De perfil muy bajo, Andrea Pietra no suele hablar públicamente en los medios sobre su vida privada, pero en esta oportunidad decidió abrir su corazón y contar un poco más sobre su hija Stephanie, a quien adoptó hace once años en Haití.
“Podría haber quedado frustrada en la búsqueda del embarazo y los tratamientos, en todo lo que me ha pasado que la biología me dijo ‘no,’. Igual, la biología hasta cierto punto, si hacía tratamientos como ovodonación, yo iba a quedar embarazada, pero en un momento paré y mi doctora me dijo sus palabras mágicas: ‘Mirá, la verdad es que yo fui madre cuando atravesé la puerta de esta casa con mi hijo en brazos, ser madre es la tarea de ser madre, pensalo, podés ir a una ovodonación o podés adoptar’”, comenzó relatando en Almorzando con Mirtha Legrand.
Y continuó: “Me quedé pensando porque era diciembre y yo le dije ´voy a volver en marzo seguramente para la ovodonación´ y cuando llegué a casa me di cuenta que ese camino no era para mí. En mi búsqueda y en mi deseo de maternidad...yo quería tener un hijo, no me importaba quedar embarazada, quería ser madre”.
En ese sentido, detalló: “Después empecé a pensar qué le iba a decir a mi hijo de la ovodonación, de dónde venía, porque soy muy respetuosa de las identidades, y para mí era mucho más fácil adoptar y saber de dónde venía mi hija, que lo tenga claro y que pueda tener todo su material de su historia por si lo quiere ir a buscar”. Y destacó: “Siempre digo que me perdí nueve meses de embarazo, pero los canjeé por toda una vida de amor y plenitud y de ser madre de una hija que me ha tocado que es más hija mía que si la hubiese parido. Esas cosas que después son grandes encuentros en la vida”.
La actriz, que está en pareja hace 23 años con el empresario teatral Daniel Grinbank, contó cómo es su hija hoy y cuánto le cambió la vida. “Es muy hermosa, muy divina, iluminada. Todo el mundo me dice ´qué bien que estás´ y yo digo que estoy feliz desde que soy madre, a mí se me encendió algo...no sé, la felicidad absoluta. Siempre fui buena onda, pero darme cuenta que pude lograr el cometido sin ir por la vía normal...me costó más trabajo, sufrimiento, pelearme con mi ego, de esa cosa del embarazo, pero el resultado es espectacular y por eso le digo a todo el mundo que si no sale de una forma, la maternidad puede ser de cualquier otra, ser madre o padre significa criar”, señaló.
Por último, reveló también una cuestión relacionada al nombre de su hija. “Ella conserva por supuesto su nombre biológico (Stephanie) y también su apellido, y después tiene el mío y el de Daniel, que también tuvo que hacer otro trámite acá porque yo adopté monoparental en Haití porque había que estar casado”.
Y cerró contando una íntimo detalle: “Mi mamá murió en 2001, yo tenía una relación espectacular con ella, y siempre dije que el día que tenga una hija ‘ojalá le pueda poner Ana por mi mamá’. Y cuando me asignan a mi hija, siempre la llamé Stefy de bebé, y cuando cumplió dos años empezó a decir Ani. Entonces, me decía Ani y yo decía: Stefy, tenía una cosa férrea con Ani y un día me di cuenta, se me llenaron los ojos de lágrimas, miré al cielo y dije ‘mamá, me estás mandando este mensaje de amor absoluto y ella se puso Ani´”.
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