Es una de esas series cuya mención produce automáticamente una sonrisa y un recuerdo feliz. Siete temporadas la convirtieron en un clásico al que siempre vale la pena volver. Gilmore Girls (o Las chicas Gilmore) cuenta la historia de Lorelai Gilmore (Lauren Graham) y de su hija Lorelai Rory Gilmore (Alexis Bledel). Lorelai tuvo a Rory a sus 16 años y aun siendo adolescente la crió sola. La poca diferencia de edad hace que, además de ser madre e hija, se sientan muchas veces como mejores amigas.
Las dos viven en el ficticio pueblo de Stars Hollow, en Connecticut. La temporada inicial arranca con Rory cerca de cumplir 16 años, la edad que tenía Lorelai cuando fue madre. La joven comienza a soñar con ir a Harvard y, para conseguirlo, busca primero estudiar en el colegio Chilton, una importante institución que le empezaría a abrir las puertas de su deseada universidad. Pero para acceder se necesitan fondos, y ambas deberán recurrir a los abuelos de Rory. Desde hace mucho la relación con ellos es distante. Emily (Kelly Bishop) y Richard (Edward Herrmann) pertenecen a la clase alta y tienen una fuerte posición social.
Este es uno de los varios conflictos de la serie, por supuesto, pero hay muchos otros. La historia gana con el correr de los episodios, a medida que nos vamos encariñando con los personajes. Todo el pueblo es adorable, por momentos delirante, casi siempre emocionante aún en la comedia. El corazón de la serie es la fuerte relación madre e hija de las protagonistas; ese es su centro y su encanto. La química de las actrices nos convence de que ellas son realmente parientes, las vemos crecer y madurar a lo largo de los años.
La bella canción de títulos, interpretada por Carole King y una de sus hijas, es el resumen de Gilmore Girls. La canción se llama “Where You Lead, I Will Follow” (”A donde me lleves, yo te seguiré”). La letra del tema describe el hermoso vínculo que une a las protagonistas. Más adelante, la propia Carole King tendrá un papel en la serie en una de las muchas presencias de lujo que tiene Gilmore Girls. Una de las actrices de la producción es Melissa McCarthy, quien con los años se terminaría convirtiendo en una estrella de cine.
Cuando se habla de grandes personajes femeninos en la televisión, esta serie es una referencia obligada. Las dos protagonistas son incomparables. El drama y la comedia sirven para exponer sus conflictos vinculados con la familia y la pareja, pero también la serie las muestra preocupadas y apasionadas con otras cosas. Ambas son lectoras voraces y Gilmore Girls tiene más de 300 menciones a libros, así como también a clásicos del cine. Son personajes de la vida real, con gustos de gente común, guionados en un universo irreal. Hablan de trabajo, de estudio, no solo de sexo o amor. Pueden charlar sobre periodismo o acerca de cuánto aman el café, de clases sociales o de un detalle trivial que surge en el pueblo.
Los diálogos de la serie son particularmente inspirados. Son graciosos y el timing del elenco los vuelve filosos, además de inteligentes. Aunque hay muchos momentos dramáticos, nunca se pierde el espíritu de comedia. Ambas cosas conviven, como pasa en la vida cotidiana. Y algo importante: los personajes tienen sentido del humor, algo muy difícil de lograr, mérito de la creadora de la serie, Amy Sherman-Palladino. Todo el elenco tiene talento para la comedia, pero ellas poseen sentido del humor, que no es lo mismo.
Esta serie con maravillosos personajes femeninos tiene también grandes personajes masculinos. Empezando, claro, por Luke (Scott Patterson), el dueño de una cafetería, bastante arisco y tímido, quien a pesar de su superficie osca es uno de los personajes más nobles de la serie. Gilmore Girls está marcada por un profundo humanismo, en todos los niveles. Los hombres no son machistas ni miserables. Algunos son más nobles que otros, pero en general son amables y comprensivos, con virtudes y defectos como las mujeres de la serie.
Aunque en el pueblo en el que transcurre la serie es inventado y pese a que la narración no está marcada por un realismo estricto, Gilmore Girls igual se siente como la vida real. La belleza luminosa de ambas protagonistas hace que esto sea posible. Verlas durante varios años ha generado con esta serie un vínculo afectivo que no todas consiguen, no en el sentido de sentirlas como parte de nuestra familia. Por supuesto que tiene cosas de sitcom, pero esta serie va muchísimo más allá, consiguiendo una conexión genuina con el público. Por ese motivo siempre es un placer y una alegría volver sobre sus episodios (disponibles en Netflix) y compartir un rato con Lorelai y Rory, las chicas Gilmore.
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