El año pasado, antes y durante la pandemia, Justina Bustos se embarcó en dos viajes a la Isla Mauricio, África, para ser parte del rodaje de una película. Pero en el segundo, el hisopado que le realizaron al llegar le dio positivo de coronavirus: quedó internada durante treinta y tres días.
“Pude salir por suerte. Estoy tranquila y bien”, le dijo la actriz a Teleshow en aquella ocasión y agregó que prefería no dar entrevistas sobre el tema. Pero este martes en Los Mammones (América) dio un crudo relato sobre aquel momento, disparo por un saludo que recibió de parte de la española Yolanda Ramos, con quien compartió parte de aquella internación.
“Íbamos en búsqueda de un paraíso y nos encontramos una mierda como una catedral”, comenzó contando la española y describió a su colega: “Me di cuenta de que aunque Justina parezca una princesa, así como muy fina, rubita y yo soy muy mediterránea, casi con bigote... pues me di cuenta de que era mucho más bruta que yo. Ejemplo: jamás le dio asco nada, ella comía, desayunaba, cenaba... yo era incapaz de tocar nada, estuve tres días sin comer. Tiene algo que cuando ella lo coge, aunque sea una sábana sucia usada por otra persona, lo transforma en algo bonito”, dijo Ramos.
“Nosotros fuimos a filmar una película, con un montón de presupuesto, a la Isla Mauricio, que es un lugar paradisíaco en África. Fuimos dos veces: la primera vez todavía no había llegado el covid. Cuando llega, tuvimos que huir, yo volví a Argentina, bien. Después, volvimos en medio de la pandemia, el año pasado en septiembre: se abrió la isla para dos aviones y uno de ellos, éramos nosotros: todos el elenco de la película”, comenzó a contar Justina. El punto de partida de su segundo viaje fue la capital francesa: “Yo salgo de París, con un covid negativo, llego a Mauricio, piqui piqui, me hisopan, y al otro día me buscan: positivo”, dijo.
“Me sacan de donde estoy, de repente. Lo hace toda una gente toda vestida de blanco y me llevan al hospital público de Mauricio. Que no está en las mejores condiciones, para nada”, dijo Justina lo que le ocurrió ni bien supo que tenía coronavirus. “Si el país estaba casi libre de covid, eras una amenaza para el territorio, básicamente”, razonó Jey Mammon. “Claro, totalmente amenaza”, coincidió ella.
Al llegar al hospital, la dejaron en una sala totalmente blanca. “Ahí dije: ‘Bueno, está bien, me la banco, saldré a los 15 días’. La primera noche cae una mujer de la India, así como en la penumbra. Y digo: ‘¿Qué hace esta mujer?’. Yo pensé que no estaba infectada. Y esta mujer, viene, se sienta en una cama y me dice: ‘Estamos en las manos de Dios’”, contó la figura de Las Estrellas con dramatismo. “En ese momento de soledad, la miré y dije: ‘Bueno, genial compartir esta experiencia con ella’. Parecía muy buena esta mujer. Después terminó siendo Sarita y compartimos 25 días juntas”, reveló sobre otra de sus acompañantes en el hospital.
“A mí me seguía dando positivo, era testeada cada tres días”, dijo Justina, mientras sus compañeras iban dejando la habitación. “Yo no tenía síntomas, ya tenía anticuerpos, estaba perfecta”, agregó, para luego definir que pese a esto la experiencia “fue tremenda” debido a la atención recibida. “Tenía muchísimo miedo, no nos trataban, directamente. El equipo médico cambiaba cada semana, no había una relación con ellos”, dijo.
“Estuve 33 días ahí, mi mente empezó... Bueno, tenía que controlarla. Lo que más tenía que controlar eran las emociones. Yo iba y les tocaba la puerta a los médicos, pero no venían. Hasta que uno aparecía y les decía: ‘¿Cómo hago para controlar mi mente? No puedo’”, describió Justina con el pesar que le disparaban los recuerdos. Y contó: “¿Sabés qué me ofrecían, Jey? Pastillas para dormir y pastillas para estar despierta en el día. Obviamente que yo no las tomaba, pero a lo último, sí”.
Mientras tanto, Justina seguía tanto en comunicación con su familia (”Mi mamá no pudo dormir en esos 33 días”) y con la producción de la película, que se seguía rodando: “Me llamaban para preguntarme si estaba lista para rodar, y yo les decía: ‘Chicos, todavía estoy encerrada’”, contó.
De la dura experiencia de Bustos nacerá un documental en el que reflejará cómo fue ese mes y tres días en el hospital de Mauricio. “En mis momento de crisis, generalmente agarro mi creatividad y me entretengo con eso. Empecé a filmar, la tenía a Yolanda que es muy atractiva, una mujer que te llama la atención cuando dice ‘Hola’. Entonces, tengo nuestra etapa de felicidad, que es el primer viaje que hacemos a la isla. Y después viene la segunda temporada, cuando volvemos a la isla, el momento trágico”, adelantó.
Justina fue registrando lo que vivió tanto ella como sus compañeras, e incluso escenas con los médicos. “Me filmé amenazando a los médicos. Esto no se hace, pero yo les decía: ‘Más les vale que todos estén mirando: me voy a tirar de la ventana’. Si no decía eso, no venían a atenderme”.
También se podrán ver “muy lindas charlas” entre ellas y cómo le ganaban al aburrimiento: “Para distraernos y pasar el tiempo, hacíamos coreografías con los sueros. Incluso, aprendí a patinar con los sueros de una manera deslumbrante. Me filmaban patinando, haciendo piruetas. Después las chicas se fueron y quedé siendo la protagonista de mi propio documental”, cerró Justina.
Como en cada noche, para el final queda la música: Justina y Jey recrearon el dúo Jennifer López & Marc Antony registrado en la canción “No me ames”, con el conductor al piano. Después, la actriz se lució con una apasionada una versión del hit noventoso “What’s Up” (4 Non Blondes) y se despidió.
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