En una industria que cambia a un ritmo vertiginoso incluso ante los obstáculos que desde hace un año y medio viene presentado el coronavirus, es apropiado detenerse para analizarla. En ese sentido ocurre esta entrevista con Marcos Santana: el presidente de NBC Universal Telemundo Global Studios conoce como pocos este paño.
Desde sus oficinas de Miami, Santana -uno de los referentes en el mundo audiovisual de habla hispana- hace un balance sobre cómo fue adaptarse para no dejar de trabajar en plena pandemia. También habla del aprendizaje y de los costos extras que debe afrontar la industria frente a esta nueva realidad.
El empresario también monitorea los avances de la productora Underground, una división de Telemundo, con su plan de producción en la Argentina, realizando formatos nacionales e internacionales con los protocolos establecidos. Así, en la Ciudad de Buenos Aires se rodarán varios capítulos de La Reina del Sur 3, al tiempo que en el glaciar Perito Moreno y las Cataratas del Iguazú se filmarán los 10 episodios de la serie Diario de un gigolo, una idea original de Sebastián Ortega que tendrá como protagonista a una figura española.
—¿Cómo está y qué se encuentra haciendo en este momento?
—Bueno, trabajando. Trabajando muchísimo como siempre (risas). Pero desde hace bastante: básicamente no hemos parado, hemos estado rodando en distintos lugares de América Latina. Así que ha sido un real vía crucis porque ya es el segundo año que rodamos dentro de la pandemia. Entonces hemos tenido que adaptarnos a una nueva cultura, un aprendizaje de producción.
—¿Cuál fue el mayor cambio que tuvieron que afrontar, tanto en la parte de producción como en presupuesto?
—Ha habido una especie de metamorfosis en todos los aspectos. Es decir, ha cambiado, se ha transformado: los protocolos, desde la forma de escribir hasta la forma de ejecución. Me refiero a la forma de escribir porque todo el tiempo estamos previendo cambios de todo tipo, no solamente por el hecho de los contagios que pudiesen sucederse en alguna de las producciones que, hasta ahora, no se han dado por los estrictos protocolos que seguimos y también por el cambio de algunas legislaciones, entrada y salida de determinadas ciudades o países, etcétera. Ha sido un trabajo bien complicado.
—¿Qué fue lo más complicado?
—Arrancar. Ese primer paso de arrancar la producción cuando se declaró la pandemia, a comienzos de marzo del 2020. De hecho, fuimos los primeros en Estados Unidos en comenzar una producción. O sea, nadie había arrancado, ni Hollywood, nada, y nosotros dimos el primer paso retomando la producción de 100 días para enamorarnos, la adaptación de la original argentina, 100 días para enamorarse.
—¿Cómo fue el proceso de interrupción hasta retomar con las grabaciones?
—No se habían interrumpido, cerraron la producción. Despedimos a todo el mundo, todos se fueron a su casa. Habíamos rodado unos 50 capítulos. Habían quedado algunas escenas abiertas en capítulos hacia adelante así es que decidimos lanzarlos, como una primera parte. Tres meses volvimos a rodar y llamamos a todo el mundo. Fue como comenzar un nuevo producto, es decir, nuevas contrataciones y discusiones de contratos. Fue un nuevo panorama, súper traumático, porque además estábamos como acomodándonos a todo: la política no estaba muy bien definida respecto a los test, ya que en ese momento ni siquiera se hablaba de vacunas. Y fue duro, realmente fue duro. Sin embargo, arrancamos con todo el entusiasmo, con todo el apoyo y el talento del equipo. Y aprendimos. De hecho, tuvimos que montar, dentro de las locaciones en Miami, un cristal, un par de contenedores, por si sucedía algo, donde estaban los médicos. Nunca lo utilizamos: tomamos todas las precauciones. Hicimos un centro de testeos internos para tomar todos los test. Entonces fue, para tu segunda pregunta, costosísimo: regresar tuvo un costo elevadísimo. Y fue como una producción en paralelo a la producción.
