e intentó atacar con un cuchillo a un efectivo de la Policía Bonaerense que había sido enviado al lugar, que le disparó y lo hirió en el abdomen. Sobre los días previos a ese episodio, el cantante aseguró: “Tengo 40 años y cuando consumía terminaba muy mal, al borde del un brote psicótico, desde una semana antes no me acuerdo nada”.
Horas después de la extensa entrevista, la que habló fue su madre, Marina Charpentier, que echó luz sobre estos días perdidos del cantante. La mujer habló con Nelson Castro en Crónica de una tarde anunciada y relevó los dramáticos sucesos que desembocaron en la madrugada del 26 de julio que no fue trágica de milagro.
“Él está bien solo por hoy. Tratamos de vivir el presente y ahora estamos en un momento de luz y de un crecimiento que ojalá sea por mucho tiempo. Lo veo muy bien, muy feliz. Hace mucho que no lo veo en paz, y eso me trae paz a mí”, destacó Marina al comienzo de la entrevista en el programa de Radio Rivadavia (AM630) y todavía conmovida por la canción que su hijo le compuso durante su rehabilitación.
La mujer contó que la pandemia había potenciado las conductas adictivas de su hijo, lo que derivó en una internación de la que el músico se retiró por su propia voluntad amparado por la ley. El viernes previo al incidente, Marina sintió que tenía que hacer algo, pero no logró su cometido. “Llamé a la guardia de la obra social, a mi hermano y a mi marido para que me ayuden , pedí una emergencia psiquiátrica, entramos a su casa e intentamos que nos escuche, pero él no quiso. Entonces el médico llamó a otra ambulancia que vino sin psiquiatra. Mi hijo se asustó, llamó a la policía y dijo ‘están invadiendo mi casa, mi mamá está loca, por favor vengan a sacarnos’. Y vino la policía y nos echaron a todos.
El sábado, Marina activó todas los contactos posibles para rescatar a su hijo. En ese contexto se produjo el llamado a Gastón Pauls, que relató durante su paso por Seres libres, el programa que conduce el actor enfocado en la temática de las adicciones. Al día siguiente, apeló a la fe. “Fui a Lujan con mi marido, me arrodillé ante la virgen. No iba a ver a morir a mi hijo consumiendo y me propuse volver a intentarlo. Y después pasó lo que pasó”.
Lo que pasó fue el hecho de dominio público en el que su hijo casi pierde la vida por un disparo del policía Facundo Amendolara. “No tengo ningún rencor, no sabía que hacer, no están preparados”, afirmó marina. Y continuó: “Dios sabe por qué hace las cosas y elijo pensar que esto sirvió para algo. Por eso marché con las madres y por eso estoy tratando de visibilizar esto, porque yo tengo una prepaga, tengo recursos, pero está lleno de madres que no saben qué hacer, ni a quién llamar, y no las escuchan”.
En su desgarrador testimonio de madre, Marina destacó una y otra vez la importancia de visibilizar la historia de su hijo para modificar algunos aspectos de la ley de salud mental. Y allí volvió a los días previos al 26 de julio, y a cuáles son las herramientas que tienen los familiares para internar un adicto y la necesidad de judicializar cada caso: “La ley dice que tiene dar su consentimiento (para la internación), y eso hay que modificarlo. Yo lo judicialicé una vez internado, para si otra vez él pedía irse, no lo pudiera hacer. Pero aun así, la ley dice que solo puede estar internado 60 días. Por suerte, mi hijo está bien, porque hace veinte años que está en tratamiento, no sé qué hubiera pasado si a él lo dejaban de alta y tuviera 20 o 25 años y todavía estuviera con ganas de consumir”, estimó.
Durante esa semana, Marina junto a otros familiares visitó a diario a Chano, para hacerle compañía y convencerlo para que hiciera el tratamiento. Hasta que un día recibió el llamado tan temido. “Me dicen que había llamado un remise, que se quería ir y no tenían elementos legales para detenerlo. O sea que si hubiera habido un dispositivo que evitara que él se fuera ese día, él no hubiera vivido lo que vivió”, razonó la mujer que no dudó en catalogar a la recuperación de su hijo como “un milagro”.
“Nelson es médico y lo sabe, porque fuimos al Otamendi desde Capilla del Señor, él llegó una hora y media después con dos litros de sangre en el estómago, con una bala y en cualquier otro caso hubiera estado muerto. Él se salvó, para mí, porque hay algo todavía que le queda por decir y porque hay algo que vamos a lograr con este episodio, que es ayudar a otros adictos”, cerró.
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