Nacho y Lucía cumplen 20 años de casados y deciden celebrarlo embarcándose en un fabuloso velero. Pasar unos días solos en altamar parece un plan ideal para reencender el deseo y la pasión olvidada por la rutina. Pero en la previa al viaje, los asalta el miedo a la excesiva intimidad y suman al mejor amigo de Nacho, Ramiro, y a su novia, Cleo. Aunque creían que la nueva pareja vendría a salvarlos, en realidad los enfrenta a todo aquello que han perdido.
Cuando una tormenta los deja a la deriva, de nuevo solos y sin escape en medio del mar, Nacho y Lucía se enfrentan a las preguntas que temían hacerse. Además de la crianza de su hija adolescente, ¿todavía desean pasar juntos los próximos años de sus vidas?
Esto es lo que plantea Asfixiados, película dirigida por Luciano Podcaminsky y que cuenta con Leonardo Sbaraglia (en el papel de Nacho), Julieta Díaz (Lucía), Marco Antonio Caponi (Ramiro) y Zoe Hochbaum (Cleo) como protagonistas. Con una filmación que se realizará íntegramente en escenarios reales, en altamar, entre Punta del Este y Montevideo (Uruguay), el rodaje comenzará en noviembre de 2021.
Es una película romántica, polémica y atrapante, centrada en las problemáticas de pareja. La rutina, los desencuentros, la tecnología que aísla y desconecta. Las parejas de los amigos con las que uno se compara, los que se animaron a empezar de nuevo. Las preguntas que a veces no nos queremos hacer: ¿Todavía nos deseamos? ¿Cómo queremos que sean nuestros próximos años? Si nos conociéramos hoy, ¿nos volveríamos a elegir?
Quiénes son los asfixiados
Gregorio Nacho Peck (Sbaraglia). Productor. Desde antes de nacer, su vida ya estaba emparentada con el cine: su abuela había sido prima de Gregory Peck, de ahí su nombre. Su pasión por las películas y las series surgió de chico al descubrir que una pantalla era el escape perfecto a un hogar demasiado complicado. La relación de sus padres era terrible, y padeció la rivalidad de su hermano mayor, Darío, de quien hoy está distanciado. Nacho vivía como un espectador de su propia familia, tratando de entender las escenas que se suscitaban a diario como hacía con las películas. La manía de ver historias lo llevó a un paso más: empezó a pensarlas. Día y noche, constantemente. Desde entonces su mente no para de idear tramas.
Navegar es otra de sus pasiones porque le permite fugarse de su actual situación familiar: un matrimonio de 20 años. La historia de cómo conoció a Lucia podría ser para una película. Paula, su novia de entonces, lo había cortado después de casi dos años de un noviazgo tortuoso. Pero a pesar de todo, él quería volver, estaba deprimido y medio obsesionado con ella. Una noche cayó de sorpresa en la casa para hablar. Allí estaba también la mejor amiga de Paula: Lucía.
Nunca entendió bien cómo pasó, pero fue verla y saber que iba a ser su esposa. No solo su belleza paralizante lo deslumbró. También sintió que había en Lucía algo completamente diferente a las otras mujeres con las que había estado. Todas sus ex habían sido complicadas, medio histéricas, con subibajas emocionales. Lucia era otra cosa.
Lucía Alvear Agnelli (Julieta Díaz). Casi arquitecta, casi chef, “casi” un montón de otras cosas. Ahora es dueña de Delirio, un renombrado restó-deli en zona norte. Hija de una Alvear y de un zar automotriz italiano, se crió en un hogar estable y sin grandes sobresaltos, con muchos hermanos y perros. Estudió en colegios privados de clase alta y viajó por el mundo desde muy chica. Aunque habla varios idiomas, solo insulta en francés. Nunca sintió una pasión única que la consumiera, a la cual dedicarse full-time. Le encanta todo. Es de mente abierta y curiosa. Y eso la lleva a ir cambiando de proyectos y negocios cada tanto.
El único proyecto al que le dedicó décadas fue a su matrimonio. También a su hija. No tenía planes de casarse joven, quería hacer su vida, pasarse un año en Francia estudiando cocina. Pero Nacho apareció en escena y todo cambió. Ella le puso muchas trabas y distancia a Nacho, pero la insistencia y constancia de él, ganaron. Lucía estaba harta de salir con jóvenes de su entorno. Sus amores en el extranjero eran distintos: tipos bohemios, artistas. Pero acá, ella noviaba según el mandato. Cuando conoció a Nacho, eso cambió, y se dijo que sería una tonta si lo dejaba ir. Él era otra cosa.
Ramiro (Caponi). Arquitecto exitoso, amigo de mucha confianza de Nacho y Lucía, pero sobre todo amigo de él, a quien conoce desde siempre. Para Ramiro, su amigo siempre fue el faro y el ejemplo de hombre de familia, buen padre y exitoso empresario. Pero últimamente eso ha estado cambiando. Desde que Rama, comenzó un noviazgo con Cleo (22), toda su vida se ha dado vuelta en el mejor sentido. Está pleno, gozando de una vida que jamás había soñado tener. Lo dificultoso es ver ahora a su amigo desmoronarse no solo en el aspecto familiar sino desde lo emocional. Encendido por la chispa de su reciente noviazgo, ve la vida con más colores y matices. Pero esta misma nueva mirada lo pone en un dilema: ¿cuál es el mejor consejo para su pareja de amigos, separarse o seguir juntos? En definitiva, la gran pregunta detrás de todo: ¿en qué se transforma el amor cuando se transforma?
Cleo (Hochbaum). Es un espíritu libre, un ser humano abierto a todas las experiencias que le ofrece la vida. No le importan las definiciones ni tampoco le preocupan las etiquetas. Es fresca, espontánea, curiosa, todo le llama la atención. Es una expresión de vitalidad. Canta, actúa, baila, escribe. Habita la tierra poéticamente. Es un torbellino para todo aquel que esté cerca, nada ni nadie queda libre de su presencia. Es inocente e impura a la vez, suave y tosca, pacífica y desafiante, madura e infantil. Seductora por naturaleza, hace que todos posen su mirada sobre ella.
Actúa con confianza y no le teme al ridículo, porque no espera ninguna aprobación de los demás: se siente bien con quién es y eso le proporciona mucha seguridad. Es una persona con un alto nivel de autenticidad. Si ella canta, no importa hacerlo bien o mal: lo que importa es cantar. Y esa es su filosofía de vida. En el presente está perdidamente enamorada de Rama, un arquitecto 20 años mayor, pero la edad no parece ser importante en su escala de valores. Solo le importa la energía, la esencia, la humanidad de ese otro u otra en el que deposite su amor. Y la autenticidad.
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