“Anila es una amiga”, así presentó en sus redes sociales Marcelo Tinelli a Anila Rindlisbacher. La mujer de 50 años tuvo una enfermedad poco frecuente que la llevó a estar seis años en cama. Durante ese tiempo, su único entretenimiento era ver cada noche ShowMatch y así fue como se acercó al conductor. Hoy, ya recuperada, se prepara para nadar 21 kilómetros en aguas abiertas.
“Un día recibí una carta en mi casa de una persona que decía que era fanática del programa y me contó su historia. Es una grosa, nadadora de aguas abiertas y me contó que había padecido una enfermedad que la tuvo postrada seis años y que uno de sus entretenimientos, diversiones, alegrías se la dábamos nosotros a la noche”, dijo el conductor y ella lo interrumpió: “La única. Mis días eran muy tristes y amargos y esperaba tu programa”.
A partir de su historia Marcelo se emocionó, según el m ismo contó y a partir de ahí comenzaron a intercambiar mensajes: “Hoy nos vino a visitar, nos trajo regalos para que empecemos a nadar, pero quiero que ella cuente cuál es la enfermedad porque no tiene difusión y hay gente pasándola”.
Entonces, ella explicó en primera persona lo que le pasó: “Se llama inmunodeficiencias primarias (IDP). Es poco frecuente y difícil de diagnosticar, y gracias a vos (Marcelo) puedo llegar a mucha gente y mejorar su calidad de vida. Es difícil de diagnosticar, yo empecé con otitis, dolor de garganta, broncoespasmos, me quedé sin voz, empecé a tener llagas en todo el sistema respiratorio. La doctora Bezrodnik me dio a hacer unos estudios que solo se hacen en Stamboullian, me diagnosticaron y me dio el mejor mensaje que podía escuchar, ‘esto se puede tratar’”.
“Quiero que todos se puedan tratar y no tengan que pasar lo que pasé”, dijo y luego el conductor se dirigió a ella: “Me encantó conocerte, sos divina, dulce y somos vecinos, te quería invitar, saludarte y que te conozcan porque sos un ejemplo de resiliencia lo que se puede hacer, afrontar la dificultad y hacer deportes, nadar, sos un ejemplo de lucha, te felicito”.
Luego ella lo invitó: “Estás invitado a nadar conmigo”. Un tanto resignado él pidió: “No me hagas nadar diez kilómetros, hago 25 metros y me canso”. Y Anila, que extendió al invitación a Guillermina, lo alentó : “Vamos a ir de a poco”.
Hace un tiempo, en diálogo con Infobae, ella misma contó: “De la nada empecé a sentir dificultad para respirar y después me quedé afónica”, relata. “Nunca había sentido nada parecido. Me fui a casa, luego acudí a una guardia y me dijeron que tenía broncoespasmo. Nada grave. El cuadro empeoró. Volví al médico, que me recetó desinflamatorios para mis problemas respiratorios. Ya estaba desesperada, no lograba mantenerme activa ni descansar bien. Era imposible tener un vida normal. Todos me trataban los síntomas que presentaba, sin encontrarme causa. No tenían idea de lo que me pasaba”.
Hasta que finalmente dio con el diagnóstico: Inmunodeficiencias primarias (IDP). Una enfermedad poco frecuente que debilita el sistema inmunitario. Generalmente se detecta a temprana edad. Aunque a ella se le manifestó a los 36 años. El tratamiento fue lento, al poco tiempo recuperó su voz y a los tres años su calidad de vida.
Debido al sedentarismo comenzó a dolerle la cintura y tuvo lumbalgia, por lo que un traumatólogo le recomendó que hiciera natación: “Nadé unos metros, no recuerdo cuántos, pero me di cuenta enseguida que no me costaba. Me sentía bien en el agua, me gustaba”, dijo a este sitio sobre las primeras brazadas que dio. Asi descubrió una nueva pasión que no solo le mejoró la espalda, como su ductor le había dicho, sino el ánimo. Ahora, se prepara para nadar 21 kilómetros en el río Paraná.
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