—Con la llegada de las vacunas y luego de todo el aprendizaje adquirido por la pandemia, ¿qué proyectos nuevos están en proceso?
—Vienen muchas cosas. Acabamos de terminar el rodaje, realizado totalmente en Ajusco, México, de una serie de época: Malverde. Construimos un pueblo desde cero, con más de 3500 extras, caballos, etcétera. Ahí nos planteamos un reto gigantesco que cumplimos a cabalidad muy bien. En paralelo a eso acabamos de terminar de grabar una novela que se llama Parientes a la fuerza.
—Malverde iba a estar protagonizado por Fernando Colunga, pero finalmente el protagonista es Pedro Fernández. ¿Qué pasó?
—Sí. El proyecto inicialmente se había considerado con Fernando y digamos que, por temas debido a la pandemia y las situaciones que se vivían en ese momento, por cuestiones de tiempos también, tuvimos que replantearnos su protagonismo en esta obra. Pero fue de mutuo acuerdo. Es un buen amigo de la casa. De hecho, va a arrancar ahora con nosotros dos proyectos. Tuvimos la gran suerte de contar con Pedro Fernández que es, todos lo conocemos, un artista que comenzó a los seis años de edad, músico, actor, cantante, intérprete, compositor. O sea, es una persona muy conocida en el medio y que ha hecho un gran trabajo, una gran interpretación. Malverde es una leyenda para los mexicanos y para los centroamericanos, y él logró ponerle piel a ese personaje junto con el gran casting que lo acompaña. Pronto la vamos a estar estrenando. Tres grandes directores estuvieron en la producción: Carlos Bolado, Miguel Varoni y Sergio Osorio. Por cierto, que en el vestuario estuvo Julio, un argentino, un gran diseñador, que ha participado en grandes producciones en la Argentina. Lo llevamos de Buenos Aires hasta México, donde estuvo establecido casi un año. En todo el diseño de producción estuvo también una argentina: Valeria Fiñana. Estoy rodeado de mucho talento argentino. Y eso tiene que ver, desde luego, con Underground y lo que ha sido la adquisición. Ha sido muy provechoso porque ha habido un cruce importante de talentos entre los Estados Unidos, México y Argentina.
—¿Cuándo tienen previsto grabar en la Argentina?
—Acabamos de terminar las temporadas cuatro y cinco de El Marginal, que se grabó íntegramente en Argentina. Ahora, con la nueva estructura, vas a ver un Marginal mucho más grande, con una puesta en escena mucho más importante en todos los aspectos. Creo que venimos con algo fuerte en ese sentido. Estamos arrancando ya a grabar Diario de un gigoló.
—¿De qué se trata Diario de un gigoló?
—A Sebastián Ortega le serie le venía desde hace mucho tiempo dando vueltas en la cabeza. Empezamos a conversarla hace más de dos años y finalmente se dio. Es la primera producción internacional que vamos a hacer en la Argentina. Si bien van a participar actores y actrices argentinas, también participarán actores y actrices internacionales: vienen talentos de España, de Miami, de Los Ángeles, de México, de Colombia… Van a estar viajando a la Argentina; de hecho, ya están allá. Vamos a comenzar a grabar en tres semanas.
—¿Quién es el protagonista?
—¿Quién va a ser el gigoló? Te voy a dar un solo dato, no puedo darte más que ello: es un artista español que viaja de España a la Argentina a interpretar el rol. Pero no te puedo dar el nombre aún. Es una serie, digamos, que no está ni siquiera diseñada, ni está armada pensando en el mercado local argentino; es una serie internacional. Es la primera que haremos en Underground en Argentina con estas características. De todas formas, este año vamos a hacer en Argentina, solo de aquí a diciembre, cuatro producciones.
—Recuérdenos cuáles son.
—Las dos temporadas de El Marginal, Diario de un gigoló, una versión internacional de Historias de un clan y grabaremos una importante parte de la tercera temporada de La Reina del Sur.
—¿Qué nos puede adelantar de La Reina del Sur?
