Tenía 21 años, talento, éxito, facha. Rick Allen era el baterista de Def Leppard, la banda británica que la estaba rompiendo en todos lados a mediados de la década del 80, y nada en su vida podía ir mejor. Pero el 31 de diciembre de 1984 un evento desafortunado lo dio vuelta todo, de forma literal.
Allen -nacido en Dronfield, Reino Unido- conducía su Chevrolet Corvette por la A57 rumbo a la fiesta de fin de año de su familia, en Sheffield. Esa ruta, para muchos la más peligrosa de la región, fue culpable y testigo del accidente fatal.
Rick contaría después que el conductor de un Alfa Romeo que pasó a su lado lo había estado provocando, cerrándole el paso, sin permitirle pasar. Indignado con esta situación y con la sangre joven en ebullición, Allen intentó adelantar a su espontáneo rival y perdió el control al ignorar una curva peligrosa. A alta velocidad, el coche completó el terrible desenlace: el Corvette pasó por encima de un muro de piedra y quedó tirado en un campo aledaño.
El terror de cualquier baterista es que le pueda pasar algo a sus extremidades: en ellas reside su talento. Y a Rick Allen le pasó lo peor: cuando salió despedido del auto, su brazo izquierdo fue cortado. El cinturón de seguridad no estaba bien colocado, el vehículo terminó boca abajo, y Miriam Barendsen, su pareja, inmóvil en su asiento. Ella se salvó, pero Rick sufrió una herida fatal.
Fue Miriam quien encontró a Rick tirado en el campo y pudo pedir ayuda a los pocos autos que pasaban. En uno de ellos iba una enfermera que les realizó los primeros auxilios hasta que fueron trasladados al hospital. Una vez internado y atendido, Allen tuvo la oportunidad de que le volvieran a colocar el brazo que había perdido. Una infección posterior hizo que se lo tuvieran que amputar.
El último disco de Def Leppard, Pyromania, los había convertido en súper populares, algo que buscaban desde que se habían formado en Sheffield, en 1977. La banda estaba en su mejor año, eran los reyes de la radio y de los canales de televisión, también eran referentes para los nuevos grupos de rock pesado. Eran estrellas. El accidente de Rick fue una cachetada para el resto de sus compañeros… ¿Cómo iban a seguir?
Rick llegó a Def Leppard siendo aún menor y, cada vez que había que firmar algo, lo hacía su padre en nombre suyo. La banda lo había adoptado por su talento y todo lo que sumaba al grupo, pero esta situación era muy diferente y compleja.
Hace unos años el cantante del grupo, Joe Elliott, habló en una entrevista radial sobre esta incertidumbre en la que se encontraron cuando su baterista se accidentó. “Nunca pensamos despedirlo debido a un accidente. Esa no es la manera británica de hacer las cosas. Cuando Rick perdió su brazo, no podíamos poner un cartel de: ‘Se busca batería’”, explicó el vocalista. Pero también fue sincero: él y el resto de la banda esperaban lo peor: “Estaría mintiendo si no pensáramos que, pasado por lo que acababa de pasar, probablemente no tocaría la batería otra vez. Estuvo dos o tres días hasta que salió del coma en el que estaba. Una vez que estuvo en posición vertical, nos dijo: ‘Creo que pensé en una forma de seguir tocando la batería’. Me recuerdo a mí y a Phil (Collen, guitarrista) mirándonos y pensando, ‘Sí, son las drogas las que hablan’”.
Elliott y la banda retornaron el trabajo en el álbum que estaban preparando usando una base de batería que Rick ya había grabado. Ese boceto era el demo de lo que iba a ser Hysteria y había mucho por hacer. Después de escucharlo hablar, sintieron que tenían que apoyar a Rick: si él se lo proponía, iba a volver. “Le permitimos que siguiera con esa idea que nos dijo, simplemente reflexionando sobre cómo mover todo lo que hacía con el brazo, a la pierna. Luego tuvo que ponerlo en práctica, y se encerró meses con un kit de batería electrónica”, recordó Joe.
El baterista volvió manco y renovado, tenía mucho más para dar: su carrera volvía a empezar. Y mejor. Elliott no podía creerlo: “Nunca vimos cómo aprendió. Habría sido un error flotar sobre su hombro, verlo volver a aprender a tocar, así que lo dejamos solo unos cuatro o cinco meses. Recuerdo que entró en la sala de control del estudio en Holanda y dijo: ‘Quiero que vengan a escuchar algo’. Todos entramos allí sin saber qué esperar, pero él comenzó a tocar el principio de ‘When The Levee Breaks’, de Led Zeppelin, y fue asombroso”.
A mediados de 1986 volvió a dar un show en vivo con Def Leppar. Rick Allen estaba de vuelta y era imparable. Joe lo recuerda patente: “Los primeros dos o tres shows pusimos a un segundo baterista solo para darle confianza, pero un día este segundo baterista no pudo presentarse así que Rick no tuvo más remedio que tocar solo por primera vez en un escenario tras el accidente, sin ningún otro baterista de apoyo, y fue brillante. Todos alucinamos. A partir de ese momento, volvimos a ser autosuficientes nuevamente”.
Ni la banda ni los músicos tuvieron presión del sello discográfico, ni de su manager, y siempre se ocuparon de transmitir que lo mejor que podía pasarles era estar de acuerdo en todo. Sin peleas, sin grietas, la banda volvió al ruedo.
Con los años, Rick Allen se convirtió en un referente no solo para otros bateristas sino para millones de personas en el mundo que vieron en su historia un ejemplo de vida. Durante la última década se ha acercado a pacientes adolescentes con cáncer, niños con necesidades especiales, jóvenes en riesgo en crisis, familias de violencia doméstica y veteranos que han servido en Vietnam, Irak y Afganistán. Su altruismo le ha hecho ganar el Premio Humanitario de Maria Shriver’s Best Buddies of CA en 2002, y en 2012 también recibió el prestigioso premio Carry It Forward del Wounded Warrior Project.
Rick continúa su trabajo ayudando a otros a través del Programa Warrior Project Resiliency, patrocinado por su organización benéfica Raven Drum Foundation, fundada por él y su esposa, Lauren Monroe, cuya misión es apoyar a las personas en crisis a través de las modalidades de curación alternativas y el poder de la percusión.
En su página web oficial, Rick Allen anuncia cada una de sus acciones, tanto musicales como humanísticas, y en la sección store ofrece desde las clásicas camisetas de Def Leppard a otras con un dibujito que se ha convertido en su marca registrada: un hombrecito con un solo brazo que sostiene un palillo de batería.
Resiliencia, positivismo y trabajo duro son las claves que sacaron adelante al baterista, hoy de 56 años. Joe Elliot lo resumió así: “Hizo que todos volvieran a evaluar la forma en que nos organizamos. No estoy sugiriendo que las personas se quiten un brazo para mejorar su musicalidad: el accidente real no fue feliz. Pero con Rick, fue otro feliz accidente”.
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