En la cuarta gala de la tercera temporada, los 14 participantes de Bake Off Argentina se midieron en una prueba en equipos. Separados en dos grupos de siete, cada uno de ellos debió elaborar un postre típico de los bodegones argentinos, con algún diferencial en su preparación o en su presentación: vigilante, arroz con leche, panqueques con dulce de leche, sopa inglesa, flan con crema, mousse de chocolate y budín de pan, habitués de la carta de cualquier restaurante de época.
Dolli Irigoyen, Damián Betular y Pamela Villar fueron los encargados de asesorar las preparaciones, conocidas en mayor o menor medida por los participantes. Cada grupo, tenía un capitán a cargo, para distribuir los postres y brindar apoyo logístico y psicológico llegado al caso. Una hora cuarenta fue el tiempo para la preparación, que pareció transcurrir en velocidad 2x desde que la conductora Paula Chaves anunció que empezaba a correr el reloj.
En lo poco que lleva el certamen, Gino Minnucci se reveló como uno de los personajes más carismáticos de la nueva temporada. Es un joven de 22 años estudiante de ingeniería electrónica y oriundo de la localidad de Pérez Millan, partido de Ramallo al norte de la Provincia de Buenos Aires. Su estilo desfachatado y su look de boina lo destacaron por encima de sus colegas y en las redes lo bautizaron como “el gaucho de Bake Off”. Su perfil alto ya le trajo algunos inconvenientes con el jurado: “Estás canchereando en un primer programa. Yo hubiese venido a ganar”, le objetó Betular durante el debut. Sin embargo, el joven no bajó el perfil en la gala del jueves sumó a la temible Dolli Irigoyen al de las observaciones.
Gino estaba en pleno desborde de la preparación de su budín de pan, cuando Dolli y Damián se acercaron a su estación. “Echá más caramelo”, le ordenó blandiendo una fuente. “Te vas a quemar, Dolli”, advirtió el joven, lo que le valió el primer reproche de la experimentada cocinera: “¿Vos creés que yo me puedo quemar?”, señaló. Gino había empezado mal y siguió peor, cuando Betular advirtió las demoras en su estación: “¡Es para hoy, eh!”, lo apuró. .
En ese momento, el participante notó que había un desfasaje entre la tranquilidad que transmitía su cabeza y lo poco que había avanzado en su preparación. “Voy a hacer un milhojas de budín de pan”, informó, mientras Dolli salvaba el caramelo de que se queme en la hornalla. “¿Con vos no se va a estar nunca tranquilo, no? Quiero que lo sepamos desde ahora que nos estamos conociendo”; apuntó Betular ante el joven, cada vez más desbordado. “¡Gino necesita ayuda!”, gritó el ex Masterchef Celebrity, mientas su colega hacía malabares para ayudar al participante.
Gabriel y la capitana Kalia acudieron a su auxilio, pero Dolli ya había tomado la batuta y a esa altura se hacía lo que ella decía: “¿Sabés qué pasa? Yo te vi. Estuviste tres horas haciendo esa cantidad. ¿Para qué tanta cantidad? , preguntó señalando una parva de frutos secos. Los nervios no le dejaron responder al joven, y la chef aprovechó para dar su estocada. “Esa gorrita te tapa las ideas. Te la vamos a volar”, apuntó en referencia a su tan amada boina.
De fondo, Betular bailaba, sonreía y parecía disfrutar del cuadro hasta que se compadeció y se puso manos a la obra para rescatar a Gino. “Vamos miti y miti con el premio, ¿no?” bromeó mientras estiraba un pionono. “Los llevo un fin de semana a Pérez Millán”, ofertó con orgullo por sus pagos, pero la propuesta no fue bienvenida. “A Cancún”, retrucó el jurado.
A la hora de las devoluciones, como era de esperar, el de Gino no estuvo entre los postres más destacados. “La idea no es mala, me gusta la idea de hacerlo en capas, pero quedó muy dulce. Antes de empezar a armar, pensá, probá y después llevalo a cabo”, señaló Pamela Villar, que percibió al gusto el descontrol de la estación de cocina. “No es reversión, no es budín de pan, no sé qué es”, sentenció Betular, aunque cerró con un mensaje esperanzador: “Espero que mañana puedas venir y que con un bocado te digamos ‘muy bueno, Gino”, agregó. El buen desempeño de su equipo lo ubicó en el bando de los ganadores aunque él sabe más que nadie, que tiene mucho por mejorar.
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