—Arrancó en Bolivia y ahí estuvimos un mes y medio grabando en La Paz, en el Alto, en Salar de Uyuni, hicimos tomas en Sucre, en Potosí. Una belleza y un material único que logramos en Bolivia. Después grabamos en México. Ahora estamos en Colombia. De Colombia vamos a Perú. Y de Perú vamos a la Argentina. Esta vez La Reina del Sur va a viajar por Sudamérica en una temporada en la cual nos hemos propuesto mostrar los lugares más importantes, significativos y representativos de cada región.
—Además de ser una ficción, es cultura, más arte.
—Es una historia de acción, una historia de intriga, de amor, un thriller, pero donde el recorrido y los parajes se van a dar en los lugares que estoy mencionando. En Argentina vamos a grabar, por supuesto, en la bellísima Ciudad de Buenos Aires, en el glaciar Perito Moreno, en el sur, en Misiones. Es decir, mostrando de cada uno de estos lugares, te repito, lo más bello y representativo, emblemático. Estoy seguro de que muchos latinoamericanos ni siquiera los conocen y menos los europeos, con lo cual va a ser una serie que, sin dudas, será una gran sorpresa desde el punto de vista de las locaciones. Es decir, nunca se ha hecho una serie latinoamericana en donde tú te hayas encontrado con eso, ver los glaciares en Argentina, a Buenos Aires, a Lima, a México, a Yucatán, a los cenotes, al peñón en Colombia, las misiones. Nunca se ha visto esa serie.
—Luego de semejantes producciones ¿cuál es su próximo desafío en lo personal y en lo laboral?
—Bueno, creo que siempre en esta industria hay cosas por hacer. Es decir, es falso que en esta industria puedas decir “ya he hecho todo”. Desde el punto de vista corporativo la empresa está en una constante evolución en estos momentos, de adaptación a los nuevos hábitos de consumo, al reto que significa mantener cierta audiencia lineal y no dejar de participar de forma activa en la televisión digital. Fijate y analizá, son muy pocos los canales de televisión en América Latina que están participando en estos momentos en ambos mercados. Nosotros, hoy, tenemos productos en HBO, en Netflix, en Hulu, en YouTube, en Peacock, en Movistar, y además producimos contenidos para el network. ¿Qué cadena de televisión está haciendo eso en español? Son pocas. Es decir, el reto no es fácil así que hay mucho para hacer. Y en lo personal, me faltan por hacer muchísimas cosas también. Pero entre otras respirar un poco. Creo que eso va a ser importante. Creo que todo creativo, todo productor, tiene que empezar en cierto momento a desacelerar y ver la evolución de la industria con cierta distancia. Eso es sano. Eso lo he recomendado yo siempre y siempre lo he practicado. Así que en ese tránsito estoy. Y tratando de observar, de aprender mucho. Porque todo lo que está sucediendo ahora en este momento, te lo escribo donde quieras, en tres, cuatro años todo va a estar diferente. Es decir, creo que todo ya se movió, todavía apenas comienzan a moverse, apenas han comenzado a moverse las placas.
—¿Cómo ve el comportamiento de la audiencia? ¿Vio algún cambio que le haya llamado la atención?
—Sí, definitivamente creo que la pandemia aceleró los cambios de hábitos de consumo a nivel mundial. Es decir, yo creo que la gente tuvo más tiempo de introspección, tiempo de entender, de medir sus tiempos, de programarse a sí mismo lo que quiere ver. Con lo cual cada individuo se está convirtiendo en un programador. Es decir, cada individuo programa qué ver, dónde, cuándo, cómo, a la hora que quiere y la cantidad que quiere. Y no importa el nivel sociocultural, creo que cuando tomo un taxi o converso con un jardinero, con cualquiera, le consulto qué está mirando y cómo mira la televisión o cómo consume contenidos, me encuentro con que la persona está mirando ya el contenido en cuatro, cinco, seis plataformas, incluyendo la televisión. Pero la televisión forma parte de un medio más de los que buscan para mirar contenidos. Sean deportes, sean noticias, sea ficción, sean realities, sea entretenimiento. Es decir, el hábito cambió. Creo que ha habido dos grandes momentos de la televisión: el primero, que viví y que recuerdo, no fue el cambio de la televisión blanco y negro a color.
