Un 9 de octubre de 2011 Liliana Serantes dejó este mundo a los 51 años: actriz, directora de teatro, y recordada por ser “una de las conductoras más chiquitas del mundo” junto a su hermana Noemí, en la famosa dupla de las mellizas “Nu” y “Eve”, que brilló en Canal Nueve durante la década de los ‘60 y ‘70. En realidad, siempre fueron gemelas, pero en aquel entonces Alejandro Romay las bautizó como “las mellicitas del 9” y así fue como las reconocieron durante su trayectoria, que supera cuatro décadas de experiencia en la pantalla chica. Detrás de la fama de las carismáticas niñas de 6 años había una infancia marcada por los valores familiares: crecieron en la localidad bonaerense de Mariano Acosta, y sus padres dudaron antes de dar consentimiento para que participen de un concurso que les cambiaría la vida para siempre.
Los papás de Liliana y Noemí mantenían una vida humilde: Beti atendía un almacén y su marido Antonio se encargaba del reparto de leche. Una visionaria profesora de danza le dijo al matrimonio que sus hijas podrían triunfar en el mundo de la televisión luego de ver una publicidad sobre un casting. Pero dejar el local por unas cuantas horas para viajar a la Capital no era fácil de organizar, y a su vez se cuestionaban si era una buena idea que sus niñas conocieran ese ámbito; sin embargo consideraron que la posibilidad de que resultaran seleccionadas sería muy remota, y las llevaron al la calle Castex 3345, en pleno corazón de Palermo, donde funcionaba el viejo Canal 9.
A diez años de la muerte de Liliana, son muchos los que guardan en su memoria la primera vez que vieron a las hermanas Serantes en la tevé. Todo comenzó en 1966, cuando se presentaron en el programa Sábados Continuados, conducido por Antonio Carrizo, donde participaron unos 600 pares de niñas, y después de un año de avanzar en cada instancia, fueron las elegidas para formar parte de la imagen de Canal Nueve. El premio era un millón de pesos y muchísimos juguetes, pero solo se llevaron los juguetes. Nunca cobraron el dinero, y años más tarde transformarían la desazón en humor. “Una vez con Lili lo encaramos a Romay y le recriminamos que nos debía el premio y él nos dijo ‘bueno, pero son famosas’”, contó la propia Noemí en una entrevista con Teleshow en 2019.
Juntas recorrían un largo trayecto día tras día: viajaban en colectivo desde la estación de Merlo para tomar el tren Sarmiento hasta la estación de Once, y de ahí subían a otro colectivo para llegar al canal. Los pasillos de esa señal televisiva serían cruciales para todo la familia: era el comienzo de la etapa dorada de las gemelas prodigio y hasta su propio padre cambiaría de profesión: Antonio se convirtió en el chofer de varios empleados y se ganó la confianza del propio Romay, que le encomendaba la tarea de llevar a sus hijos al colegio.
A los 8 años ya conducían Nu y Eve Circus, el primer circo que se vio en televisión con animales verdaderos. A finales de los años ‘70 el empresario tuvo otro gran acierto: les encomendó que dieran las informaciones sobre el clima en el noticiero de la señal televisiva, y allí fueron aún más queridas por el público. Estuvieron once años como “mini meteorólogas”, y se ganaron la fama de “las conductoras y secretarias más pequeñas del mundo”. Incluso el Servicio Meteorológico Nacional les ofreció que hicieran un curso a la par del secundario, y recibieron su certificado de capacitación.
Paralelamente estuvieron al frente de varios espectáculos de teatro infantil: Cuentos de nunca acabar, El mundo de Frutillitas, Bosque de mellizas, y Los ositos cariñosos en el mundo de Frutillitas, entre otras donde fueron protagonistas. Más tarde, ya en la década del ‘80, reemplazaron a Flavia Palmiero en el programa La ola verde, para luego mudarse a América TV y estar al frente de La magia de las mellizas e Informes x 2.
Sus extensos recorridos por los estudios de televisión conforman un gran listado: estuvieron el programa Jacinta Pichimahuida, junto a Evangelina Salazar como maestra y La pandilla del tranvía, donde actuaban Ricardo Darín y Pablo Codevilla. Su agenda era muy ajetreada, y no existían feriados, licencias, ni vacaciones para las talentosas gemelas. Después de más de catorce años de estar en pantalla de forma ininterrumpida, cuando cumplieron sus 20 decidieron poner un límite: pidieron permiso para faltar al noticiero y no se lo otorgaron. Ese cortocircuito derivó en que viajaran a Chile para una publicidad y cuando volvieron a nuestro país renunciaron.
