A Mickey Rourke se le podría llamar el hombre de las mil caras. No tanto por la variedad de papeles que ha hecho, sino porque su rostro ha mutado a lo largo de los años. Pero el actor, objeto de burla desde hace tiempo, tiene una filmografía y una carrera que ya quisieran muchas estrellas estables y exitosas en Hollywood. 69 años cumple este jueves 16 de septiembre. Y vale la pena repasar los motivos por los cuales se ganó su lugar en la industria del cine, y luego lo perdió.
Diner (1982) fue el primer trabajo de Mickey Rourke que llamó la atención. Ya había hecho varios títulos importantes, pero acá se destacó por su actuación. Su década del 80 no fue menos brillante. En 1983 trabajó en La ley de la calle (Rumble Fish), el filme de culto dirigido por Francis Ford Coppola. Manhattan Sur (1986) fue otro gran título que marcaba un rumbo de actor de grandes ambiciones. Aunque un primer extraño giro en su carrera lo cambiaría todo.
En 1986 sería el protagonista de Nueve semanas y media, junto a Kim Basinger, un descomunal éxito de taquilla y un clásico del cine erótico de todos los tiempos. Más allá de la calidad del filme, Rourke se convirtió en un sex symbol total y la canción “You Can Leave Your Hat On” mantuvo vigente la llama de esta película hasta hoy. ¿Pero se sentía cómodo Mickey con este nuevo encasillamiento? Aunque su papel era ambiguo, como a él le gustaba, el mercado se lo estaba comiendo vivo.
En Corazón satánico (Angel Heart, 1987) trabajaría junto a Robert De Niro e iniciaría una enemistad que llegaría hasta el presente. Se llevaron muy mal durante el rodaje y Rourke nunca se calló su mala opinión sobre su compañero de elenco. En 2019 llegó a decir que De Niro le había bloqueado la posibilidad de trabajar en El irlandés, la película de Martin Scorsese. Los problemas de Rourke no fueron solo con este filme, pero su esplendor en la industria estaba a punto de terminar, su gloria había durado menos de una década.
Al arrancar los 90, decidió volver a su pasión de la adolescencia: el boxeo. Comenzó así un derrotero que complicó su carrera actoral, daño su rostro y lo llevó en una nueva dirección. Pasó incluso por Argentina: visitó en la cárcel a su ídolo Carlos Monzón, cumpliendo condena por el femicidio de Alicia Muñiz, estuvo con Susana Giménez en su programa y armó un show bastante absurdo con una pelea a tres rounds en Ritmo de la Noche, de Marcelo Tinelli.
Años más tarde también lo entrevistaría Ricardo Fort, cuando Mickey ya era un personaje exótico y desgastado, aunque había logrado una oportunidad para regresar. Algo tanguero, Rourke siempre está volviendo.
Su vida personal era tan complicada como su carrera actoral. Llegó a renunciar a una película porque no permitieron que su chihuahua apareciera en ella. Tuvo separaciones escandalosas y conflictos con la ley. Y sin embargo recibía ofertas de grandes directores. Rechazó a Quentin Tarantino para Pulp Fiction, pero aprendió la lección y le dijo que sí a Robert Rodríguez en más de una ocasión. Francis Ford Coppola, Sean Penn y Sylvester Stallone lo convocaron para sus proyectos y poco a poco retomó su carrera.
¿Qué veían los grandes de Hollywood en él? Tal vez algo que no se puede inventar: percibían las marcas de la vida en su rostro y en su actitud. Así fue avanzando hasta encontrarse con varios roles importantes. Fue muy valorada su actuación en Sin City, la película basada en el cómic de Frank Miller, y su amigo Stallone lo volvió a convocar en Los Indestructibles (The Expendables). Sin embargo, sería otro director independiente el que le daría un rol inolvidable.
Darren Aronofsky supo que tenía en Mickey Rourke el protagonista perfecto para El luchador (The Wrestler). El personaje calzaba como un guante para el actor: el veterano que parecía vencido pero que no se entregaba y buscaba mantenerse en la pelea era la historia del propio Rourke. Ganó el premio BAFTA, el Globo de Oro y una gran cantidad de reconocimientos más. Obtuvo una nominación al Oscar, pero el ganador fue finalmente Sean Penn.
Al mismo tiempo fue escogido para ser el villano en Iron Man 2, lo que le permitió ser conocido por las nuevas generaciones. La gracia de Mickey Rourke es que sus rostros en el cine y sus apariciones públicas son tan diferentes cada vez que es imposible diferenciar ficción de realidad, maquillaje de operaciones, personaje de actor. Entre estos proyectos importantes que destacamos cosechó una extensa filmografía de bajo presupuesto y películas olvidables que filmó una tras otra.
Llega a los 69 años con un puñado de películas famosas y títulos imprescindibles. Diner, La ley de la calle, Nueve semanas y media, Manhattan Sur, Corazón satánico, Mariposas de la noche, Código de honor, Érase una vez en México, Sin City, El luchador, Los indestructibles, Iron Man 2 y algunas joyas más que podrían sumarse a su rara pero encendida filmografía. 69 en la vida de alguien como Mickey Rourke son como diez vidas de cualquier otra persona.
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