—¿Y cuál fue?
—El primer gran cambio fue cuando apareció el control remoto. Recuerdo que en mi casa la pelea era cuando mi papá o mi mamá pedían que se cambie de canal, y, generalmente, nadie cambiaba, porque nadie se quería parar, es decir, se quedaban en un canal, y la gente era muy fiel a un canal, por el solo hecho de la incomodidad de estar cambiándolo. Cuando aparece el control remoto empieza el zapping, los canales de televisión tuvieron que empezar a competir, a ver cómo retenían la audiencia para que no se moviese. Porque era muy sencillo que cambiaran. Entonces eso fue un gran cambio, un inmenso cambio para la televisión porque fue un elemento de competencia fuerte que no se esperaba. Después de eso, el segundo gran cambio no fue, como otros pensarían, la aparición del cable. La aparición del cable eran más canales de televisión, más de lo mismo. El segundo gran cambio lo estamos viviendo hoy, que es la aparición de la televisión digital, donde las personas tienen la posibilidad de ver el contenido correcto, no importa dónde esté o en qué parte uno se encuentre, ver la cantidad que quieran, sin cortes comerciales. Entonces esos han sido los dos grandes cambios que en algún momento van a converger. Porque en estos momentos estamos prácticamente, entonces, en ese inicio en donde antes del control de cambios, que a veces es traumático, te debe pasar, saltar del cable a Netflix, una serie, a Amazon, en HBO. Entonces tenés que estar saltando de una plataforma a otra. Y pierdes tiempo, te desgasta. Con lo cual en algún momento va a aparecer ese control remoto digital, que nos haga mucho más fácil la búsqueda. Creo que eso todavía está por venir y que luego cuando eso suceda va a cambiar de nuevo el juego.
—¿Cuándo piensa que va a ser ese cambio?
—Eso no lo sabemos, pero sí pienso que en los próximos dos, tres, cuatro años. Te repito, el mercado va a dar otra vuelta importante.
—¿Qué mensaje le daría a los estudiantes, a los productores, a la gente que quiere hacer ficción, televisión?
—Bueno, que estamos viviendo en el mejor momento de creación audiovisual que ha habido en la historia. Es decir, en estos momentos es mucho más accesible poder llevar una idea o tener una idea que se haga realidad. Nunca ha habido un mejor momento que este. Uno, porque es mucho más sencillo acceder a los que toman decisiones. No tienes que pasar por tantos filtros para llegar a mí o para llegar a quienes deciden qué proyecto se hace o no. Dos, porque hay una multiplicidad de emisores, de canales, empresas interesadas y necesitadas de producir contenidos. Con lo cual al que tiene una buena idea, al que tiene un buen concepto desarrollado, el consejo que le doy es que no lo archive, no se frustre si en la primera o en la segunda o en la tercera puerta que toca le dicen que no. Hay que insistir, hay muchas plataformas. Siempre la selección de proyectos obedece a muchos factores, no tiene que ver solamente con la idea, quizás no es lo que yo estoy buscando para mi plataforma. Entonces, a veces, se le dice no a un proyecto no porque necesariamente la idea sea mala o porque el producto no gustó, es porque sencillamente no atiende a los intereses o los requerimientos de la productora, del canal, de la plataforma a la que se la presentaste. Con lo cual, el consejo es que hay que insistir y tocar las puertas, porque va a llegar un punto en donde si la idea es buena, las puertas se van a abrir.
—Para finalizar, ¿con qué características o reglas tiene que contar una persona para trabajar con Marcos Santana?
—(Risas) Tener talento, el número uno. Más talento que yo. La segunda, que sea una persona realmente transparente. Que sea una persona que tenga absoluta facilidad en comunicación, en decir cuándo le gusta o cuándo no le gusta. Se resume en la palabra honestidad. Y la tercera, y que justamente es igual de importante que la uno y la dos, es que tenga iniciativa. Esas tres son con las que yo me llevo bien.
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