Otra aventura las esperaba junto a Tato Bores, y dejaron fluir su chispa para la comedia en algunos sketches. En medio de las jornadas de grabación las gemelas pudieron hacerse un tiempo para sus vidas personales, y el amor llegó a sus vidas casi al mismo tiempo. A los 22 años ambas se casaron, con apenas cinco meses de diferencia: Carlos y Ricardo fueron los afortunados, que pasaron de ser amigos a cuñados. Liliana se fue de luna miel con su esposo y esa fue la primera vez que Noemí asumió un desafío laboral en la pantalla sin su hermana, en los programa La gran ocasión y Venga a bailar.
Como una prueba más de la conexión entre ambas, cada una fue madre de tres hijos: Liliana tuvo tres varones y Noemí dos varones y una nena. Los seis primos estuvieron presentes cuando las hermanas se sentaron en el living de Susana Giménez en 2011. Allí contaron algunas de las travesuras que hicieron juntas: desde confundir a sus padres haciéndose pasar por la otra hasta reemplazarse mutuamente en una novela sin que ni el propio director se diera cuenta. A su vez remarcaron la simbiosis que existía entre ambas desde su nacimiento hasta la adultez: cuando Noemí fue operada por un padecimiento en los ovarios, la que sintió los síntomas fue su gemela.
En aquella visita al programa de la diva de los teléfonos abrieron su corazón sobre la ardua batalla que estaba transitando Liliana, contra un cáncer de mediastino. “No podía hablar, había perdido la voz, he pasado por cinco quimioterapias, con tres días de internación en cada una, y 27 radioterapias”, revelaba en ese entonces, mientras Noemí sostenía su mano. La lucha siguió por unos meses más y luego llegó la noticia más triste: la niña que había saltado a la fama con su hermana en Canal Nueve falleció un 9 de octubre, dejando como prueba de su existencia los 44 años de carrera en la pantalla chica.
El último trabajo de las Serantes fue en radio, donde volvieron a hacer dupla hasta que Liliana ya no pudo asistir por el deterioro de su salud y su gemela la reemplazó hasta nuestros días. Todos los viernes se la puede escuchar en el programa SerAntes con todo a través de la emisora online On Radio, de 21 a 23. En este sentido, Teleshow consultó a Noemí sobre su presente y la actriz recordó a su hermana con las emociones a flor de piel, y una frase que resuena varias veces en su recuerdo: “Hace diez años que me quedé sin mi otra mitad”.
En diálogo con este medio confesó que los meses venideros a la partida de Liliana fueron muy duros: al poco tiempo le detectaron cáncer de mama a su madre, pero pudo superarlo, y dos años más tarde murió su padre. Sin haber podido procesar estos duelos, la vida la sorprendió con otro doloroso golpe: quedó viuda en 2016, después de que su esposo Ricardo fuera internado por un malestar y jamás saliera de la clínica. A pesar de todas las tristezas que tuvo que afrontar, se aferró a los tres motivos que más la enorgullecen para seguir adelante: sus hijos José, Daniel y Melody.
En la charla telefónica Noemí no puede evitar que las lágrimas empañen sus ojos cuando recuerda a Lili. “Su voz, su risa, los momentos en que estábamos a solas y nos reíamos de cualquier pavada están impregnados en mí, y a veces me parece escucharla decirme ‘Mimi’, como solía llamarme, porque sé que aunque ya no está, sigue a mi lado”, expresó. Dentro de las experiencias más importantes de su vida resuenan cuatro acontecimientos: ver nacer a sus hijos y tener a Liliana como hermana.
“Hemos perseguido cada una nuestros sueños; algunos se hicieron realidad y otros se truncaron, pero todas esas experiencias están en mí y he tratado de cumplir con todo lo que me pidió”, aseguró, mientras comenta que le gustaría volver a trabajar pronto, ya que durante la pandemia de coronavirus no recibió propuestas laborales de actuación ni del ámbito televisivo, y por el momento incursionó en Instagram y Tik Tok para generar contenido durante la cuarentena.
Su última participación actoral grabada antes del aislamiento social fue en la película Olaf, que se estrenará este mismo año: el film dirigido por Cristina Agüero y July Massaccesi relata una historia donde se entrelazan la solidaridad, la familia y el amor por la naturaleza, enmarcados en los bellos paisajes del Sur Argentino. Serantes interpreta a una mujer mayor que será una pieza clave del argumento, y comparte elenco con Juan Acosta, Ingrid Pelicori, Alejandro Magnone y Analia Malvido.
Sobre el final de la conversación con Teleshow Noemí recuerda: “Desde muy chiquitas nos decíamos una a la otra quién se iba a morir primero, y Liliana me decía: ‘Me tengo que morir yo antes que vos porque soy muy egoísta y no quiero sufrir’, y yo pensaba igual, me quería ir primero; no era egoísmo en realidad, sino que sabíamos que sentiríamos que se nos iba una mitad”. Agradecida al público que creció a la par de “las mellis del 9″, sentencia: “Gracias a ese amor de la gente, ella sigue vigente, y se me viene a la mente la imagen de su sonrisa. Sólo quiero agradecer a todos por mantener vivo el recuerdo de Liliana Serantes”.
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